domingo, 1 de diciembre de 2013

Colombo muestra sus credenciales en la novillada de Cali

Jesus Enrique Colombo, de Venezuela, mostró en Cali ganas y condiciones en la novillada preferia y es uno de los jovenes a tomar en cuenta
Texto y foto de Jorge Arturo Diaz
Dos torerísimas y bien rematadas faenas del joven venezolano fueron incomprendidas por el palco que contrariando a todos le negó dos veces la puerta grande. Frente al interesante encierro de César Rincón, Espinoza y Benítez emborronaron la plana con la espada.

Lo primero que requiere un presidente de corridas es afición, y esta se compone de conocimiento, comprensión y sensibilidad. El palco de Cali reprobó esas tres asignaturas esta tarde al desconocer, no comprender y no sentir las dos faenas de Colombo, brillantes en los tres tercios. No perfectas, claro, es un novillero sin caballos, un desarme, un mal par, no hicieron sino contrastar los aromas de toreo caro que las trascendieron y las eficaces y bien ejecutadas estocadas. A Usía no le valió nada, ni la evidencia, ni el clamor desaforado de la plaza entera, desde el maestro Rincón pa´bajo.

Esa fue la única razón por la que Jesús Enrique Colombo no marcó su debut en esta plaza con un pleno de orejas y una salida en hombros por la puerta Señor de los Cristales, que requiere por lo menos dos de una res. Dos veces las mereció y dos veces se la negaron. Pero ahí queda eso, para los aficionados, digo, su señoría.

Esplendido a la verónica, generoso en los quites a los propios y a las ajenos. Alegre y veraz con los palos. Canónico con la muleta por uno y otro pitón. Emotivo en los epílogos por riverinas al primero y por ayudados y trincheras al cuarto, y ambos tirados patas arriba, de una. Qué más.

El caleño, de reciente pasantía española, Esteven Espinoza quiso y por momentos pareció alcanzar pero el temperamento de su lote primó arrebatándole todos los finales de tanda y devaluando sus empeños. Al final su errática espada terminó desmotivando al público que sepultó sus aciertos y su entrega en dos hondos silencios.

Al quinceañero cordobés (Colombia) Alejandro Benítez, menudo y brioso, le pudo la vehemencia y la velocidad. Se trenzó con sus dos erales en un par de reyertas de las cuales la del sexto resultó más fragorosa, llegando incluso al cuerpo a cuerpo. Tres veces cayó él y dos el novillo. La pelea era de toma y dame, pero a la antigua, sin sitio ni sosiego. Dos raudas tandas de naturales sin broche, alumbraron de pronto, más vino la espada y empeoró hasta recibir el único aviso de la tarde.

Decoroso volumen en los domecq de Las Ventas, algunos gachos otros cortos, uno bizco, pero todos encastados en diferente medida, con dos de calidad y alta nota, el primero y el cuarto.

FICHA DEL FESTEJO
Plaza de Cañaveralejo. 2ª de temporada. Calor y nubes. Menos de media plaza. Sin picadores, seis erales de Las Ventas, bien presentados, y de juego dispar. Aplaudidos, 1º, y 4º, silenciado los otros.
Jesús Enrique Colombo, oreja tras fuerte petición de otra, y oreja con dos vueltas al ruedo tras unánime petición de la segunda.
Esteven Espinoza, silencio y silencio.
Alejandro Benítez, silencio y silencio tras aviso

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