Lo más destacable de una tarde de toros para el olvido corrió a cargo del toledano Eugenio de Mora, donde hasta 11 astados vieron puerta de toriles ante su falta de fuerza. |
La más larga y la
peor corrida que hemos visto en la vida
Únicamente Eugenio de Mora se salvó de la general
quema en la que lo peor de todo fue el interminable desfile de las reses que
saltaron al ruedo entre titulares y sobreros. El inacabable festejo duró tres horas. El de
Mora de Toledo anduvo bastante bien con el único toro que medio valió, el
quinto de Peñajara, del que pudo cortar una oreja. La que le negó la
presidencia dando una merecidísima vuelta al ruedo. Víctor Puerto y Alberto
Lamelas se estrellaron con sus respectivos lotes aunque ambos se mostraron más
que dispuestos.
JOSÉ ANTONIO DEL MORAL
Con el respeto que merecen todos los que se ponen delante del toro, el cartel de ayer nos parece residual por no decir algo peor. Y que conste que me gustaría ver triunfar a los tres matadores que actuaron. Pero eso es una cosa y otra considerar la baja categoría profesional de la oferta en su conjunto aunque, como suele ocurrir, lo mismo salta la liebre y tenemos alguna buena sorpresa. Ahí va una particular anécdota:
Víctor Puerto, recuerdo, obtuvo un gran éxito en sus primeras actuaciones en Las
Ventas que, por cierto, yo no los
aprecié como la mayoría de los que pidieron y obtuvieron un montón de orejas para él. Al mes siguiente,
concretamente en la feria de Alicante, me
encontré con un recién llegado a la crítica en una importantísima
tribuna y en la conversación que mantuvimos le dije que no entendía cómo en ese
diario tan prestigioso se había magnificado tanto la actuación de Víctor
Puerto en Madrid. Por la tarde actuó en Alicante y estuvo exactamente igual
de “bien” que en Las Ventas con sus
correspondientes orejas. A día siguiente
tuve la curiosidad de leer a mi nuevo colega. Ya no le ponía ni medio bien.
De ahí en adelante, Víctor siguió
sumando éxitos sin verdadera importancia hasta que una tarde de San Miguel en
Sevilla le vi cuajar por fin una gran faena que reconocí como tal. Que yo sepa,
nunca volvió a estar como aquella tarde en La Maestranza. Poco
después, me encontré con Víctor en la boda de Finito de Córdoba
y, tras felicitarle, le pregunté por las razones de no querer torear como en la
citada tarde de Sevilla. No me supo responder…
Eugenio de Mora siempre nos pareció un buen torero del nivel medio. En sus años con los
hermanos Lozano toreó en todas partes pero sin salir casi nunca de ese
plano en que tantos y tantos han militado y hasta permanecido durante los años
de bonanza en los que los abonos se vendían masivamente toreare quien torease. Pero
eso se acabó. “Ojala tenga suerte
Eugenio”, pensaba cada vez que veía. Hasta en Lima tuve ocasión de hacerlo.
Gran persona Eugenio. Lo merece.
No sé nada ni me acuerdo de haber visto a Alberto
Lamelas. Y si le he visto, no me acuerdo. Esperemos que no me suceda lo
mismo después de verle esta vez. Me dicen al ocupar mi localidad que el año
pasado estuvo muy bien en Valdemorillo con una corrida de Victorino y que torea muy bien al
natural. Y leo en el programa que es de un pueblo de Jaén y que confirmó la
alternativa en una corrida del mes de agosto. Normal que yo no supiera nada de él.
El público cubrió cerca de dos tercios de entrada. Lo
que no estaba nada mal para lo que se
ofrecía. Con este mismo cartel fuera del abono isidirl no había ni un cuarto de
entrada. ¿O no? Así son las cosas. Hizo mucho viento y después de lo que pasó
en la tarde trágica, cada vez que hay tanto viento me echo a temblar.
Imponentísimo el negro burraco que abrió plaza. Con
muchísima cara y correoso, salió suelto del capote de Víctor Puerto
hasta que pudo pararlo con lances de pasito atrás y revolera enganchada. Cada
vez que un toro engancha, se pone peor de lo que es. En el primer encuentro con
el caballo perdió las manos y se defendió a la vez. Volvió a caerse tras el castigo.
Y de nuevo tras la segunda agresión. Debió devolverse antes, señor presidente.
En su lugar y tras arduos esfuerzos del mayoral con su parada de bueyes para
que regresara a los corrales, soltaron un sobrero de El Cortijillo. Un serio castaño con muy buena pinta y altivo.
