Paradojas de la Fiesta: las plazas de toros no tienen burladero para los ganaderos
Cuenta la leyenda que un hombre cuyo oficio atiende al nombre de ganadero es el guardián de la materia prima de la Fiesta brava.
Un bohemio y alquimista que trata de escudriñar los misterios
indescifrables de la casta, un hombre que no conoce de lluvias y fríos
polares, tormentas y calores abrasadores, de relojes con alarmas que se
anticipan al quiquiriquí del gallo. Los ganaderos, mantenedores de la bravura española, criadores del animal sin el cual la tauromaquia sería misión imposible, son los héroes olvidados en las plazas de toros. Sí, como leen. Esparcio para el servicio eléctrico en el callejón-R. P.Pongamos que hablamos de Madrid. ¿Sabían que en Las Ventas, capital del toro, hay 31 burladeros?
¿Y sabían que ninguno es para los ganaderos? Pues así es y así se lo
contamos: un desprecio a un hombre/mujer esencial en el toro. Existen
burladeros para empresa, administración, apoderados, fotógrafos,
monosabios y hasta servicio eléctrico, pero para el
ganadero, el héroe sin el que la Fiesta se extinguiría, no hay hueco en
el callejón. Quienes se llevan la palma en «butacas» en primera línea
son los miembros de la Comunidad de Madrid, con más
burladeros que ningún sector del toro (por cierto, ni uno al sol que
recuerde en la «vuelta al callejón» que me tomé el gusto de dar para
visionarlos uno a uno): seis exactamente, bastante amplios...
Claro
que no son los políticos (algunos) los que ningunean (el ninguneo en
este país suele ser a la tauromaquia en general) a los ganaderos: es
también el propio mundo del toro. ¿Dijo toro? Sí, pues
el que lo cría parece ser el que menos pinta. Por no pintar, ni un
triste rótulo en el callejón de los cosos... Paradojas de la
tauromaquia. Burladero de mayoraless-R. P.Tremenda la ironía:
los políticos, que en general arriman poco el hombro de verdad con la
cosa taurina -salvo honrosas expepciones-, disponen de más hueco que
nadie. 31 burladeros 31, sí, y ninguno para los criadores de toros de
lidia, que viene a ser como si el entrenador de un equipo de fútbol no
tiene sitio junto al banquillo y se tiene que colocar en el «tendido».
Que sí, que un ganadero no va a gritar a un toro que embista -aunque
alguno haga más aspavientos que Simeone-, pero, además de las
cuadrillas, ¿alguien tiene más derecho a ocupar el callejón que un ganadero? Sí, los políticos. Bueno, el artífice de la obra «burladeril» se tiró el «detalle» de hacer uno -de los más minúsculos- para los mayorales. A ver si con la reforma, dentro del presupuesto, se incluye uno para una «derrama» de «burladero para ganaderos».
Un año más, este San Isidro,
veremos entradas de todo tipo en los tendidos: medias entradas largas,
tres cuartos, casi llenos, llenos a rebosar y también varios «No hay billetes». Eso sí, el callejón colgará cada tarde ese ansiado cartel. Qué tendrán los burladeros... Burladeros de Empresa y otras modalidadesDelegado de Autoridad y Reservado(NOTA:
la ausencia de burladero para ganaderos no es solo en Las Ventas,
«también en cualquier otra plaza de España», como nos apuntó Borja Domecq a
un grupo de aficionados en una de las contadas tertulias taurinas de
hoy, poniéndonos sobre la mesa algo de lo que, al menos yo, tenía
desconocimiento: «No hay burladero para nosotros. Somos los olvidados,
pero la culpa es nuestra, de dentro». Preguntamos a Victorino, que dice:
«No nos tienen en cuenta pese a mantener el espectáculo. Y en Madrid,
al menos los mayorales están a la sombra, pero en Sevilla están a la
solanera. En México, por ejemplo, sí hay para ganaderos. Otra cosa
distinta luego es que un ganadero prefiera o no ir a un callejón...»)
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