domingo, 11 de noviembre de 2012

Dicen en los mentideros taurinos...de México


Por: Manola Cobas | Especial

   
Rumores, chismes y un poco de humor con tono taurino
Lío de capotes de paseo
Curioso lío de capotes de paseo se formó el otro día en la segunda Corrida de Calaveras de Aguascalientes, cuando el propio Arturo Macías y Eder Gutiérrez, el ayuda del mozo de espadas de Sergio Flores, rivalizaron en una carrerita por ver quién era el primero en entregar el capote de paseo al señor gobernador, que engalanaba su palco acompañado de varios taurinos, entre ellos el risueño matador Arturo Saldívar. Y resulta que cuando Macías se dio cuenta de que el enviado de Flores se adelantaba por el callejón para entregar el capote de paseo del matador tlaxcalteca al mandatario local, El Cejas aceleró el paso por el ruedo para ganarle "la competencia". ¿Qué pasó entonces? Que don Carlos Lozano no lo dudó y colocó el capote de Macías delante de su barrera, enviando el otro capote unos cuantos lugares más lejecitos. De sobra se sabe que existe una buena amistad entre el indómito Cejas y "el gober" hidrocálido, y que este tipo de corridas se deben, precisamente, a su decidido apoyo a la Fiesta.

Igualito que al rey de España
El domingo anterior en la Plaza México, Joaquín Sabina fue motivo de tres-brindis-tres por parte de los toreros del cartel (Talavante, Macías y El Payo), evocando así esas tardes de "famoseo" en la Corrida de Beneficencia en Las Ventas de Madrid, cuando acude el rey don Juan Carlos y los espadas le dedican, protocolaria y respetuosamente, la muerte de sus respectivos primeros toros. Aquí la cosa fue más informal –y quizá más entrañable–, pues el cantautor madrileño de la voz aguardentosa tiene muchos amigos toreros, siendo José Tomás su brother más íntimo y el más representativo de aquellos "que peinan coleta" (como escribían los revisteros antaño). Así que se agradece que personajes de talla mundial como Sabina acudan a los toros, pues su presencia en una plaza es la demostración más fehaciente de que la tauromaquia es un caudal de inspiración para los artistas.

El último paseíllo de su vida
La terrible muerte de Armando Montes nos sacudió a todos. ¡Caray, qué manera más triste de marcharse, y siendo aún tan joven! La mayor paradoja, quizá, haya sido que hace apenas unos días, el pasado viernes 2 de noviembre, hizo el último paseíllo de su vida en la Monumental de Zacatecas, como sobresaliente del mano a mano entre Enrique Ponce y Juan Pablo Sánchez. Y ni siquiera tuvo oportunidad de dar un lance; vamos, de que le dejaran hacer un quite, aunque fuera ratonero, que decían los toreritos de los pueblos. ¿Qué les costaba? Nada. Así es la vida de misteriosa… y de ingrata o de cortita, a veces. Por eso hay que ser generosos, disfrutar a tope y vivir apasionadamente. Nunca se sabe donde nos encontrará La Catrina. Desde aquí, nuestro pésame sincero a la familia del matador zacatecano, y que Dios lo guarde. Nos quedará el recuerdo de su entonada faena de la reciente Feria de Zacatecas, y esa afición desmedida que le llenaba el alma.

¿Quién se queda con Autlán?
La "rumorantes" taurinos, y no porque sean precisamente morantistas, que está muy de moda serlo, andan especulando quién será el próximo empresario de la famosa Feria de Autlán de la Grana (me resisto a llamar al pueblo "De Navarro", según reza su nombre oficioso). Y todo apunta a que será un influyente ganadero tapatío el que se va a quedar al frente de la plaza "Alberto Balderas" para organizar las corridas de carnavales en febrero de 2013. Hay quien afirma que ya tiene contratado a El Juli y a Pablo Hermoso como base de sus carteles, además de que habrá una corrida concurso de ganaderías (¿dónde escuché yo esa idea tan buena?). Pero también se comenta en los mentideros que el extravagante Don Bull quiere reaparecer en la escena taurina y anda "perreando" la feria, y ya hasta se dio el lujo de entablar algunas conversaciones con apoderados para contratar a sus toreros. ¡Ah qué cosas tiene la vida, Mariana!
Don "Rafa" volvió a librarla
El popular y reconocido apoderado don Rafael Báez volvió a ser operado (tal como ocurrió el año anterior), pues hace unas semanas se puso malo de la barriga (¿alguien pensó en gatos, verdad?) porque presentaba una oclusión intestinal... ¡Ajajá! Y fue atendido de urgencia en el Hospital Muguerza de Monterrey. Ahora ya está listo, con su talante alegre y dicharachero a flor de lengua, listo para acudir el próximo martes 13 –¡chacos! – a la presentación del libro del maestro Eloy Cavazos, programada en el Restaurante Arroyo a las 18:00 horas. Así que ahí lo saludaremos, deseándole que, a sus 87 tacos bien cumplidos, siga adelante con sus enseñanzas taurinas ahora en las tertulias de café, en la tranquilidad de un retiro ganado a ley después de andar para arriba y para abajo (como tanga de "lumi") durante más de 42 años, y en casi la totalidad de corridas que toreó El Pequeño Gigante, que fueron nada más y nada menos que un total de 1808. Se dice fácil, ¿no?

Nadie ha dicho "yo"
El furor del centenario del natalicio del maestro José Alameda parece que se encendió y se apagó en Zacatecas con el gran homenaje que se le rindió. Desde luego que hubo charlas buenísimas de parte de varios colegas, pero hubiera sido bonito haber organizado algo también aquí en la capital, ya que no en vano, el sensible poeta madrileño tenía su corazoncito clavado en esta ciudad, donde gozó la vida, ejerció su oficio de cronista taurino (siendo un gran poeta, claro está) y dejó de existir en enero de 1990. Pero nadie ha dicho "yo" para organizarlo. Seguro que don Jaime Rojas Palacios no se hubiera olvidado de hacer algo, no obstante que tuvieron sus rencillas cuando el maestro se enteró de que el promotor cultural y Nacho Solares iban a publicar su libro "Las Cornadas" y el maestro Alameda se adelantó con su brillante obra "Crónica de sangre". A ver si alguien, in extremis, levanta la mano y se apunta un gol organizando un eventito entre cabales, aunque sea, para rememorar a ese pedazo de humanista como fue don José, sobre todo ahora que faltan menos días para conmemorar la fecha de su nacimiento.

Coba fina, tres décadas después
El torero de la sonrisa eterna, Ernesto Belmont, ya no sabe ni que inventar para darse cobita. Eso sí, siempre fina o "finiiiiíssssima", que dijera un torero calé cuando le sirvieron un Tío Pepe sin saber lo que era esa bebida espirituosa de aristócratas jerezanos. Ahora envía boletines de prensa a tutiplén, ya sea desde el correo de su pomposo gabinete de prensa o del gabinete de prensa de "Formaficióntaurina", que para el caso es la misma vaina, como dicen mis hermanos de sudamérica. Y por supuesto que recordamos aquel trincherazo con el sombrero charro, pasaje mágico que plasmó el raudo pincel del maestro Reveles y dejó ahí para la posteridad en carteles que se han impreso hasta la saciedad. Efemérides simpáticona, sin duda, pero no tanto como para hacer mucha bulla. Porque si no entonces, dentro de unos 25 años, Víctor Mora dirá que él también toreó con un sombrero charro en La México. Y no sólo eso, sino que tuvo la osadía de calárselo hasta las orejas para dar una tanda más de naturales. Chorradas, hombre, que no charreadas.

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