Se emplazó de salida y no acudió a las llamadas. Había que cruzar la frontera
de las rayas de picar y así lo hizo Puerto. Pero no hubo manera de
pararlo y menos de lancear en forma. Siempre se frenó y huyo de inmediato. También
cuando se tropezó con el primer caballo que se le puso en su caminar. Su
mansedumbre quedó cantada en el también con el segundo. Pero se rompió un pitón
por la cepa y fue devuelto.
El sobrero que hizo tris fue del Conde de la Maza. En estas
ferias tan largas pasa de “to”.
Menos mal que esta plaza está preparada para cualquier contingencia. Muy
agresivo, cornidelantero el del Conde.
Dos puñales llevaba en la cabeza. También huyó de capotes en la salida. Puerto
lo llevó al caballo cual simple peón y salió suelto del primer puyazo. Y del
segundo tras cumplir. Calamitoso el quite de Alberto Lamelas. En
banderillas solo lucieron los pares de Alberto Román. La faena de Puerto
no pudo empezar peor. Al dar el primer pase de tanteo, el toro se cayó por
completo. Y del primer derechazo, también. En burel no tomaba mal la muleta pero
amagando siempre con caerse. No se tomaron en cuenta los vulgares pases que
pegó Víctor entre pausas. Mejor matar que es lo que hizo pronto y bien a
los 40 minutos de empezar el festejo. Vamos a tener que llamar por teléfono
para saber qué pasó en las elecciones al Parlamento Europeo.
A dos horas y cinco minutos del comienzo de la corrida
salió el titular cuarto de la tarde. Un colorao bragado melocotón muy descarado
y agresivo de pitones. Puerto no pudo pararse con el capote que solo
utilizó en plan de brega. No se dejó el toro. Derribó estrepitosamente en el
primer encuentro con el caballo. Y el picador se vengó en el segundo. Había que
darle porque nada sangró del primero. Pero también le pegaron en tercero. Víctor
no quitó lucidamente y pidió el cambio
de tercio. Corrección en banderillas. El toro llegó a la muleta muy venido a
menos, tardeando mucho y quedándose corto cuando medio embistió. La faena de Puerto
no pudo pasar de una infructuosa porfía.
Por fin salió el segundo de Peñajara. Y muy suelto, cómo no. Eugenio de Mora no
pudo estirarse con el capote. El toro se
quedaba muy corto y echando la cara arriba. Luego se cayó. Y tras medio cumplir en el primer puyazo
salió rodando por la arena. Otro sobrero y ya llevábamos tres. A este paso,
vamos a tener que esperar más que anoche a los del Real Madrid en Cibeles. Fue
de la ganadería titular, Peñajara.
¿Por qué no fue enchiquerado como primer sobrero? Supimos enseguida la razón.
Fue un pavoroso ejemplar con más cuernos que quien yo me sé… Corretón y
emplazándose de salida, Eugenio de Mora lo paró con su mucho oficio
mediante eficaces lances que recetó muy agachado y envolviendo al burel.
Cumplió sobrado en varas aunque sonaron los estribos. Y otro que también se cayó…
antes y después de recibir el segundo puyazo. Otro sobrero no, por favor. Lamela
quitó por emotivas gaoneras que el animal aceptó embistiendo por arriba. Bien El
Puchi y Víctor Cañas en banderillas. Eugenio de Mora sabe
torear con la muleta. Pero nada más empezar la faena con la mano zurda, el pavo
perdió las manos otra vez. Luego lo condujo a media altura con la derecha.
Claro que solo cuando nuevas caídas del morlaco y el viento no se lo
impidieron. Lo mató enseguida de dos pinchazos y estocada.
Antes de que saliera el quinto toro, mucha gente
abandonó sus localidades hartos del inacabable
petardo ganadero. Otro colorao que salió pegando oleadas que atemperó Eugenio de Mora. No se comportó mal en
varas. Lamela quitó por tafalleras aceptables. Pareció haber mejorado el comportamiento del
burel. Se notó en la brega del tercio de
banderillas. Eugenio empezó la faena muy dispuesto, de rodillas,
y bien con la derecha por redondos y pases de pecho muy vibrantes tras cambiar
la muleta de mano. Una pena que no pudiera abrir al toro por el viento. Pero,
no obstante, no pocos pases con la derecha los pegó relajado y templadísimo. Ya
habíamos visto que por el lado izquierdo el toro no colaboró sino todo lo contrario.
Por el derecho, al volver, había cambiado el animal a peor y Eugenio
sufrió un serio aviso de cogida. Pero continuó muy valiente. Pena de pinchazo antes
de agarrar la estocada. Podría haber cortado una oreja.
