jueves, 15 de mayo de 2014

san isidro: Vargas Llosa, un Nobel sin complejos en los toros

Su cabello ensabanado y esa palabra de fuego, como la literatura creada, lo delataban. Mario Vargas Llosa hizo el paseíllo hasta llegar al burladero de empresa. En primera línea, sin complejos de afición, acudió al reclamo del reencuentro de Enrique Ponce con Madrid. Para el Nobel fue el brindis de la primera faena de su amigo. De maestro a maestro: «Va por usted, por su defensa de la Fiesta, y por Patricia, porque detrás de un genio y un gran hombre siempre hay una gran mujer». La ovación fue de gala para el escritor, que reconoció su admiración por el valenciano y su pasión por los toros: «Tenemos que enorgullecernos de una Fiesta que engrandece nuestra cultura, fuente de inspiración para todas la Artes y Letras españolas».

Ayer, con la Monumental a reventar y claveles en la solapa, no fue tarde de musas bravas ni de sueños celtas. «Esto es la fiesta del chivo», espetó un vecino cuando apareció el justo tercero. La emoción se recobró en el cuarto con el elegante magisterio de Ponce, que se atrevió con el terno de su dramática cornada en Valencia. Vargas Llosa coreó un cambio de mano preciosista y su entrega al plantarse a izquierdas en terrenos del «7». ¡Qué manera de aplaudir! El oooh tras el pinchazo se oyó en el callejón, donde Borja Domecq, en capilla, compartió dos horas con Mario.

Regreso y despedida

Tras rematar faena, la figura valenciana lamentaba el lunar del acero: «Qué pena, porque hubiese sido de oreja, de esas que saben a gloria. Y no sé si esta será mi última tarde en Las Ventas...» Muchos partidarios no quisieron perderse su regreso (¿y despedida?) tras cinco años de ausencia. Vimos a Luis Alfonso de Borbón,Ramón García y Agustín Díaz Yanes, que recorre toda la piel de toro para seguir sus pasos. 

Las Ventas había colgado el primer cartel de «no hay billetes» de la feria. Y no solo en los tendidos, también en el callejón. Ahí se encontraban Litri e Ignacio González, que ensalzó una feria «con los mejores toreros y ganaderías». Detrás, en su barrera, Eduardo Lozano, junto a Sebastián Palomo Linares.
 
Nada más abrirse el patio del desolladero, el primero en entrar fue Adolfo Suárez Illana, que «reapareció» el día anterior para ver a su íntimo Padilla, acompañado de su hijo, con aires de torero. Su suegro, el ganadero Samuel Flores, le auguró una pronta recuperación: «Tiene nobleza y capacidad para venirse arriba». 

Miguel Ángel Gil Marín, Terelu Campos y José María Cano, el artista que pinta el toreo, no perdieron detalle del festejo. Ana Botella, en el palco del Ayuntamiento, mostró su respaldo a la Fiesta. En su barrera habitual, la elegante Nieves Álvarez. De moda hablaron Carmen Lomana, Mónica de Tomás y Ana Bono en Tendido 11, donde continuó en la anochecida la fiesta...

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