miércoles, 8 de mayo de 2013

San Isidro, la gran Feria taurina


andrés amorós / madrid

El crítico taurino de ABC analiza los carteles del espectáculo más grande del mundo

San Isidro, la gran Feria taurina
IGNACIO GIL
Morante de la Puebla
Un año más, la Feria de San Isidro es el gran acontecimiento taurino de la temporada. (Los Lozano decían: el equivalente a un Campeonato Mundial de fútbol). Y, un año más, surgen las quejas por el «abono cautivo». Desde el 9 de mayo hasta el 1 de junio, son 24 festejos seguidos: 18 corridas de toros (más la de la Prensa), 3 novilladas y 2 de rejones. Además, la semana anterior, la Feria de la Comunidad; la semana siguiente, la Feria del Arte y la Cultura Taurina, que incluye la corrida de Beneficencia.

Así pues, podemos acudir a Las Ventas desde el primero de mayo hasta el 9 de junio, más de un mes, con sólo 6 jornadas de descanso. Es una oferta sin comparación, en cuanto a la cantidad. (¿Soportarían algo semejante los aficionados al fútbol?). El pliego de condiciones de adjudicación de la Plaza así lo marca. ¿Y en cuanto a la calidad de los espectáculos? Habría mucho que hablar, teniendo en cuenta algunos datos indiscutibles: 1/ Los precios fijados oficialmente son los más baratos de España. 2/ El precio de las entradas depende sólo del tipo de espectáculos, con independencia de su coste, para el empresario. 3/ Un cartel con tres primeras figuras resulta hoy deficitario, aunque se llene la Plaza. 4/ Las figuras se resisten a venir a Madrid: por el tipo de toro que aquí se lidia y por la exigencia del público.

Consecuencias

Las consecuencias son evidentes: en época de crisis económica, ha bajado algo el número de abonos (no demasiado, porque muchos no quieren perder su derecho a una buena entrada). En los carteles fuertes, se agotarán rápidamente las entradas sueltas que salgan a la venta; en los flojos, sobrarán. Con varios de estos carteles, no se alcanzaría media entrada, fuera de San Isidro; en la Feria, no pocos abonados ceden algunas entradas a amigos o familiares...

Así están las cosas, me temo. Así seguirán, salvo un cambio radical, que puede ser deseable pero no parece probable. Este año, eso sí, las figuras han hecho cierto esfuerzo, han aceptado anunciarse más de una tarde. La mayoría del público desearía que vinieran más tardes y que la Feria fuera más corta. Pero este sistema supone también una gran oportunidad para muchos toreros: habrá sorpresas... Recuerdo ahora los datos fundamentales de los carteles, uniendo las dos Ferias, aunque la segunda no sea de abono obligatorio.

Ganaderías

La lista de ganaderías se acomoda, en general, a las que ahora más se lidian: las que están en mejor momento, se supone; también, las que prefieren los toreros... Los aficionados exigentes esperan con ilusión las corridas de Escolar, Victorino Martín, Cuadri, Adolfo Martín, Baltasar Ibán. Echan de menos, por ejemplo, las de Miura, Cebada Gago, Fuente Ymbro, La Quinta, Dolores Aguirre... Este año, acuden dos veces Jandilla, Juan Pedro Domecq (con su hierro y el de Parladé) y Alcurrucén. Predomina absolutamente, como hoy sucede en todas las Ferias, el encaste Domecq.
 
La apuesta mayor de un torero es, sin duda, la de Alejandro Talavante: seis toros de Victorino, el día 18. Las corridas en solitario suponen un arma de doble filo: pueden consagrar al diestro o frenar su carrera (ya le pasó al propio Talavante en Las Ventas, cuando estaba menos maduro). El mérito es mayor, ahora, por los toros elegidos.

Después de la Feria de Abril, la mayor expectación la levanta Morante de la Puebla, que viene tres tardes (16, 23 y 5). Lo mismo hace Sebastián Castella (15, 24 y 5), triunfador del pasado San Isidro. Dos tardes acuden José María Manzanares (16 y 24), Miguel Ángel Perera (15 y 23) e Iván Fandiño (22 y 7), entre otros. Sólo coinciden tres primeras figuras el día 24; dos, los días 15, 16, 23 y 5.

Ocho confirmantes

Confirman su alternativa ocho diestros: José María Arenas, David Galván, López Simón, Ángel Teruel, Jiménez Fortes, Chechu, Pérez Mota y Sergio Flores. Además de este último, actúan los mexicanos Diego Silveti, Arturo Saldívar, Joselito Adame y Juan Pablo Sánchez. Vuelven a esta Plaza Juan José Padilla y El Capea. 

La afición madrileña espera con particular interés a algunos diestros, especializados en las corridas duras, como Robleño, Alberto Aguilar y Javier Castaño, con su gran cuadrilla (en la que destaca David Adalid). Inevitablemente, echamos de menos a tres figuras que no han querido venir (dos de ellos, ahora, además, están heridos): Enrique Ponce, El Juli y José Tomás. 

Entre los novilleros, nos gustaría ver pronto aquí al valenciano Román, el sevillano Lama de Góngora y los extremeños José Garrido y Posada de Maravillas: ellos han de juzgar cuando están preparados para ese examen.

De las dos grandes figuras del rejoneo, actúa una tarde Hermoso de Mendoza (día 25), en la despedida de Madrid de Joao Moura padre. Dos tardes, Diego Ventura (11 y 9). Es una lástima que no compitan los dos rivales.

¡Ah, el toro!

Todas estas previsiones cambiarán cuando salga el gran protagonista. «¡Ah, el toro!», solía advertir el maestro Domingo Ortega. En Madrid, por fortuna, así sigue siendo: en función del toro hay que enjuiciar la labor de los diestros; son los toros encastados los que dan categoría a una faena.
El resultado de esta Feria influirá sobre toda la temporada. En momentos difíciles para la Fiesta, hay que desear que San Isidro nos ayude a mantener viva nuestra ilusión de aficionados.

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