El toreo venezolano salió a hombros en Nuevo Progreso en una tarde en la que El Chihuahua se lesionó
por Mundotoro
Por Guillermo Leal
Inobjetable fue el triunfo que ayer logró Jesús Enrique Colombo, y no sólo por su tauromaquia, sino porque se convirtió en el primer torero venezolano que logra salir en hombros de una plaza exigente y que marca diferencia en México, como el Nuevo Progreso, cortando dos orejas, en una corrida donde Antonio García ‘El Chihuahua’ consiguió una de mucho peso y con una faceta poco conocida, la de saber estar a la altura de una plaza de la grandeza del coso tapatío.
Ayer, la afición convencida, solicitó inclusive para Colombo las dos orejas, en su primero, aunque solamente le hayan concedido una; y luego, su actuación obligó a que, por mayoría, le asignaran otra de su segundo, lo que supone el inicio de un vínculo que puede ser muy importante para el torero y para el toreo, porque el sudamericano es de esos completos, entregados, rotundos; es decir, muy variado, pero que no se conforman con ello, sino que cuando se tiene que torear bien, y se puede, lo hace.
Así sucedió en su primero, de La Playa, de serias pero bonitas hechuras, al que lanceó con gusto, para después compartir con sus compañeros de cartel las banderillas. Desde que se puso con la muleta delante del norteño animal, se vio que venía a demostrar quién quería mandar. Su toreo por bajo, poderoso, desdeñoso, pero al mismo tiempo templado y bueno, hizo concebir esperanzas que se cristalizaron en el venezolano que fue ganándole terreno al toro para seguir mandando, hasta que al astado no le quedó más que doblegarse, entregarse y aunque no lo hizo con clase, precisamente, tuvo obediencia y nobleza.
Colombo le estructuró una faena con muletazos de mucho sentimiento, algunos hasta con profundidad. Cuando parecía que todo estaba hecho, se pasó cerca de los pitones dando muestras de que el valor es también parte de su sólida tauromaquia, la cual rubricó de una estocada entera, certera y funcional.
Y mientras llegaba su segundo, Colombo estuvo siempre bien colocado, pendiente de la lidia, lo que además de agradecer habla de que está en lo suyo, que México también le interesa, y más una plaza como la tapatía, de la que salió en hombros porque con su segundo estuvo entregado, por momentos gladiador ante las embestidas nada fáciles de un Barralva serio, enrazado y avispado.
Jesús Enrique sudó en verdad el traje de luces para con oficio, valor y técnica no sólo bien aprendida, sino perfectamente ejecutada, conseguir una lección de un torero ambicioso que, de seguir así, en México va a tener mucha cancha, porque exige lo que merece, y luego en el ruedo lo corresponde.
Una cadena que pocos consiguen, pero que Jesús Enrique, mientras le abran cancha, -como ayer ofreciéndole ocupar el sitio del maestro Ferrera, lo que le supuso un honor; aprovechará las oportunidades, porque tiene muy claro que ahora quiere cosechar tantos años de sacrificios, malas caras y desdenes que, los toreros de acá, siempre tienen allá, aunque allá, digan que no es así.
Una oreja de mucho peso consiguió también Antonio García ‘El Chihuahua’, quien dejó de lado esa imagen de torero de recursos que le da muchos triunfos en plazas más pequeñas, para estar a la altura del Nuevo Progreso, de la seriedad que amerita la plaza y su afición, y además de la variedad, anduvo firme con un astado noble de Campo Hermoso, pero al que había que torear bien y aguantarle sus remisas embestidas.
A su segundo de Barralva, muy serio, ofensivo con un par de astifinos pitones, le hizo lo que pudo, concediendo que no está acostumbrado a los toros de encaste español y cuando intentó matar se le recrudeció una lesión en el hombro, que, al final ya no le permitió seguir, teniéndose que ir a la enfermería y dejando que Colombo terminara con la suerte suprema lo que hizo con facilidad, aunque el tiempo que llevaba Antonio, hizo que sonara un aviso.
Román Martínez tuvo momentos de valor como cuando recibió a su primero, de La Venta del Refugio, con gaoneras saliendo del toril en los medios de la plaza, luego el astado se movió mucho pero no con calidad y a punto estuvo de írsele vivo al tapatío que se puso pesado con el acero.
Y el que sí se le fue, pero de las manos, resultó el sexto, de los tres de Barralva, el muy bueno. Le intentó hacer las cosas bien, pero no supo en realidad cómo por su falta de experiencia y sitio. Y aunque nunca se echó para atrás, con ese astado pudo haber ido hacia adelante, porque el toro bravo tuvo clase y hasta nobleza, solo que era un toro con edad y así se comportó.
Al final la corrida resultó interesante porque la presencia seria de los toros, la variedad del tercio de banderillas y luego las tres orejas cortadas, ninguna de ellas de pacotilla, hicieron la tarde.
Ficha del Festejo:
Plaza de toros de Nuevo Progreso de Guadalajara, México – . Cerca de cinco mil espectadores. Toros Campo Hermoso (1º), La Playa (2º), La Venta del Refugio (3º) y Barralva, bien presentados y desiguales de juego.
• ANTONIO GARCÍA ‘EL CHIHUAHUA’, oreja en el único que mató
• JESÚS ENRIQUE COLOMBO, oreja, ovación tras aviso en el que mató por El Chihuahua y oreja
• ROMÁN MARTÍNEZ, palmas tras dos avisos y silencio
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