José Luis Marcuello, ganadero de Los Maños, vive un momento dulce
CULTORO,
Zaragoza
Aunque también hay que decir que el toreo no siempre es justo. Tanto toreros como ganaderos deben de resistir los zarandeos de un destino que no siempre justifica esfuerzos y sacrificios, pero que cuando llega el triunfo compensa todo lo caminado y lo que falta por recorrer.
Dicho esto, nos metemos en materia para
acercarnos a un campo ganadero sin aditivos, sin conservantes ni
colorantes. Un campo alejado del bullicio y la fama, pero tan auténtico
como la nieve que recogen sus cercados para convertirla en un manto de
suculenta hierba fina en primavera.
Estamos en casa de la familia Marcuello,
"Los Maños" para más señas, los que hace 26 años emprendieron rumbo a
la ganadería de lidia y eligieron el encaste Santa Coloma como compañero
de viaje. Las caras más visibles de este hierro son Don José y su hijo José Luis, dos apasionados que se desviven por sus animales, los que cuidan de primera mano y conocen a la perfección. "Nosotros
somos una ganadería humilde que intentamos hacer las cosas bien y
seguiremos haciéndolas. De hecho nuestra vida no ha cambiado nada a
pesar del éxito de Zaragoza. Seguimos madrugando y yendo a la ganadería
para ponernos el mono de trabajo y darles de comer a los
animales, además de llevar el camión como todos los días. Pero lo que
más nos preocupa es observar a los animales para saber lo que ocurre
cada momento en tu ganadería, y conocerlos uno a uno. Esto además te
ayuda a reaccionar pronto si hay problemas o hay alguno herido o
enfermo", apunta José Luis.
El principal motivo de esta entrevista
viene dado por el acontecimiento histórico del indulto de un novillo de
este hierro en la Feria del Pilar el pasado martes día 7. "Quejoso"
que así se llama el cárdeno animal entregó su vida pero fue perdonada,
ante la locura de una plaza rendida a la faena de Varea. "Por supuesto que el novillo era de indulto, lo cantó desde que salió por la puerta de chiqueros" sentencia el joven ganadero, y añade que "atesoró
nobleza, recorrido, empuje en el caballo, sirvió espectáculo en todos
los tercios de la lidia. Virtudes fueron todas. Un toro indultado
requiere ser muy completo".
Tras las pertinentes curas en los
corrales de la propia plaza, el animal llegó a la finca esa misma noche,
en la que se recupera sin ningún problema. Será un futuro semental,
porque los ganaderos lo tienen claro. "En cuanto se recupere, la próxima primavera padreará en un lote de 50 vacas. Viene de buena reata y tiene buenas hechuras", comenta Marcuello.
Por las venas de "Quejoso" corre sangre de Buendía por parte de padre, y de Pablo Mayoral
por parte de madre. Ambas procedencias son las que formaron esta vacada
que el año pasado celebró sus 25 años, y muchos de ellos lidiando en la
plaza de La Misericordia zaragozana. "Llevábamos dos años
sin ir a Zaragoza. En el 2011 se lidió una novillada muy completa, con
un novillo de vuelta al ruedo, y en la que Javier Jiménez cortó las dos
orejas y salió por a puerta grande. Los aficionados la pedían, y
nosotros queríamos volver, pero no hubo acuerdo con la empresa que
regentó la Misericordia en estos dos últimos años", se lamenta José Luis.
Pero no sería justo hablar del triunfo de "Quejoso" sin citar la actuación de Varea,
el novillero castellonense al que el destino puso en suerte para crear
una de las obras más bellas que han podido contemplar los 250 octubres
del coso de Pignatelli. Si Goya hubiera sido testigo de
esta tarde, se le hubieran quitado todos los tormentos y sus pinturas
negras arrojarían más luz que una central térmica.
El propio ganadero se siente entusiasmado con el toreo de Varea. "No
se puede explicar con palabras. Temple, lentitud, los giros de muñeca,
como bajó la mano, como echó la muleta adelante, su gusto... hubo unos
muletazos con la izquierda que cada uno duró 20 minutos. Fueron eternos".
Aunque el indulto marcó la tarde y
eclipsó en gran parte al resto de la novillada, no podemos olvidarnos
que los otros cinco novillos también puntuaron con gran nota, siendo
despedidos casi todos ellos con una ovación al arrastre.
Y no fue casualidad. Esta temporada los pupilos de los Marcuello
han ofrecido tardes interesantes en todas las plazas donde se han
anunciado, como la de Andorra, una de las aficiones más fieles a este
hierro donde ha lidiado en los últimos 9 años. "La temporada
comenzó en San Adrián, y luego hemos estado en Calamocha, Santa Eulalia
del Campo, El Herrumblar, Andorra, Albalate del Arzobispo,
Zaragoza, Gea de Albarracín y Pastrana. Ha sido un buen año del que
salimos muy felices", manifiesta José Luis.
Respecto a dar el paso y lidiar cuatreños, el ganadero considera que "no
lo llevamos en mente. Pero al año que viene ha quedado algún utrero que
al año que viene serán cuatreños y en algún sitio los lidiaremos.
Nuestro entorno de pueblos y ferias en el que trabajamos no es el más
adecuado para dejarnos toros. Además este encaste se pega mucho en el
campo y tenemos muchas bajas".
Con esta sincera reflexión dejamos
tierras zaragozanas, despidiéndonos de los ganaderos y de los cercados
donde ya asoman los novillos que se lidiarán la próxima temporada,
marcada por el peso de la responsabilidad que conlleva el éxito.
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