jueves, 21 de agosto de 2014

Grandiosa tarde de Perera sin justicia

Una actuación de cuatro orejas del torero extremeño se queda en una por la espada y por la interpretación de la presidencia; vuelta al ruedo para el tercero de Garcigrande; Juli se lleva un trofeo.

Extraordinario natural de Perera.
Extraordinario natural de Perera. A. RAMOS

Miguel Ángel Perera ofreció una tarde de toros grandiosa. La más soberana de las Corridas Generales. La que reina. O debía reinar. La del cetro de Bilbao. Pero le chingaron al hombre la puerta grande. No digo robaron, aunque en parte con el sexto sí. Probablemente el incombustible presidente Matías será el personaje que más daño haya hecho en esta tierra al toreo. Sus desaciertos superan con resultado NBA a los aciertos. Y siempre en días clave. Como ayer. Cuando la plaza por fin casi se llena. Y se encuentra con una figura pletórica, en plenitud, que por designios de esa misma muchedumbre que pide un indulto surrealista se distrae, y se le va la espada y desdora una faena extraordinaria. Un ritmo del toreo que cosía el torero, tan encajado, tan enganchado el muletazo, tan infinito y ligado que multiplicó por cien las sensacionales virtudes del 'Hechicero' de Garcigrande. Incluso tapó los finales de embestida cuando el ojedismo se impuso. Bestial el lío, la trenza, los ochos. Mas de todas las posturas, 'Hechicero' salía con la mirada hechizada en la solanera. Obedeció a todo, en sus hechuras bajas y recortadas, tocado arriba de pitones, bociblanco, chato y entero del caballo... Perera lo enredó en la desembocadura de tres pases cambiados que murieron en un zurdazo extraordinario. Y desde ahí a torear, arrastrada la muleta, la cintura quebrada con la flexibilidad del chopo, frondosas las series, monumentales los de pecho, los naturales inmensos y a más, superando un desarme de muleta pisada de tan arrastrada. Maciza la obra que se metió en un adoquín, no sé si un poco antes de tiempo, pero de quitarse el sombrero, lo ya narrado, Ojeda, la revolución.

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A unos pocos les dio por pedir el indulto, Miguel Ángel se distrajo y mató malamente. Las dos orejas de incontestable justicia se transformaron en una vuelta al ruedo, que también fue para el toro en el arrastre. No fue para tanto el estupendo 'Hechicero', para más Perera lastimosamente castrado por el acero.
Después, con el último, grandón e inexpresivo, Miguel Ángel de Extremadura sostuvo un nivel excelente. Y volvió a pasarse por las espinillas al toro cuando se agotó de la exigencia macerada, que lo reventó. Lo tiró rodado de un espadazo fulminante y caído, es verdad, presi y sabios. Pero aunque no está escrito en el Reglamento hay una ley de justicia universal, y si se quiere compensatoria, para un torerazo que ha dado semejante tarde de toros. Y más allá de la gilipollez de que Bilbao es Bilbao, que para otras cosas no es Bilbao, la feria necesitaba un triunfo tanto como la plaza en su día grande, una gloria solicitada que además no hubiera sido regalada al conjunto de una tarde de un tío roto, entregado y descomunal de bragueta y temple.

El Juli también se llevó un trofeo, precisamente del anterior a la negación. Un Juli que ha perdido en violencia para ganar en templanza sin perder hondura, un torero en la onda anterior a la terrible cornada de Sevilla de hace año y medio. Y no tan encorvado. Otro buen toro que permitió torear con la mano muy baja hasta aburrirse. Y se aburrió el toro de Domingo Hernández, que ha creado una genética tan boyante como falta de carácter en el gesto y en la embestida. Una maravilla para que el torero se exprese -que es lo que se dice ahora- como se expresó Julián con los riñones metidos.

Ponce bailó con las más feas. Con el basto cuarto, que derrotaba con el pitón de fuera, muy agarrado al piso, no se le dio importancia cuando la tuvo. Y tampoco fue agradecido un primero que traía ecuaciones arrítmicas y de resolver alturas. El primero de Juli se acobardó y reculó. Así que la tarde y el lote fueron para Perera pero no la justicia para su grandiosa dimensión.

Ficha del festejo

  • Plaza de Vista Alegre. Jueves, 21 de agosto de 2014. Sexta de feria. Tres cuartos largos de entrada. Toros de Domingo Hernández y Garcigrande (2º y 3º), serios en sus muy diferentes hechuras; el grandón y noblón 1º sin ritmo ni empleo; acobardado el veleto 2º de contado poder; pronto y muy bueno un rítmico y humillado colorado 3º y sin finales, premiado con la vuelta al ruedo en el arrastre; basto un 4º abierto, agarrado al piso y desagradecido; estupendo, noble y descolgado un altón 5º de final aburrido; un 6º también voluminoso y sin expresión y menos duración en su bondad.
  • Enrique Ponce, de gris plomo y oro. Estocada trasera y tendida y descabello (saludos). En el cuarto, pinchazo hondo atravesado y cuatro descabellos. Aviso (silencio).
  • El Juli, de azul cobalto y oro. Estocada (silencio). En el quinto, estocada pasada y descabello. Aviso (oreja).
  • Miguel Ángel Perera, de azul turquesa y oro. Estocada baja hilvanada, pinchazo y estocada atravesada. Aviso (vuelta al ruedo). En el sexto, estocada fulminante y rinconera (oreja y fuerte petición de la segunda).

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