A la situación económica se unen los ataques de los políticos separatistas
Hasta las autoridades económicas europeas han recurrido a
la metáfora taurina para decirles, a los políticos españoles, que tienen
que agarrar por los cuernos el toro de la crisis. Si ésta afecta a
todos los sectores económicos, no podía quedar inmune la Tauromaquia: en
definitiva, un espectáculo, algo no imprescindible. ¡Y vaya si lo ha notado!
Salvo contadas excepciones (San Fermín, la Feria de Otoño), el descenso de espectadores ha
sido grande, en todas las Ferias: ha habido muy pocos llenos; se han
podido conseguir entradas, sin problemas, en todos los cosos. Si se mira
la evolución de los últimos cinco años, el resultado es muy
preocupante.
La reducción en el número de festejos afecta especialmente a muchos Ayuntamientos medianos o pequeños; y, sobre todo, a las novilladas (gravadas ahora con un tipo mayor de IVA): eso compromete seriamente la formación de los profesionales.
En las Plazas de titularidad pública,
agravan el problema las condiciones desmesuradas de los pliegos de
adjudicación, al exigir un canon y un número de festejos que ya no se
ajustan a la realidad actual del espectáculo.
La crisis económica afecta de modo especial a los ganaderos de reses bravas: según parece, bastantes se están viendo obligados a vender sus toros al matadero, a precio de carne.
Situación inviable
¿Ha sabido reaccionar la profesión taurina ante estos
problemas? Me temo que no. En alguna reunión, han coincidido todos en
que la Fiesta, tal como hoy se organiza, es inviable económicamente;
que, si se quiere que acuda la juventud, hay que bajar los precios de las entradas. Pero todos quieren que la rebaja en sus ingresos la hagan los otros: no es nada nuevo, en España.
A ese panorama se unen los ataques a los toros de los políticos separatistas
(ése es el nombre exacto, como ha precisado el maestro Antonio Burgos).
Como siempre, los taurinos han pecado por optimismo. En San Sebastián,
Bildu ha anunciado ya su decidido propósito de que no haya más toros,
en la Plaza de Illumbe. Y el Bloque Nacionalista haría lo mismo, si
llegara a gobernar en Galicia. (Por motivos presuntamente ecológicos,
los ataques a las corridas se están extendiendo a países
hispanoamericanos como Colombia, Ecuador y hasta México).
Noticias positivas
Frente a todo esto, ha habido también algunas noticias
positivas para la Fiesta: la presentación en el Parlamento de una
Iniciativa Legislativa Popular, con más de quinientas mil firmas, reunidas por la benemérita Federación Catalana; la decisión del Consejo Constitucional francés que
avala la Fiesta, gracias a la inteligente labor del Observatorio
Nacional de Culturas Taurinas y la Unión de Villas Taurinas; la vuelta
de los toros a TVE,
después de la larga etapa de Zapatero (aunque, por el momento haya sido
sólo una corrida, retransmitida en directo, con buen éxito, desde
Valladolid). Pero el Ministerio de Cultura sigue
sin comprometerse de verdad, declarando oficialmente que las corridas
forman parte del Patrimonio Cultural español, para blindarla eficazmente
ante futuros ataques, y como paso previo para intentar que declare lo
mismo la Unesco.
El G-10, inoportuno
En el terreno organizativo, esta temporada ha sido la del
G-10: un grupo de figuras reclamaban sus derechos de imagen televisivos,
gestionados por una empresa, al margen de sus apoderados. El
planteamiento era inadecuado y el momento, absolutamente inoportuno: tenía que terminar mal...
Despedidas
Recordemos que, esta temporada, han dicho adiós Pepe Luis Vázquez hijo, Julio Aparicio, Cayetano, Francisco Rivera Ordóñez y El Fundi.
Estamos conmemorando el centenario de la alternativa de Joselito el
Gallo y seguiremos haciéndolo el año que viene con Juan Belmonte: las
dos figuras máximas, los dos polos, en la historia de la Tauromaquia.
¿Lograrán unirse los profesionales taurinos para hacer una
Fiesta más auténtica, más emocionante, más viable económicamente, más
atractiva? Lo dudo mucho. Pero si no lo hacen...
Los toreros
Por distintas razones, no compiten con los demás, siguen su propio camino, Enrique Ponce y José Tomás.
El primero, en la fase final de su carrera (que nadie sabe cuánto
durará), busca disfrutar, depurar su estética, eligiendo bien los
lugares: sin dejar Bilbao, aumentando su presencia en Hispanoamérica. El
segundo ha limitado su temporada europea a tres corridas: dos en cosos
españoles, no de primera categoría (Badajoz y Huelva), y una, en Francia
(Nimes). No ha explicado sus motivos. La estrategia
ha resultado buena para él, con grandes éxitos, pero no para la Fiesta:
lástima que no hayan podido disfrutar de su arte en los principales
cosos españoles. ¿Cambiará de táctica en la próxima temporada? Es la gran incógnita.
El Juli pagó su protagonismo en el G-10 con la exclusión en
varias Ferias; desde mediados de temporada, ha reaccionado con casta,
obteniendo muchos triunfos. Los percances alejaron de los ruedos a Manzanares,
que, al final, se consagró rey de Sevilla, abriendo de nuevo la Puerta
del Príncipe. Con la irregularidad propia de los llamados artistas, Morante de la Puebla ha dejado varias faenas para el recuerdo; inicia ahora una nueva etapa, al dejar a Curro Vázquez y ser apoderado por una empresa mexicana.
Un peldaño por debajo, Alejandro Talavante ha conseguido notables éxitos pero quizá le ha pesado la larga temporada. Iván Fandiño sigue muy firme hacia arriba, con la baza segura de sus grandes estocadas. Perera ha concluido también muy seguro pero irregular con la espada. Muestran su buena clase El Cid y Diego Urdiales.El Fandi, espectacular banderillero, continúa encabezando el escalafón, por el número de corridas. Daniel Luque sigue siendo promesa de figura. David Mora ha alternado éxitos con cierta irregularidad. La más prometedora recuperación ha sido la de Javier Castaño, lidiador clásico, frenado por varios percances. (Lleva con él y da protagonismo a un gran picador, Tito Sandoval, y a un extraordinario banderillero, David Adalid, que recupera suertes clásicas).
Un caso aparte es el de Juan José Padilla, verdadero héroe popular, que ha entrado en mejores carteles y ha toreado con más clasicismo que nunca.
Entre los rejoneadores, continúa la competencia de Diego Ventura, segurísimo y espectacular, con Pablo Hermoso de Mendoza, maestro clásico. Y se incorpora a la primera línea Leonardo Hernández, con éxitos resonantes.
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