Macizo El Juli sin espada y mangazo a un gran Perera en el quinto
M. A. H. , Málaga
Llegaban las figuras a La Malagueta con una rematada corrida de Victoriano del Río esperando en chiqueros y la hegemonía del toreo jugando una baza más entre Juli, Perera y Talavante.
Magnífico fue el saludo de Juli al primero, Toro hondo y de cuello largo que usó para humillar y rebozarse en las medidas verónicas con las que se emborrachó el madrileño. Al templado quite de Juli por cordobesas replicó Perera por comprometidas chicuelinas, aprovechando la tremenda calidad del toro. No fue igual en la muleta el animal, que echó el freno, cortó el viaje y comenzó a venirse por dentro ante la desconfianza de un JÚlt que optó por abreviar.
Con templada suavidad y a pies juntos recibió Perera la larga arrancada del segundo, variando con chicuelinas el inconcluso saludo por inoportuno desarme. Simplemente sensacional fue el inicio a pies juntos del extremeño, que luego le dibujó lentísimos los derechazos, cosiendo el morro a la tela con extremo mimo y ajustando los embroques del enclasado animal con pulso máximo. Ofreció pausa y administró la exigencia con seco valor para correr la mano muy despacio, saboreando cada trazo. Lo reventó de un sopapo defectuoso y en premio simple se quedó lo que iba para doble.
Embistió el tercero con mucha clase el las templadas verónicas de Talavante en el saludo, pero salió desentendido al vaciar, tanto en el saludo como en el quite que le sirvió para ponerlo al Caballo en la segunda vara. Torerisimo fue el inicio de doblones genuflexos, templando mucho la despaciosa embestida y componiendo los remates para arrancar el olé en el tendido. Le tragó Alejandro al dormido animal, que tardaba mucho rato en cumplir el muletazo mientras le consentía el extremeño y le tardaba creyendo en su toreo, en su mano derecha, comprometida en concepto y en ajuste. Como las manoletinas del final, para terminar de convencer al tendido. La estocada, pelín trasera, certificó el triunfo. Pero tardó en caer el animal y el descabello enfrió el ambiente.
Tenía el cuarto la cara más lavada y la embestida más mortecina para que le diese suavidad el percal de Julián. Rompió luego en la muleta para empujaron con franqueza con los dos respetables bieldos que le lucían en la testa. Pronto lo vió Julián, que le construyó el trasteo con la diestra para ofrecerle la exigencia con la chota en larguísimos naturales, sometidos y compuestos, ahondando en la estética a la vez que en la largura. Por abajo fue la imposición, con un cambio de mano cumbre cuando el toro se rajó y lo sujetó el madrileño en los medios. Pero pinchó el de Velilla, y se esfumó el premio.
El quinto se pensó cada arrancada en el percal de Perera, impidiéndole estirarse al extremeño. Con la muleta supo Perera templarle al de Victoriano la sucia embestida de cara suelta con temple exquisito en el largo trazo de peor final que principio. Grande el extremeño en los circulares del final, exponiendo y tragando el peligro sordo del dormido animal, más para el profesional que para un palco que no concedió un trofeo más que merecido tras la petición mayoritaria.
Tuvieron más regusto y empaque los lances a pies juntos de Talavante al sexto que calidad la embestida humillada pero sin entrega del de Victoriano. Empujó el animal en el caballo y se desplazó con botánica en banderillas. Magistral fue el largo inicio de Talavante com la muleta, de hundidos estatutarios primero, trincheras después, abrochando todo con uno de pecho monumental. Fue, el de Alejandro, un toreo de pecho al frente, suelta la cintura, prodigiosa la muñeca al natural, con la única mácula del molesto punteo en los finales del boyante victoriano. Pero pinchó el extremeño, y la postrera estocada dejó el premio en una oreja.
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros de La Malagueta, Málaga. Cuarta de abono. Casi lleno.
Toros de Victoriano del Río, con remate y presencia. Enclasado y rebozón hasta la muleta el primero; enclasado, entregado y templadisimo el buen segundo; de mucha clase y lenta embestida el buen tercero; de gran calidad a menos el rajado cuarto; dormido y de cara suelta el dormido quinto; boyante de mejores principios que finales el sexto.
El Juli (gris plomo y oro): silencio y ovación.
Miguel Ángel Perera (negro y oro): oreja y ovación.
Alejandro Talavante (caña y oro): vuelta tras aviso y oreja.
Saludó Juan José Trujillo tras parear al sexto.
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