lunes, 13 de octubre de 2014

Nobleza baturra

José Luis Marcuello, ganadero de Los Maños, vive un momento dulce

CULTORO, Zaragoza
Dicen que se torea como se es. Pero también, se crían toros como se es. Los ganaderos reflejan su personalidad en cada toro que lidian, a través de la selección y del manejo, como si fueran un espejo capaz de trasmitir verdades o mentiras. Y es que nada ocurre por casualidad.

Aunque también hay que decir que el toreo no siempre es justo. Tanto toreros como ganaderos deben de resistir los zarandeos de un destino que no siempre justifica esfuerzos y sacrificios, pero que cuando llega el triunfo compensa todo lo caminado y lo que falta por recorrer.

Dicho esto, nos metemos en materia para acercarnos a un campo ganadero sin aditivos, sin conservantes ni colorantes. Un campo alejado del bullicio y la fama, pero tan auténtico como la nieve que recogen sus cercados para convertirla en un manto de suculenta hierba fina en primavera.

Estamos en casa de la familia Marcuello, "Los Maños" para más señas, los que hace 26 años emprendieron rumbo a la ganadería de lidia y eligieron el encaste Santa Coloma como compañero de viaje. Las caras más visibles de este hierro son Don José y su hijo José Luis, dos apasionados que se desviven por sus animales, los que cuidan de primera mano y conocen a la perfección. "Nosotros somos una ganadería humilde que intentamos hacer las cosas bien y seguiremos haciéndolas. De hecho nuestra vida no ha cambiado nada a pesar del éxito de Zaragoza. Seguimos madrugando y yendo a la ganadería para ponernos el mono de trabajo y darles de comer a los animales, además de llevar el camión como todos los días. Pero lo que más nos preocupa es observar a los animales para saber lo que ocurre cada momento en tu ganadería, y conocerlos uno a uno. Esto además te ayuda a reaccionar pronto si hay problemas o hay alguno herido o enfermo", apunta José Luis.

El principal motivo de esta entrevista viene dado por el acontecimiento histórico del indulto de un novillo de este hierro en la Feria del Pilar el pasado martes día 7. "Quejoso" que así se llama el cárdeno animal entregó su vida pero fue perdonada, ante la locura de una plaza rendida a la faena de Varea. "Por supuesto que el novillo era de indulto, lo cantó desde que salió por la puerta de chiqueros" sentencia el joven ganadero, y añade que "atesoró nobleza, recorrido, empuje en el caballo, sirvió espectáculo en todos los tercios de la lidia. Virtudes fueron todas. Un toro indultado requiere ser muy completo".

Tras las pertinentes curas en los corrales de la propia plaza, el animal llegó a la finca esa misma noche, en la que se recupera sin ningún problema. Será un futuro semental, porque los ganaderos lo tienen claro. "En cuanto se recupere, la próxima primavera padreará en un lote de 50 vacas. Viene de buena reata y tiene buenas hechuras", comenta Marcuello.

Por las venas de "Quejoso" corre sangre de Buendía por parte de padre, y de Pablo Mayoral por parte de madre. Ambas procedencias son las que formaron esta vacada que el año pasado celebró sus 25 años, y muchos de ellos lidiando en la plaza de La Misericordia zaragozana. "Llevábamos dos años sin ir a Zaragoza. En el 2011 se lidió una novillada muy completa, con un novillo de vuelta al ruedo, y en la que Javier Jiménez cortó las dos orejas y salió por a puerta grande. Los aficionados la pedían, y nosotros queríamos volver, pero no hubo acuerdo con la empresa que regentó la Misericordia en estos dos últimos años", se lamenta José Luis.

Pero no sería justo hablar del triunfo de "Quejoso" sin citar la actuación de Varea, el novillero castellonense al que el destino puso en suerte para crear una de las obras más bellas que han podido contemplar los 250 octubres del coso de Pignatelli. Si Goya hubiera sido testigo de esta tarde, se le hubieran quitado todos los tormentos y sus pinturas negras arrojarían más luz que una central térmica.
El propio ganadero se siente entusiasmado con el toreo de Varea. "No se puede explicar con palabras. Temple, lentitud, los giros de muñeca, como bajó la mano, como echó la muleta adelante, su gusto... hubo unos muletazos con la izquierda que cada uno duró 20 minutos. Fueron eternos".
Aunque el indulto marcó la tarde y eclipsó en gran parte al resto de la novillada, no podemos olvidarnos que los otros cinco novillos también puntuaron con gran nota, siendo despedidos casi todos ellos con una ovación al arrastre.

Y no fue casualidad. Esta temporada los pupilos de los Marcuello han ofrecido tardes interesantes en todas las plazas donde se han anunciado, como la de Andorra, una de las aficiones más fieles a este hierro donde ha lidiado en los últimos 9 años. "La temporada comenzó en San Adrián, y luego hemos estado en Calamocha, Santa Eulalia del Campo, El Herrumblar, Andorra, Albalate del Arzobispo,  Zaragoza, Gea de Albarracín y Pastrana. Ha sido un buen año del que salimos muy felices", manifiesta José Luis.

Respecto a dar el paso y lidiar cuatreños, el ganadero considera que "no lo llevamos en mente. Pero al año que viene ha quedado algún utrero que al año que viene serán cuatreños y en algún sitio los lidiaremos. Nuestro entorno de pueblos y ferias en el que trabajamos no es el más adecuado para dejarnos toros. Además este encaste se pega mucho en el campo y tenemos muchas bajas".

Con esta sincera reflexión dejamos tierras zaragozanas, despidiéndonos de los ganaderos y de los cercados donde ya asoman los novillos que se lidiarán la próxima temporada, marcada por el peso de la responsabilidad que conlleva el éxito.

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