jueves, 13 de junio de 2013

CESAR, OCHO DECADAS DESPUES

Por  Nelson  Hernández  Ramírez
           
 Varias   veces he  conversado,  en  Caracas  y  ciudades  del  interior venezolano, con aficionados   taurinos   de  edad  longeva.  Los  hay  de  ochenta  años  y  más,  como  mis   queridos Pepe  Cabello y  Omar  Carnevali y  de menos como  el  muy  distinguido  Boris  Piñero Fuenmayor.
Solo  cito   un trio,  porque  hay otros.  Todos   me   han  referido  la  cercanía  en afectos  y  buena  amistad  con  el  ilustre venezolano César  Antonio Girón Díaz (César  Girón),  tan tempranamente fallecido   a  la  edad  de  treinta  y  ocho  años.
César  podría  estar  con nosotros,  tal como lo  están  los  aficionados  citados,  defendiendo  la  buena  causa  de la  fiesta brava  nacional  y  promoviendo  iniciativas.   Claro,   mi  expresión   es  más  un  deseo  que  una rogativa  al  Todopoderoso,  que  lo  llevó  a  su  reino,  como un designio.
Ocho décadas  después  de su nacimiento  en  una  barriada  capitalina,   mantenemos  muy  vivo  el  trato  que  tuvimos  con esta  figura nacional   y  mundial  de la  tauromaquia,  y  cada  día lo  revivimos  con emoción  y  pasión   nacionalista,  porque  se   trata  de uno  de los  humamos  emblemáticos  de nuestra   sociedad.
 Hoy,  nos  corresponde   evocar  su presencia  y  sus   miles  de  noticias  publicadas  en  los  diarios   de gran circulación.  Para   entenderlo  de mejor manera, digo  que  sus  hazañas  en  la  gran  prensa  eran como   ahora  mismo    se publican las  portentosas  actuaciones  de  Miguelito  Cabrera en  la  gran  carpa  estadounidense.
Guardando   las  distancias,  debo confesar   que  la presencia    en  la  sociedad  venezolana de César Girón,  su  gravitación  por  encima  de la tauromaquia era  superior   a la  de  cualquier  beisbolista  de  ahora.
El   sitial  de  primera  figura nacional   en los años cincuenta  y sesenta logrado  por  el  triunfador  torero solo  se  compartía  con  el  Presidente    de la  República, con   la  modelo Susana  Duijn,  con  el  cantante   Alfredo  Sadel  y  con  el  campocorto caraqueño    Alfonso  Chico Carrasquel.  Algunos me agregaràn   a  Luisito  Aparicio,  y estoy   de  acuerdo.
Era  un acontecimiento  la presencia   gironera  en  una fiesta  o  acto benéfico,  en  cualquier lugar  del país, porque   además   de la fama César  tenía   calidad en el  trato  y  una bondad   de la que hablan   cientos  de  beneficiarios.
El nuevo cumpleaños del  inolvidable maestro   César Girón  nos  encuentra  en la circunstancia  de tener cerrada  la plaza  de toros  de  Caracas, donde  en su  entrada  está  una   hermosa  estatua  de cuerpo entero  que lo   muestra   en  el paseíllo  y  en cuya   arena  quedaron  dibujadas faenas  de  alta  calidad  y  superior   reconocimiento.
No obstante  sus  hazañas   en  todos  los  países  taurinos,  hoy  he querido dejar como  centro  de  este  artículo,  el  hecho   o  la  posibilidad de que  con ochenta  años,  César   ha  podido  estar con nosotros – seguramente  con    libros  enteros  de  sus  memorias -  de no  haber sido  por  ese absurdo  accidente  que  le arrebató  la  vida en la autopista  regional  del  centro.
Al  recordar  su   fecha natal,  elevo  mis oraciones   a  Dios, nuestro Padre, por  su alma y  también  por  sus   padres Don  Carlos   y Doña   Esperanza, al  igual  que  por sus entrañables    hermanos y toreros  Curro, Pepe  Luis, Rafael  y Efraín.

No hay comentarios: