La anécdota de la tarde es el salto al callejón del cuarto novillo de Fuente Ymbro, «Mimoso», negro, de 504 kilos. En muchos años de aficionado, pocos saltos más espectaculares he visto: sin que nadie lo esperara, con enorme facilidad, le ha sobrado mucho, como si fuera un atleta olímpico. Ha saltado por encima del burladero de capotes, donde más gente se concentra. El desconcierto ha sido tremendo: muchos se han tirado de cabeza al redondel; alguno ha sido arrollado. Por desgracia, a un ayuda del novillero José Garrido le hiere con una operarios de la Plaza, contusionado. Aunque sea manso, un toro tiene siempre ese peligro. Por quitar dramatismo, he recordado la anécdota que contaba el Niño de la Capea: toreó con un diestro al que apodaban «El fraile volador». Preguntó por qué. Le contestaron: «Enseguida lo entenderá». Así fue, en cuanto lo vio salir por los aires...
pezuña en la cabeza, de la que sangra copiosamente. También pasa a la enfermería uno de los



Volteretón de órdago
El primer novillo pierde las manos varias veces. Diéguez, muy tranquilo,
muestra sus buenas maneras con capote y muleta pero sufre un volteretón
de órdago (los revisteros antiguos hubieran dicho que casi le hace
subir hasta la grada). No se aflige pero, por la izquierda, el toro va a
por él. Lo mata con habilidad. El cuarto es el «volador».
El episodio distrae a todos de la lidia. El novillo se para, es
incierto, deslucido, difícil. A la gente le ha quedado mal cuerpo por
los dos heridos, acaban impacientándose. Mata mal.
Román es la última «joya» de la Escuela Taurina Valenciana, que dirige con acierto Manolo Carrión. Recuerdo bien que, desde el comienzo, mostró facilidad y desparpajo, delante del toro. Lo lleva Santiago López,
gran «fabricante» de toreros, que le ha hecho madurar. Se presenta en
Madrid antes de tomar la alternativa, en Nimes, y sale bien librado: vuelta y una oreja.
Al segundo, rebrincado, lo lidia con soltura. El animal embiste
alocado, con arreones de manso. Román le aguanta mucho; porfiando, en
tablas, logra buenos naturales. A toro arrancado, estocada habilidosa: no se arruga para dar la vuelta al ruedo.

Sólido novillero

Los dos novilleros han acertado más en su actitud
que en algunos detalles técnicos. Con estos novillos, tan inciertos, no
es muy adecuado el quite con el capote a la espalda, ni hacer el poste,
ni las bernadinas... Ya aprenderán, espero. Tienen condiciones y
también la casta que hoy les ha faltado a sus novillos.
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