COLOMBIA
Estimado Dr. Jorge Arturo:
Ya antes me había dirigido a usted agradeciendo sus favorables crónicas de mis Toros. (Eso no es gracia)
De nuevo me dirijo a usted para manifestarle que hoy también estoy
de acuerdo con la óptica que plasmó en su crónica sobre mi novillada
lidiada en Toros y Ciudad. Solo le faltó anotar, quizá por que usted es
una persona por demás correcta y ecuánime en sus notas, que lo que lo
que INFORTUNADAMENTE vimos fue una mansada espantosa.
Ningún
ganadero quiere salir para quedar mal con el público, con los toreros,
con la crónica o con él mismo. Pero esto de los Toros es así. Cuando
menos se piensa se juntan los malos (en este caso los mansos). Así como
el criar toros muchas veces nos da alegrías incomparables, también, como
en este caso, nos da tristezas y verguenzas mas dolorosas de lo que la
gente cree.
Por otro lado siempre he sostenido que el único
camino que puede ayudar a la fiesta para que no siga perdiendo adeptos
es el de la verdad. Esta sociedad de "elogios mutuos" y de tape tape en
que está convertida nuestra actividad en Colombia solo sirve para
desprestigiar cada vez mas nuestro espectáculo taurino. (Ojo que los
aficionados no son tontos) Siga adelante con su objetividad, que quienes
hoy puedan no comprenderla la agradecerán mañana.
Saludos.
Jorge Gutiérrez Gómez
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