sábado, 12 de octubre de 2013

“ABRIR FRONTERAS”

Autor: Javier Fernández-Caballero

En una ocasión, a Juan Belmonte se le ocurrió la idea de torear quieto. No lo habría hecho nadie hasta la fecha, ni siquiera se le había pasado por la mente a su rival “Joselito”. Nadie. El toreo era movimiento y, si bien éste último instauró la base organizativa en la lidia que hoy día heredamos, el milagro templado que al “Pasmo” trianero le vino a la mente buena marimorena armó en esto de la historia.


Años después, “Manolete” prendió de un pico la muleta y, sutilmente, y agarrándola por la espalda, se pasó tan cerca los pitones que sus propias luces olían al “cuerno quemado” que lo mataría en Linares. Nació la manoletina. Joaquín Bernadó, cambiando la moneda, en la flor de su carrera contravino al “Monstruo” cordobés haciendo lo mismo pero al revés: llamémosla “bernadina”.

Casi en el umbral del pasado siglo, el último niño torero que ha llegado para quedarse observó que en los pueblos gustaba el movimiento, la vistosidad, la alegría: ¡siendo aún infame novillero! Vio que la chicuelina la conocía hasta el barrendero y, observando con cariño el envés del capote, lo usó como objeto de cite y giró su cintura para rubricar su todavía iluso concepto novilleril en aquel quite. La “escobina” vino a la luz.

Cuatro historias que, narradas sin el nexo creativo que las unen nada tendrían que ver. Ni relación, ni futuro ni chichiribailas. Cuatro como mil, que son las que ha construido una historia basada en la creatividad como pilar clave para sustentar la emoción que caracteriza a la tauromaquia. Vayamos acostumbrándonos. El periodismo taurino está de fiesta porque la Fiesta abre su limítrofe fronterizo. Las manos sobre la cabeza de todos aquellos que ven en la prensa rosa un mero engañamentes barato puede dotar de un tinte especial la difusión del toreo. Ya no hablamos de la vida personal del torero, sino del interés mediático –no entiendan esta palabra como el taurinismo interno está acostumbrado, sino como un punto de interés social- desde otro ámbito de demanda de la escala ciudadana.

Que la moda taurina es una hilipolled no hace falta escucharlo en la séptima localidad de la cuarta fila de la andanada del seis en Madrid. Twitter te lo dice, te lo cuenta, te lo describe con detalles e incluso te lo ilustra con su #postureo incluido. Ahora bien, la utilización de la moda taurina no como fin –que puede serlo y lo es- sino como medio para que ese público específico se interese por el capote real que mimetiza su bolso, el borlón dorado que porta su hombrera o el excelso dibujo con aroma neomudéjar que su pendiente muestra es la clave. Ahí fructifica la creatividad. Ahí están nuestras fronteras. Ahí es donde la afición en potencia nos marca un camino de trabajo del que a priori –y con una mente despejada de los pájaros hereditarios que en ocasiones revolotean por el taurino de a pie- podemos salir beneficiados.

Que “Hola” presente de nuevo su sección taurina hace que ese espíritu creativo  no sólo sea una realidad, sino una expectativa de nueva afición a medio plazo. Con puntualizaciones, pues no piensen que la verdad del toreo vaya a contarse cada semana en un medio no específico… ¡faltaría más!
Hoy, y más que nunca, la sociedad necesita de nuevos horizontes en los que fijar su mirada. Si esos valores taurómacos los hermetizamos en simples fichas de secciones culturales que todos pasan rapidito en los diarios puede que estemos marcando el camino de nuestra derrota: pongámoselos pues los valores del toreo en bandeja a la sociedad, hagamos en forma de canapé lo que este espectáculo cruento pero no cruel tiene que decir al mundo. Espectáculo de vida que, si nos dejamos amedrentar por ese “los medios qué dirán de él” no formamos sino la idea de que el espectáculo de muerte realmente muere. Sólo la idea, que no la realidad, que es la que en verdad está viva.

Ser creativo. El mundo lo puede cambiar una idea y son las mentes más brillantes las que, llegando a los más brillantes lectores, pueden hacer que el medio cerrojo de esa Puerta Grande social dé el otro medio giro necesario. Y entre esa necesidad y ese giro de tuerca no hay  sino el mínimo umbral de una idea. Una maldita idea. Una puñetera idea que salva el proyecto. Llamemos al proyecto Fiesta y a la idea nuevo periodismo. Eso sí, vestido de veracidad y oro, pero con los remates en creatividad.

El nuevo camino se llama “Hola” y la nueva ejecutora Marta González. Que temple sus artículos con la gracia que un progenitor imprimió en los dotes templados de su concepto taurómaco. Enhorabuena y gracias por esta nueva senda, Marta. Mediaveronica.com

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