MÉRIDA Pésimo lote para Morante
MUNDOTORO
Fotos: Germán D' Jesús Cerrada
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El Califa de Aragua
remató su gran actuación sirviéndose del notable sexto toro. Una lidia
extensa e intensa coronada con el indulto del ejemplar de Los Ramírez,
al que fue el torero quien terminó de lucir en su generosa faena. El
público se emocionó y solicitó el perdón para la vida del astado hasta
que el Presidente lo concedió. Hassan Rodríguez se sobrepuso incluso a una voltereta en mitad de faena y otra después de concederse el indulto. Fiesta total en Mérida.
Emoción, mucha variedad y un triunfo de Puerta Grande en la entonada faena de El Califa de Aragua al
tercer toro. El torero venezolano ya principió bien, formando un
alboroto por su toreo de capote. En banderillas incomodó el animal, lo
que provocó algún desajuste en el primer par. Sin embargo el tercio
-como toda su labor- fue a más, llenando mucho la escena y recreándose
en las suertes. Así, en el último tercio El Califa planteó una faena larga, templada y llena de recursos que llegaron mucho al tendido. El de Los Ramírez
rompió a bueno, especialmente por los cuidados del torero, que lo midió
perfecto en alturas, tiempos y distancias. Hubo una leve petición de
indulto para el buen toro previa al espadazo de rápido efecto. Hassan Rodríguez paseó las dos orejas.
Apenas unos detalles con el capote y la muleta fue lo único que pudo construir Morante de la Puebla con
el muy descastado y deslucido segundo. El inicio, con dos verónicas y
una revolera hicieron despertar ilusiones, pero pronto el de Rancho Grande las tiraría por tierra. No obstante, paciente, Morante pudo sacar algún derechazo bien compuesto con la muleta. Pero se quedó pronto sin oponente y tuvo que irse a por la espada. Tuvo aún peor suerte Morante en
el quinto toro, un ejemplar muy parado, siempre distraído de los
engaños y más pendiente del torero. De entre la nada surgió algún buen
natural, largo, pero sin poder conjuntarlos. Pronto abrevió vista la
condición de este 'imposible'.
Leonardo Benítez inició la tarde con un animal de mucha movilidad y transmisión. Compartió banderillas con El Califa de Aragua y, ya con la muleta, aprovechó la emoción del ejemplar de Los Ramírez. Durante su faena molestó el viento, pese a lo que pudo ofrecer variedad en su toreo. No estuvo acertado con la espada. Leonardo Benítez construyó
una labor paciente, de fondo en el cuarto capítulo, en la que fue
metiendo al público. Con buena técnica, el espada nacional hizo sonar la
música en un conjunto compactado. Tras rematar a espadas con acierto,
paseó un trofeo.
Plaza de toros de Mérida. Penúltima de feria. Casi lleno. Toros de Los Ramírez, el sexto indultado, y Rancho Grande (2º). Leonardo Benítez, silencio y oreja; Morante de la Puebla, silencio en ambos y El Califa de Aragua, dos orejas y dos orejas y rabo simbólico.
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