sábado, 25 de mayo de 2024

Los mojicones de Don Chuy Moreno en la Merideña cumplen 64 años

Por Igor Puentes 
Hubo una época en nuestra ciudad de Mérida donde, aparte de la visita a sus muchos atractivos, los turistas llevaban entre sus recuerdos los dulces abrillantados y los panes, entre estos el famoso mojicón. Tengo grabada en mi memoria el apuro mañanero de mis familiares zulianos quienes, al preparar su regreso, primero tenían que ir a la panadería Merideña, pues no se podían ir sin sus correspondientes mojicones. 
No era la única, por supuesto, había varias y de calidad. Pero la Merideña, creada por Don Jesús “Chuy” Moreno a principios de los años 60 del siglo pasado, es una referencia. Nos cuenta su hijo, Domingo Alberto “Lenin” Moreno, que su padre le puso mucho celo a sus mojicones, que preparaba con mantequilla pura, de la de antes, y de allí su particular sabor y consistencia.

El conocido emprendedor y empresario, junto a sus hijos, consolidó el negocio de donde surgieron otras panaderías de renombre como la Sierra Nevada, El Llano, la panadería Los Sauzales, que luego quedó en manos de otros propietarios, entre otros negocios. 

Pero la Merideña sigue siendo referencia siempre en su sede original en la calle 33 entre avenidas 3 y 4, primero en una antigua casona y luego en el moderno edificio Carmen. Allí todavía Rosa Fernández, quien tiene 49 años trabajando en la panadería, sigue preparando sus marroncitos y sirviendo pastelitos, por cierto, muy apreciados.

8 comentarios:

Diego rey dijo...

Estudie toda mi carrera en Mérida

Anónimo dijo...

Excelente legado de Don Chuy Moreno

Anónimo dijo...

Todo Es Exelencia y Sus Panes Son de Inigualable Degustación

Anónimo dijo...

Don Chuy Moreno excelente persona amigo genuino que lo caracterizó el sentido común amplio en lo que hacía con cariño honestidad y buena vibra bendiciones

Anónimo dijo...

Mi apreciado amigo y hermano Domingo Lenin Moreno felicitaciones mi querido amigo

Anónimo dijo...

Excelentes recuerdos de esa bella Merida pueblerina de los años 60. Vacacionar allí era estar en un paraiso. No recuerdo los mojicones pero si las deliciosas acemas y el pan dulce que era una maravilla. Regresar a la casa sin las compras de todo eso era imperdonable.

Anónimo dijo...

Que bonita historia,
La Panadería Merideña sigue siendo un icono , con la excelente atención que la caracteriza.

Antonia Franco Hernández. Felicitaciones, excelente narración y simil espectacular con lo que vivimos. Un saludo. dijo...

Y qué me dicen de aquellos bizcochos enrollados, mi mamá me los encargaba!