Era el 6 de mayo de 2016, tras su grave doble cornada, cuando quedó para el recuerdo de Madrid un imborrable momento con él y una increíble ovación. Aquel día volvía un bravo. Hoy lo hace también.
Cultoro
Fortes se prepara para su vuelta, la que toda la afición espera. Un torero que está macerando el enorme concepto que lleva dentro, que se está recuperando por fuera -porque por dentro siempre lo ha estado- para seguir siendo libre en una plaza de toros. Así es su toreo... y de la mano de Luisito sellará su futuro.
Era el 6 de mayo de 2016, después de su grave doble cornada, cuando quedó para el recuerdo de Madrid un imborrable momento con él y una ovación tras el paseíllo. Aquel día fue sentida y de ley. Fue la expresión espontanea de una plaza que se rinde a quien había pagado con sangre el privilegio de caminar su arena y, aún así, le agradecía a la vida una nueva ocasión de destocarse ante este tendido. Fortes estrenaba nombre en los carteles venteños. Estrenaba vida y estrenaba hasta expresión.
Era el reconocimiento al bravo que se anunció la misma tarde que dos que quisieron serlo ante los mansos de chiqueros. Fue él, el malagueño que se fue en silencio, el que menos artificios enseñó para lidiar animales y concurrencia. Ya tenían todos lo suyo con la que amenazaba con caer.
Aquel día volvía un bravo. Hoy lo hace también.
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