Héctor Alonso López
En la historia contemporánea de Mérida se dibuja un episodio que parece salido de la pluma del destino: dos hermanos de apellidos distintos, hijos de un mismo padre, que coincidieron en el ejercicio del poder regional y en la legitimidad de la palabra.
De un lado, Germán Briceño Ferrini, abogado prestigioso, académico y literato, líder del partido Copei. Del otro, Gustavo Amador López, maestro sin título, bautizado por su pueblo como “el profesor López”, líder de Acción Democrática. Dos trayectorias que parecían paralelas, pero que se encontraron en la cima de la civilidad merideña.
La fotografía que acompaña estas líneas inmortaliza el gesto: un hermano Gobernador condecora a su otro hermano, Presidente del Parlamento Regional. Es la imagen de la convivencia política hecha carne, un símbolo de respeto mutuo y de grandeza ciudadana.
Germán Briceño Ferrini fue exhalación en el foro y también gobernador.
Gustavo Amador López, por un percance de salud, no llegó a ser senador, pero dejó huella indeleble como maestro de ética y dignidad. Su voz resonó incluso ante escritores de Hispanoamérica reunidos en Mérida, encabezados por Mario Vargas Llosa.
Al final de su mandato, Gustavo Amador regaló a su hermano un gesto íntimo y eterno: poner a su hijo de cuatro años los nombres de sus hermanos varones, Germán Oscar, como puente afectivo entre dos ramas de un mismo árbol.
Así se cierra esta historia que no es solo abolengo ni pedigrí, sino ejemplo de convivencia y civilidad. Y qué orgullo poder decir que esa sangre palpita en mi cuerpo: Germán fue mi tío, Gustavo mi padre.
“Este artículo se publica inspirado en los escritos de mi primo y también nieto de Hilarion Briceño, Alvaro Sandía. Es un homenaje coral a la memoria de Germán Briceño Ferrini y Gustavo Amador López, ejemplo de convivencia y civilidad en la Mérida del siglo XX.”
Que esta semblanza sea río y canto: dos hermanos que, con apellidos distintos, supieron encontrarse en la cima de la palabra y la ética. Su memoria palpita hoy como atmósfera viva de Mérida y como herencia de civilidad para las generaciones venideras.
4 comentarios:
Bellísimo .Conocí al Profesor López cuando formaba parte del Concejo Municipal de Mérida, ciertamente , una gran amabilidad y lo que llaman " don de gente ".
Buen día. Bonita reflexión de Héctor Alonso López " dos hermanos, dos destinos, una misma sangre ".
Excelente. "Así son las cosas" como decía Oscar Yanes.
Excelente vivencia Andina. Que parece salido de un cuento de hadas, cosas que se viven y jamás se pueden olvidar. Grandes hombres pare nuestra tierra hermosa. Saludos
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