El tercero –el séptimo en realidad– más terciado que
sus ejemplares anteriores, negro bragado
y con cara, se dejó torear con el capote de Alberto Lamelas metiendo la
cara por abajo. Pero…. Pero también sin fuerza alguna. Le salvó su mejor
condición en este primer tercio salvo el frustrado quite de Lamela por
perder otra vez las manos…. Y otro sobrero más, señoras y señores. La caraba en
bicicleta. Íbamos por el octavo toro en la primera parte de la corrida a las
20:20. Casi una hora y media para ver lidiar dos animales. Esto sí que no lo
habíamos visto nunca. El gran y famosísimo Florito fue más eficaz que su parada de bueyes en la devolución
y escuchó la ovación de la tarde tras meter al toro en el pasillo de toriles
con su chaquetilla corta. No será la primera vez ni la última que acaba siendo
el gran protagonista de la tarde.
De Torrealba
fue el sustituto. ¿Procedencia Torrealta?
Qué más nos daba ya. Un “camión” castaño y arremangado de abundante cuerna.
Bajo aunque muy alto de agujas y ¡renqueante¡… Apretando mucho para
dentro y echando las manos por delante casi
revuelca a Lamelas en su deslucido recibo de capa. Lástima su
nula fuerza porque metió mucho la cara
en la brega del tercio de varas. Se cayó tres veces entre el primer y el segundo puyazo. Y otra al salir de este. No
cupo más remedio que devolverlo. Íbamos por el noveno y faltan otros tres. O
quien sabe cuántos más.
De Los
Chospes fue el quinto sobrero que soltaron. Negro, enmorrilado y cara
normal. Lamela lo saludó con cuatro verónicas y media echando el paso
atrás que mucho tomaron por buenos. Claro que el morlaco embistió a oleadas
como vimos en la brega del tercio de varas. Cumplió con el caballo. Lamela
solo dio una chicuelina en el quite. Hubo desarmes después y buenos pares de
banderillas a cargo de Fernando Téllez y El Niño de Santa Rita.
Planteó la faena muy comprometido, citando en el tercio con el toro en tablas.
Aguantó oleadas con la derecha y el toro se echó. Esto es un desastre. Pero Lamelas
siguió enhebrando derechazos. Vulgares. Pero los pegó. También llamémoslos izquierdazos
porque para llamarlos naturales ni el toro ni el torero ayudaron para
calificarlos así. Fue un voluntariosísimo y valeroso destajo que a poco le
cuesta a Lamela una primera cogida. Porque, al ceder un paso en las
giraldillas finales, sufrió un terrible volteretón del que milagrosamente salió
ileso. Mató de estocada casi entera. Saludó una fuerte ovación.
Basto el sexto y la gente hasta la coronilla. Además
este morlaco no valió para hacerle nada a derechas y menos limpiamente. La
única cosa buena que tuvo dado como era es que se paró bastante. Manso en todos
los tercios. Mejor no entrar en detalles. Solo decir que en la muleta solo pegó
cabezazos en medio de algunas caídas. Y el pobre chaval solo pudo ponerse delante
con muy notable voluntad para medio sacar algún medio pase estimable aunque se
pasó de metraje dado el interminable petardo que habíamos sufrido. Se le agradeció
el esfuerzo a Lamelas antes de entrar a matar. Aunque el toro no ayudó
nada, lo mató de pinchazo y estocada.
FICHA DEL FESTEJO
Tres toros de Peñajara de Casta Jijona y uno
como sobrero de El Cortijillo que reemplazó al devuelto que abrió plaza
por inválido. Devuelto también este tras romperse un cuerno, se corrió un
segundo sobrero de El Conde de la
Maza que resultó impracticable por muy débil aunque embistió con nobleza. Tras devolverse
este segundo sobrero por debilísimo, salió un tercero de la ganadería titular,
también muy flojo aunque noble. El tercero también fue devuelto por lo mismo y
en su lugar fue lidiado un sobrero de Los Chospes, más entero y manejable sin clase. De violento a muy
apagado y deslucido el cuarto. Muy manejable el quinto. Muy deslucido el manso
sexto
Víctor Puerto (negro y oro): Estocada, silencio. Pinchazo y
estocada, silencio.
Eugenio de Mora (lirio y oro): Dos pinchazos y estocada,
silencio. Pinchazo y estocada, fuerte
petición de oreja injustamente desatendida y vuelta al ruedo.
Alberto Lamelas (blanco y oro): Estocada casi entera, ovación.
Pinchazo y estocada, palmas.
Madrid. Plaza de Las Ventas. Domingo 25 de mayo de
2014. Decimoséptima de feria. Tarde
fresquita con mucho viento y dos tercios larguitos de entrada.
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