sábado, 29 de diciembre de 2012

Toreros valientes… sin suerte

Carolina Baquero
Tarde soleada y con mucha brisa en Cali, un cartel que prometía tres puertas Señor de los Cristales y que la espada las convirtió en solo una oreja para Luis Bolívar en el sexto y último de la tarde.

Se lidió un encierro de Ernesto Gutiérrez, de buena presentación y juego desigual; la mayoría de los astados, amenazantes, peligrosos y con finales en tablas. Destacaron los lidiados en 2 y 3 lugar.

El colombiano Diego González salió corneado en el cuarto de la tarde, al inicio de la faena al hilo de las tablas; la herida a la altura de la ingle, honda pero sin daño en vasos importantes. Diego no quiso pasar a la enfermería y con la herida abierta ejecuto una faena de valor, decorosa y con calidad, fue estética su presentación y tras matar al tercer intento, la afición lo aplaudió mientras por su propio pie atravesó el ruedo hacia la enfermería.

Con su primero Diego no conecto y no encontró un oponente bravo, más bien soso y manso; el esfuerzo no valió y tras un mal tercio de la muerte, recibió división de opiniones.

El Juli bordó una gran faena, que merece trofeos; definitivamente su maestría lo llevó a acentuar las cualidades del toro y a disminuir los defectos. Templado… Como el toreo de verdad, sin falsedades y con poder. Falló con la espada. Saludo desde el tercio.

Al quinto de la tarde lo lidió con sabiduría, un manso come papel que se sometió ante el manda más del toreo mundial. Cañaveralejo vibró ante la torería, perfección y casta del Mejor. Muy mala colocación de la espada y ya herido de muerte el toro salto las tablas pero no alcanzó a llegar al callejón y cayó de espalda al ruedo. Dos descabellos y saludo desde el tercio tras una fuerte ovación.

Luis Bolívar ligo, templo y mando como lo exigen los cánones taurinos en el primero de su lote. La faena fue larga y coreada por el casi lleno de los tendidos; su mano derecha inolvidable pero el estoque con anhelos de olvidar por su mala suerte. Saludo desde el tercio.

Con ansias de novillero salió en el sexto de la tarde, los recibió con tres largas cambiadas y unos buenos lances de capa. La faena y muerte se la brindo al Juli, para luego sembrar sus rodillas en la arena al hilo de las tablas y facturar una tanda de derechazos.

La insistencia y la inteligencia, lograron que la faena se viera lucida; cada pase lleno de calidad y limpieza, ligo varias tandas por las dos manos que hicieron sonar la música. Oreja

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