domingo, 27 de julio de 2014

EN PELIGRO LA SANTAMARIA DE BOGOTA

 
Santiago García-Jaramillo. Bogota 

"Nada más peligroso que un ignorante con poder" reza el dicho popular en Colombia, y nunca ha cobrado más vida esta expresión que con un alcalde como el señor Gustavo Petro. Y es que a falta de ejecutorias en su administración, y ahora como cortina de humo ante posibles escándalos de corrupción, sólo puede echar mano de tocarnos los costados a los taurinos.

Estas páginas han sido reiterativas sobre como el Señor Petro le ha hecho el quite a la ley en lo que a toros respecta. No le ha importado pisotear leyes de la República y más de 5 sentencias de la Corte Constitucional, el señor Petro cree que como en la década de los ochenta continúa al margen de la ley. Pero lo que hemos venido a presenciar esta semana es tal vez su más osada apuesta: el señor Petro planea intervenir (destruir) la Santamaría.

La prensa Colombiana, hace eco de un plan de intervención que busca, "renovar el espacio de la Santamaría", que planea construir "una arena alterna" donde hoy son los corrales, hacer una "terraza viva" donde hoy está hoy una plazoleta, antesala de los vomitorios, y de donde muy seguramente serán retiradas las estatuas alegóricas al toreo que adornan su entrada.

Pero el Alcalde va por más. Revisando con detenimiento "el plan de intervención", se queda más estupefacto aun. Casi al mejor estilo  de un iter criminis se sentencia desde un inicio que el plan tiene como fin "llevar otros espectáculos a la plaza y alejarla de la tauromaquia". Si se avanza por las páginas del macabro plan, se pasa del estupor al horror: columnas en los chiqueros, parqueaderos debajo de la plaza... en fin todo lo que haya que hacer para evitar que la fiesta taurina vuelva a la Santamaría. Como quien dice, el triunfo esquivo por la vía de la legalidad, se busca ahora por las vías de hecho. Triste demostración de que el señor Petro se desmovilizó de las filas guerrilleras únicamente dejando el fúsil.

Ante este desalentador panorama me permito dar tres caminos de esperanza. El primero: toda intervención de un monumento nacional, como lo es la Plaza de Toros de Santamaría requiere permiso del Gobierno Nacional; uno esperaría que allí reine la sensatez, la cordura y el respeto por la historia y  la libertad. El segundo: La Corte Constitucional en la Sentencia C-889 de 2012, señaló que hay edificios que tienen una destinación exclusiva para el tema taurino, algunos de ellos patrimonios culturales, y que así debían ser respetados por las autoridades locales: este mensaje tiene un claro destinatario, Bogotá. Y el tercero: una acción popular de los vecinos de la plaza (Edifico Torres del Parque) donde ya se dijo que la Plaza de Santamaría tenía dedicación primigenia, por no exclusiva, al tema taurino.

Aunado a lo anterior, la Corte Constitucional continúa en mora de fallar la tutela de la Corporación Taurina y el periodo del Alcalde Petro, con mucha lentitud, pero cada vez más se acerca a su final. Si todo lo anterior fracasa, estaremos frente al desmoronamiento del Estado de Derecho. Los hombres nos asociamos, por seguridad, convivencia, y para que se respeten nuestras libertades, así los investidos pro-tempore con el poder no las compartan. Me dirán que Petro es experto en hacerle el quite a la Ley, pero si logra burlar todos estos "frenos" legales estaremos presenciando una violación flagrante, y burda a los derechos y garantías que poseemos como ciudadanos y a las institución que nos definen como Estado.

Desde aquí levanto una voz a los taurinos Colombianos, seamos los principales guardianes de nuestra Plaza, retomando las palabras del gran luchador de la libertad y aficionado taurino don Antonio Nariño (1811) "La hora ha llegado: nuestra ruina es irresistible si no nos unimos, si no deponemos todas las miras personales, todos los resentimientos pueriles, y sobre todo, esta apatía, esta confianza estúpida, esta inacción tan perjudicial en momentos tan críticos".

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