miércoles, 8 de octubre de 2014

Festival de Segura de la Sierra: Triunfadores Castaño, Lamelas, Colombo y Cristina Hernández. / Fotos La Loma



'Del toro al infinito' / Fotografías La Loma
Un año más, se ha celebrado el histórico y tradicional Festival de la feria de la incomparable localidad de Segura de la Sierra, en honor de la Virgen del Rosario, sobre un albero que cubre el piso de las antiguas caballerizas del Castillo que se erige sobre las crestas montañosas de este espectacular parque natural, que fuera línea de hostilidad entre moros y cristianos pero también una frontera cultural punto de encuentro y separación de las culturas musulmana y cristiana.

 
En este bello y emblemático marco se lidiaron cuatro novillos de la ganadería de El Cotillo, propiedad de Juan Collado Ruiz, organizador durante más de tres décadas con el ayuntamiento local de tan importante acontecimiento, para los matadores Javier Castaño y Alberto Lamelas, y los novilleros Cristina Hernández, de Almería y el tachirense Jesús Enrique Colombo, que dieron una gran tarde de toros a un público que acudía al lugar como de una romería se tratara y a participar en una secular liturgia taurina que identifica a este pueblo serrano de la provincia de Jaén.

Los dos novillos buenos correspondieron, precisamente, a los dos expertos matadores,  y cayéndole en suerte a los novilleros los de menos clase. Ello no fue impedimento para que todos ellos brillaran a gran altura para disfrute de los espectadores que ocupaban y rodeaban la singular plaza cuadrangular y los que se repartían de forma increíble sobre las faldas rampantes del Castillo.

Habíamos visto el día anterior en el Festival de Povedilla a un entregado e ilusionado Javier Castaño con una res de Samuel Flores, y así, con semejante actitud lidió un noble novillo de El Cotillo ofreciendo una auténtica demostración de colocación, temple y ligazón en una faena sobre ambas manos, después de haberse empleado con variadas suertes con la capa, además de la vistosa y infrecuente por colleras con Alberto Lamelas.
Muy buena ejecución de la estocada que necesitó del refrendo del verduguillo para cortar des orejas.


Sensacional estuvo Alberto Lamelas, torero local con un lustro de alternativa y de pocos contratos, pero que cada vez que actúa ha demostrado estar en posesión de las mejores condiciones para acceder a superior situación. Su novillo fue realmente bravo y con temperamento que exigía las mejores dotes de lidia a su matador. No era fácil acoplarse a su embestida repetidora y "enterada", sobre todo por el pitón izquierdo,  más corto y protestón el de El Cotillo, empeñándose Lamelas en redondear su gran faena con soberbios y largos naturales. Tres veces cuadró al burel para la estocada y tres veces desistió para volver a la carga y reventarlo para su disfrute y para todos los que alli tuvimos la suerte de estar. Un estoconazo en los rubios le llevó a sus manos triunfadoras los máximos trofeos merecidísimos y exentos de localismo.

El tercero de El Cotillo puso a prueba a la joven entusiasta almeriense, aunque verderona,Trinidad Hernández, que al final consiguió dominar su animada aunque descompuesta y áspera embestida, para propinarle un eficaz estocada, siendo recompensado su esfuerzo por la cariñosa petición del público del premio de dos orejas que fueron concedidas por la presidencia ostentada por Dª Mª Angustias Velasco, diputada de la Diputación Provincia de Jaén, asesorada por Juan Lamarca y el ilustre segureño, paladín de la tauromaquia, Lope Morales.

 
El colofón del festejo lo protagonizó el venezolano Jesús Enrique Colombo, ¡y de qué forma! volviendo a ofrecer una demostración de inusitada y sorprendente madurez fruto de sus innegables condiciones innatas y su buen aprovechamiento dela preparación que le dispensa la casa Ruiz Palomares y la continuidad de actuaciones que le propicia el ganadero y empresario de la tarde Juan Collado Ruiz.

El novillo fortachón ya mostró su mansedubre en los primeros arreones al capote de Colombo, sin humillar y con las manos por delante. Se tragó el brillante y contundente tercio de banderillas del tachirense, y tras los primeros doblones por bajo se aquerenció en chiqueros.

Un resuelto Jesús Enrique adoptó de inmediato el trato adecuado al animal, cambiándole los terrenos y atacarle sin quitársela de la cara, sujetándole en la muleta y arrancándole una más que meritoria faena de dominio que desembocó en series por ambas manos, primero, y luego de uno en uno en terrenos de cercanías ligados con los abrochados de pecho, para finalizar con trincherillas y manoletinas impecables acariciando la pañosa los lomos del verraco vencido y entregado. Estocada al canto y las dos orejas y rabo al zurrón de Colombo. 

Inolvidable tarde la vivida en Segura de la Sierra. Toros, toreros, espectadores... en ese marco sin igual. Dicen que dijo Joselito el Gallo aquello de "el que no ha visto toros en el Puerto no sabe lo que es un día de toros" -según el fabuloso Pepín Cabrales esa famoso dicho se le ocurrió al genial empresario portuense Enrique Barrilaro en un día memorables de cervecita y gambas-
Pues el que no ha visto toros en Segura de la Sierra no sabe lo que se pierde..... ¡qué maravilla!
De haber estado aquí Barrilaro, en vez de gambas se hubiera puesto morao de lomo de orza, ajoatao, cuchifrito y......

No hay comentarios: