El matador extremeño completa una gran tarde, corta cinco orejas y sale a hombros por la Puerta de los Cónsules con una desiguel corrida de Jandilla.
Miguel Ángel Perera triunfó ayer con rotundidad en el Coliseo romano de Nimes, del que salió a hombros con todos los honores por la Puerta de los Cónsules tras pasear un total de cinco orejas en un triunfal gesto en solitario como broche de lujo a una temporada en la cumbre del toreo.
El extremeño se enfrentaba al reto de lidiar y dar muerte a seis toros con la motivación extra que suponía superar las cotas artísticas alcanzadas en el mismo escenario apenas tres horas antes con la apoteosis de ocho orejas y un rabo en el mano a mano entre Pablo Hermoso de Mendoza y El Juli.
Perera, que puso de manifiesto sobre la arena el sensacional momento que atraviesa en su carrera, supo imponer su ley y puso en pie los tendidos con una tarde colosal. La apoteosis del festejo la logró en el quinto, con el hierro de Vegahermosa, al que recibió con el capote con mucha quietud y suavidad.

Antes, tras intentarlo sin éxito ante el noble y falto de transmisión de Jandilla que abrió la tarde, la primera oreja había llegado del segundo toro en una labor en la que la firmeza de planta y la efectividad con la espada resultaron clave a la hora de ganarse el premio.


Con más de tres cuartos de entrada, se lidiaron toros de Jandilla y Vegahermosa (5 º y 6º), de juego variado. Miguel Angel Perera, en solitario, ovación; oreja; oreja; oreja; dos orejas y palmas.
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