Tiflis, Georgia - La policía georgiana empleó cañones de agua, gases lacrimógenos y gas pimienta para dispersar a manifestantes que intentaron irrumpir por la fuerza en el palacio presidencial de la capital, Tiflis, en el marco de una jornada de multitudinarias protestas antigubernamentales.
Los enfrentamientos se produjeron este sábado, coincidiendo con la celebración de elecciones municipales boicoteadas por la mayor parte de la oposición, que acusa al partido gobernante, Sueño Georgiano (GD), de derivar hacia el autoritarismo y de adoptar políticas favorables a Rusia, alejando al país de sus aspiraciones de integración en la Unión Europea.
Decenas de manifestantes, muchos de ellos encapuchados, marcharon hacia el Palacio Presidencial de Orbeliani y consiguieron derribar parcialmente las vallas de seguridad, penetrando en el patio del recinto antes de ser repelidos por las fuerzas antidisturbios.
Las manifestaciones, que han sido continuas desde las disputadas elecciones parlamentarias de 2024, buscan la dimisión del gobierno y el reinicio de las negociaciones para la adhesión a la Unión Europea.
Los manifestantes acusan al partido GD de fraude electoral y de seguir políticas que "arrastran a Georgia a la órbita de Rusia".
La policía declaró la concentración como "ilegal" y procedió a dispersar a los manifestantes con dureza. Se reportaron heridos y detenciones en ambos lados, con al menos 14 agentes lesionados, según el Ministerio del Interior.
Los incidentes escalaron al término de una masiva concentración convocada por la oposición, que había llamado a convertir el día de las elecciones municipales en una jornada de "revolución pacífica" contra el gobierno, al boicotear los comicios.
El cantante de ópera y activista Paata Burchuladze fue uno de los organizadores principales, instando a los manifestantes a "devolver el poder al pueblo" y pidiendo la detención de altos funcionarios del partido gobernante.
La crisis subraya la profunda división en Georgia sobre su futuro geopolítico. Una gran mayoría de georgianos aspira a un futuro pro-occidental, mientras que el gobierno de Sueño Georgiano ha sido criticado por la UE por suspender las conversaciones de adhesión y por implementar leyes, como la polémica "ley de agentes extranjeros", que se asemejan a la legislación rusa para reprimir la disidencia.
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