jueves, 3 de abril de 2025

Para Jesús Araujo, “El Castoreño”, que ahora escribe versos en el cielo"

El poeta de la pluma de oro.


Querido y recordado amigo:
Soy de los pocos a los que les gusta escribir cuando un amigo se va. Hoy miércoles, en el inicio del mes de abril de este año, las palabras se me hacen – como toros bravos, difíciles de lidiar, porque ¿cómo decir adiós a quien convirtió toda la vida en arte y que vestiste de prosa y verso los tendidos?…

Muchas páginas le dedicaste a esos gladiadores que hacen vibrar las gradas y que llevaste el compás de los clarines en la radio y el papel; hoy te has marchado en silencio, como un torero al final de la faena, dejando tras de ti un reguero de letras, recuerdos y sueños bien toreados.

Fuiste crónica viva del toreo, hombre de capote y muleta en tus años mozos, y luego, maestro de la palabra que dibujaba suertes y alardes en tinta y emoción. Tu enfermedad, ese rival sin gloria, te arrebató el último vuelo de tu capote, pero no tu legado: quedan tus artículos como pases de muleta, tus versos como verónicas perfectas, y tu voz —esa que resonaba en las radios merideñas como un pregón que nunca se apaga.

Hace quince días, en esa última visita, compartimos historias, risas y tal vez algún verso suelto. Hoy, al saber que te has vestido de luces celestiales, imagino tu pluma trazando crónicas de toros divinos, mientras los ángeles —aficionados todos— te piden autógrafos.

Tú, el poeta de la pluma de oro, como debo decirte y como también recuerdo a Pepe Cabello, y que supiste pintar con palabras el vuelo de Morante —ese capote que dibuja sueños—, la elegancia de Paula o la dulzura de los rejones de Javier Rodríguez, tu amigo de juventud.

 Fuiste compadre del torero Nerio Ramírez 'El Tovareño', y sobre todo, un hombre de toros hasta los tuetanos: de esos que entienden que el toreo no es solo suerte, sino una poesía en movimiento.

Descansa en paz, Castoreño.

Que la tierra te sea leve, y que en la plaza infinita del más allá, siempre tengas sol, buen toreo y un rincón para seguir escribiendo.

"No te digo adiós, sino hasta luego, porque los buenos toreros nunca mueren, solo se convierten en leyenda".

Muchas anécdotas tenemos y compartimos con buenos amigos que también le están esperando para que sigan charlando de la fiesta que nos apasiona… ¡¡Los Toros!!

Hasta siempre, maestro de la pluma de oro y el verso agitanado.

Jorge Cepeda

1 comentario:

Miguel Rondón Nucete dijo...

Bonita crónica de Jorge Cepeda, humana y taurina. QEPD.