jueves, 2 de abril de 2020

Menos muertes en Italia, pero el peligro está latente

CDesinfecciones frente al Duomo de Milan, las calles desiertas
CDesinfecciones frente al Duomo de Milan, las calles desiertas (foto: ANSA)

Por Matteo Guidelli y Luca Laviola
(ANSA) - ROMA, 1 ABR -

Con la curva de contagios que se mantiene firme sobre la "meseta" indicada por los científicos y el incremento del número de víctimas recortado a la mitad en una semana, Italia se alivia.

    Pero la pandemia sigue siendo, como dice el premier Giuseppe Conte, "una herida que nunca podremos sanar". En ese contexto, el gobierno decidió extender restricciones y cuarentena hasta el 13 de abril, día de Pascua.

    "No debemos bajar la guardia" repiten tanto el presidente del Consejo de Ministros como el ministro de Salud, Roberto Speranza.

    Los funcionarios saben muy bien cuál es la indicación que llega de los expertos: mantener rígidas las medidas de contención y el distanciamiento social para evitar que los resultados obtenidos se vean frustrados y el virus retome su carrera loca, especialmente en las regiones del sur.

    "No estamos en condiciones de aflojar las medidas restrictivas", confirmó Conte dirigiéndose directamente a los italianos. "Aún no podemos aliviar las molestias y evitarles los sacrificios a los que fueron sometidos", se sinceró.

    En resumen, es necesario olvidarse de las salidas de Pascua y Pascueta, como dice el jefe de la Protección Civil, Angelo Borrelli. "Irse a fuera?. Absolutamente no. Debemos quedarnos aún en casa",a pesar de la tradición festiva delalmanaque, recalca.

    El nuevo decreto de Conte, que entrará en vigor el próximo 4 de abril con el vencimiento de las medidas anteriores, confirma por lo tanto todas la disposiciones vigentes, desde las limitaciones a los desplazamientos al cierre de las actividades no esenciales, continuarán. Y prevé un mayor presión para todos los deportistas. A partir del sábado "están suspendidos los eventos y las competiciones deportivas de todo tipo y disciplinas, en lugares públicos y privados" y "están suspendidas las sesiones de entrenamientos de los atletas, profesionales y no profesionales, en el interior de las instalaciones deportivas de todo tipo".

    Fue el ministro Speranza el que explicó por la mañana, en el Senado, porque es necesario prolongar los cierres.

    "Atentos a los optimismos fáciles que pueden frustrar los sacrificios hechos: no debemos confundir las primeras señales positivas con una señal de cese de alarma", afirmó el ministro.

    "La batalla es aún muy larga y errar en los tiempos o anticipar las medidas sería frustrar todo", graficó.

    Quien esperaba entonces alguna apertura por parte del gobierno -las empresas principalmente- deberá aguarda al menos hasta el 13 de abril.

    "Si nos relajamos todos los esfuerzos serían en vano -repitió el premier- y pagaríamos un precio altísimo, además del costo psicológico y social. Seríamos obligados a recomenzar de nuevo, un doble costo que no podemos permitir".

    Conte, por otra parte, desmintió que ya se haya decidido un prolongamiento hasta el 3 de mayo y prometió, "si los datos se consolidan", una "reducción de las medidas", aunque no puede garantizar que esto "sucederá desde el 14 de abril". Lo que indicó, sin embargo, es el camino a seguir.

    "Debemos programar un retorno a la normalidad que debe ser hecho gradualmente y debe permitir a todos, en perspectiva, volver a trabajar de forma segura", añadió.

    Significa que estas dos semanas servirán para entender qué reabrir, con qué modalidad permitir la reanudación de algunas actividades, cuales espacios de libertad se podrán restituir a los ciudadanos.

    Los datos, en tanto, justifican un cauteloso optimismo pero, de ningún modo, permiten considerar atenuada la emergencia. La curva del contagio continúa desacelerándose, tanto que en comparación con hace una semana el incremento total de los contagios pasó del 7,53% al 4,52% y los actuales positivos del 6,28% al 3,78%.

    Una tendencia que vale también para las terapias intensivas y para las víctimas: el incremento de las primeros cayó del 2,74% al 0,30% de incremento y el de los decesos de 10,01% al 5,85%. Aunque todo lo oscuro sigue ocurriendo, se observa una desaceleración.

    Pero los números absolutos siguen siendo impresionantes: 80.572 personas actualmente están enfermas, de las cuales más de 28.000 están en el hospital, 4.035 en terapia intensiva. Los muertos son 13.155 víctimas, con un incremento en un solo días de otras 727 personas que perdieron la vida.
    Y si no bastase están también los datos de Istat (el ente estadístico oficial italiano), que confirma las dimensiones de la catástrofe: en marzo, dice un reporte, se duplicaron los fallecimientos en el norte respecto al promedio de 2015-2019; en Bérgamo el incremento fue del 337%; en Brescia, Piacenza y Pesaro más del 200%. Por lo tanto, se debe continuar con las medidas y con los sacrificios, para evitar la saturación de los hospitales y de las terapias intensivas. Y para impedir que el contagio llegue de manera masiva al sur, que es el verdadero miedo de todos los expertos en este momento porque, si eso ocurriera, las estructuras sanitarias no soportarías el impacto. (ANSA).

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