Medidas simples pueden reducir de forma notable el riesgo de sufrir un derrame cerebral
por Mónica Silva Cárdenas
2001
Un accidente cerebrovascular (ACV), también conocido como derrame cerebral, ocurre cuando se interrumpe el flujo de sangre hacia una parte del cerebro, lo que impide que las células cerebrales reciban oxígeno y nutrientes. Esto puede deberse a un bloqueo en una arteria o a la ruptura de un vaso sanguíneo. Los síntomas suelen aparecer de forma repentina e incluyen dificultad para hablar, parálisis en un lado del cuerpo, pérdida de equilibrio y visión borrosa.
Cualquier persona puede sufrir un ACV, aunque el riesgo aumenta con la edad. Factores como la hipertensión, el colesterol alto, la diabetes, el tabaquismo y el sedentarismo elevan significativamente las probabilidades. También puede afectar a personas jóvenes, especialmente si tienen antecedentes familiares, enfermedades cardíacas o consumen drogas. Reconocer los signos tempranos y actuar rápidamente es clave para reducir daños y mejorar las posibilidades de recuperación.
Hábitos para prevenir un ACV
El Dr. Sean Duke, neurólogo especialista en accidentes cerebrovasculares del Centro Médico de la Universidad de Mississippi, afirma que la mayoría de los derrames cerebrales son prevenibles con pequeños cambios cotidianos en el estilo de vida.
Entre los factores que más impactan se encuentran el sedentarismo y una alimentación poco saludable, promovidos por un entorno que favorece el uso de dispositivos móviles y comida barata y altamente procesada.
Duke resalta que adoptar una dieta de estilo mediterráneo, rica en frutas, verduras, cereales integrales y aceite de oliva, mientras se limita el consumo de carnes rojas, alimentos ultraprocesados y bebidas azucaradas, ayuda a controlar el colesterol, reducir la obesidad y mantener la presión arterial en niveles saludables.
También enfatiza la importancia de caminar al menos 10 minutos al día como medida mínima para reducir significativamente el riesgo de accidente cerebrovascular; idealmente, se recomienda alcanzar al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada o 75 minutos de ejercicio intenso.
El especialista insiste en que hay que dejar de fumar por completo y limitar el consumo de alcohol, ya que ambos hábitos incrementan la presión arterial y el riesgo vascular. Además, sugiere realizar chequeos médicos regulares para controlar factores como hipertensión, colesterol alto, diabetes o fibrilación auricular, condiciones que aumentan el riesgo de un derrame y que pueden gestionarse con intervención médica y hábitos saludables.
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