Cuando
pocos pensaban que en la tradicional plaza de la Santamaría no se
volverían a presentar corridas de toros, por lo menos durante la
alcaldía de Gustavo Petro, inesperadamente la Corte Constitucional
decidió lanzarse al ruedo con una sentencia que dejó vivita y coleando
la fiesta brava, no solo en la capital sino en otras ciudades que, como
Medellín, habían decidido prohibir las corridas o evitar que los toros
fueran sacrificados al terminar la faena.
Tras revisar varios artículos de la Ley 916 de 2004, que fijó el Reglamento Nacional Taurino, la Corte dejó en claro que los alcaldes y gobernadores no tienen facultad para prohibir las corridas de toros donde hay plazas permanentes y tradición taurina, y por el contrario ratificó, tal y como lo ha hecho en otras cuatro sentencias anteriores sobre el tema, que esta es una actividad cultural, amparada por la Constitución y las leyes, sobre la que no deben caer las acciones "riesgosas y jurídicamente injustificadas de las autoridades locales". Además, la Corte aclaró que en las plazas de toros permanentes, como la Santamaría, Cañaveralejo, en Cali; la Macarena, en Medellín o la Monumental de Manizales, entre otras, no se requerirá de autorizaciones previas de las autoridades sino una simple carta con ocho días de anticipación del festejo.
Aunque la sentencia no tiene nombres propios, sin duda es una respuesta a las acciones tomadas a principio de este año por los alcaldes de Bogotá y Medellín, quienes decidieron por su cuenta imponer sus principios y creencias sobre una actividad que, si bien puede ser cruel y anacrónica para las mayorías, es legal y hace parte de la cultura nacional, como las peleas de gallos, las corralejas o el coleo. En lo que sí fue taxativa la Corte fue en reafirmar que las corridas de toros no pueden recibir recursos públicos y que solo el Congreso podría modificar esa situación mediante una nueva ley y tras un amplio debate nacional.
La sentencia de la Corte abrió el segundo tercio de una corrida que los taurófilos capitalinos daban por perdida. La Corporación Taurina de Bogotá, que ha estado al frente de la fiesta brava de la Santamaría, le solicitó al Distrito la plaza para su tradicional temporada. "Independientemente del uso que el Distrito le quiera dar a la Santamaría o de las ideas del alcalde, la sentencia de la Corte los obliga a permitirnos usar la plaza para corridas a nosotros o a quien se lo pida, pues no se requieren contratos ni permisos ni autorizaciones ni puede ser prohibida por nadie en la capital", dijo Felipe Negret, presidente de la Corporación Taurina. Ahora bien, sobre el tema también hay un reciente fallo del Tribunal de Cundinamarca que obliga a Bogotá a realizar una licitación o concurso para escoger la empresa que va a efectuar la temporada taurina.
Sin embargo, la Alcaldía ha empezado a mostrar toda clase de finuras para hacerle el quite a la sentencia. Elemir Pinto, director del Idrd, dijo que "si bien el texto de la sentencia no se ha publicado, no hace referencia específica a la Santamaría y no es retroactivo. Además no hay un contrato vigente para las corridas y en la ciudad los bienes públicos no pueden destinarse al maltrato de animales, tal y como quedó consignado en el Plan de Desarrollo". Incluso se habló de que la plaza sería sometida a un reforzamiento antisísmico para hacerle el quite a la sentencia.
A su vez, desde el Palacio Liévano se informó que el alcalde no había prohibido las corridas en Bogotá, sino rescindido un contrato con la Corporación porque estos se negaron a evitar el sufrimiento y la muerte del animal. "Lo paradójico del asunto es que la Ley 916 de 2004, que fue aprobada en la Cámara de Representantes con el voto positivo del entonces representante Gustavo Petro, establece que las corridas deben ser a tres tercios y con la lidia del toro, y si aceptáramos no matar a los animales, como nos lo propuso el alcalde en su momento, estaríamos prevaricando", dijo Negret. A su vez Jaime Córdoba Triviño, exmagistrado de la Corte, dijo que el fallo es claro y taxativo al obligar a los alcaldes de las ciudades en los que hay tradición taurina a fomentarla, así no estén de acuerdo con ella.
Todo indica que a pesar de la clara sentencia de la Corte, la faena para que los toros regresen a la Santamaría apenas comienza. En la arena había dos posturas irreconciliables, pero ahora con el fallo de la Corte, los amantes de la fiesta brava recobraron la esperanza de volver a oír los clarines en la plaza. Semana.com
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