Jesús Ramírez "El Tato"
Hay temas en el mundo taurino que por muchas explicaciones no es posible entenderlos. Por ejemplo, los hermanos Campuzano, José Antonio y Tomás, ampliamente conocidos de la afición venezolana, ocuparon destacados puestos en el escalafón de figuras de Europa y América y en plenitud de condiciones se retiraron ambos, dejando huellas de honradez profesional, dedicándose luego a descubrir y apoderar toreros que ascendían como la espuma.
El caso es que José Antonio descubrió al francés Sebastián Castella, lo formó en su casa y llevó a figura y entre otros famosos tomó también a Roca Rey, vecino suyo en Gerena, y estando ya en plena cima, José Antonio no le sirvió más, y últimamente llevaba al joven matador Lalo de María, hijo de María Sara y ya se fué de sus manos a las de Martínez Erice.
Igual ocurre con Tomás Campuzano que una vez que guardó los avíos toreros hace 25 años, descubrió a Daniel Luque "El Dandy" y en pleno ascenso terminó la relación con el apellido Duque, ya sonando en los despachos. Luego luchó con otros nombres, Jesús Diez "El Chorlo" entre ellos y el aragueño "Leonardo de Maracay".
Nunca abandonó el barco el incansable soñador Tomás, descubriendo valores en tentaderos y escuelas taurinas y bolsines, hasta que se topó con el mexicano Bruno Aloi, un joven que ha sabido llevar con extraordinaria dirección artística y que el pasado año toreó 20 novilladas en España con dos destacadas actuaciones en Las Ventas.
Éste joven azteca con antecedentes taurinos en su familia, hijo del rejoneador Giovanni Aloi y la ganadera Mónica Hernández y hermano del rejoneador Fauro Aloi, dejó los estudios y se fué a España a la Escuela Taurina de Madrid donde estuvo dos años, y luego aguantó la pandemia encerrado, y cuando estaba a punto de regresar a su país, Tomás Campuzano lo tomó para enderezar su carrera a tal punto que tras los éxitos seguidos en cosos hispanos, triunfó en La México y recientemente en la Feria de Cali.
Y ahora sin más, Bruno Aloi termina sorpresivamente la relación con Tomás, quedando Justo Jiménez a su cargo en España y Mario del Olmo en México.
Tomás no se viene abajo, inicia el nuevo año representando a Mariscal Ruíz, hijo de Luis Mariscal y sobrino de Salvador Cortez, igualmente con Daniel Fernández y como maestro de la Escuela Taurina de Los Salesianos.
A veces pareciera que el toreo no es más que un simple choque y confluencia de intereses e ingratitudes en cuya lucha, el corroído sistema imperante impone su ley porque maneja todos los hilos del toreo ya que son empresarios, ganaderos y apoderados.
Si no fuera por ésta situación que ahoga la fiesta, podríamos pensar que si los hermanos Campuzano montan un circo, le crecen los enanos.
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