viernes, 15 de agosto de 2014

Pepe Moral roza la Puerta Grande en Las Ventas

Rafael Cerro sufre una cornada menos de grave en el muslo

Pepe Moral roza la Puerta Grande en Las Ventas
PALOMA AGUILAR
Pepe Moral, por chicuelinas
ángel gonzález abad
El sevillano Pepe Moral vino a Madrid por ser la Virgen de la Paloma y a punto estuvo de irse en volandas tras dar una gran tarde toros. Firme, valentísimo, con poder y mimo manejando los engaños; torería en suma por los cuatro costados. Con el de ayer en Las Ventas son ya tres aldabonazos -el Corpus en Sevilla y San Fermín en Pamplona fueron los primeros toques de atención- de un torero que llevaba agazapado la tira de años esperando su oportunidad y que de seguir por este camino puede subir como la espuma de forma inminente.

Y para que la tarde de Pepe Moral entre en el recuerdo de los aficionados, justo es reconocer la calidad del toro que le tocó en suerte. «Noticiero» se llamaba y derrochó nobleza en sus largas y alegres arrancadas. Ya con el capote se entretuvo en dibujar varias verónicas. Y con la muleta, citando siempre de largo, toreó de forma espléndida. Dos primeras series con la derecha ya advirtieron de la calidad y profundidad de su toreo. Al natural surgieron muletazos larguísimos, de interminable trazo y ritmo lento... y los pases de pecho para enmarcar. El toro rodó sin puntilla y una oreja de peso fue a las manos de Moral que afrontó al quinto con la vista en el cielo de Madrid. Faena más en corto, rotunda por la firmeza de los pies clavados en la arena y por el aire de su muñeca. La espada le privó del premio gordo.
Pepe Moral roza la Puerta Grande en Las Ventas
P. AGUILAR
Rafael Cerro
La tarde de la Paloma no se quedó en el triunfo de Pepe Moral, pues hubo muchas cosas que contar. Primero, una corrida de toros tan desigual como noble de El Torero, que propició que el joven Rafael Cerro confirmara su alternativa demostrando que maneja con temple el capote y la muleta. Labor un tanto intermitente al que abrió plaza, pero con fogonazos de calidad y buen toreo. Tuvo la mala suerte de que el sexto le lanzara un derrote que le alcanzó el muslo izquierdo. Se negó a pasar a la enfermería hasta que no acabó con su enemigo en una demostración de compromiso y valor. Fue atendido de «una cornada la cara interna del muslo, de dos trayectorias de 15 centímetros, menos grave». 

También dejó César Jiménez cosas muy interesantes sobre la arena madrileña, especialmente ante su primero, al que cuajó dos series excelentes con la mano derecha como colofón a una faena con altibajos.

No hay comentarios: