sábado, 7 de febrero de 2015

Mis Impresiones sobre la Feria de San Sebastián 2015


Acacio Sandia Scheuren, acompañado por su padre Acacio Sandia Briceño y sus hermanos en la plaza de toros de San Cristóbal. Foto Germán D' Jesús Cerrada

Acacio Sandia Scheuren
Comienza el año y arranca la temporada taurina venezolana con la feria grande de Venezuela, la feria de San Sebastián, en la bella ciudad de San Cristóbal que siempre nos recibe con sus brazos abiertos, con su gente cordial, amable y sincera. ¡Orgullosamente Gocha!

Ávidos como estábamos de toros, luego de las cancelaciones de Mérida y Valencia nos embarcamos con ilusión al compromiso ferial tachirense, aunque este año, debo confesarlo, no generaba en mí la misma emoción de años anteriores, ya que como taurino estoy feliz por la oportunidad de ver en ruedos venezolanos importantes ganaderías españolas, pero como venezolano, siento una emoción contraria, al ver que mientras el país se cae a pedazos, tenemos toros de las mejores ganaderías españolas y grandes figuras de la tauromaquia mundial. ¡Hay Circo pero sin pan!

En fin, abstrayendo el tema país y centrándonos en lo taurino, la feria fue interesante, de contrastes, pasamos de lo sublime del viernes, con un encierro noble en demasía a la tragedia del sábado con la muerte de un caballo torero en el ruedo y un encierro peligroso y falto de raza, que opacó la brillante actuación de Ventura y la extrema disposición de Ferrera.  

Diego Ventura, la figura central de la Feria, el único con dos tardes, no llenó del todo mis expectativas. Quien ha visto a Pablo Hermoso de Mendoza, le queda la impresión de que siempre se puede hacer más, le faltó entrega en su primer toro en cada tarde y la única actuación realmente destacada de Don Diego quedó opacada por el infarto de Sabioto en pleno ruedo, un momento realmente triste y emotivo, en el que lo vimos poco interesado por la suerte de su compañero; el público lo notó y se lo reclamó. Muy destacable la actuación de los Rodríguez intentando revivir al animal como si fuera de su propia cuadra.

Sebastián Castella nos brindó una de sus más bellas y artísticas presentaciones en Venezuela, con arte, valor, pasión y sinceridad, respetando al toro y a la afición verdadera, sin falsos desplantes, metiéndose en terrenos imposibles para los simples mortales y muy bien aprovechados ante toros diseñados genéticamente para tal fin; si algo faltó esa tarde fue sensación de riesgo, tarde torerista, tarde noble, pero… ¿brava? A pesar de tanto arrime, no se sentía que podía ocurrir nada grave y esa sensación siempre es necesaria para redondear una tarde de toros. En fin, así son los Domecq y así les gustan los toros a las “figuras”.

Luque, en la misma tónica que Castella, nos brindó un recital de buen toreo y grandes estocadas, como todos los diestros esa tarde, ni un solo pinchazo, estocadas grandes, a ley, con mucho respeto al toro. El alternativante, Cesar Valencia, aprendió bien la técnica en la suerte suprema y tuvo mucha suerte al lidiar el toro de la feria, el toro de los sueños para cualquier torero y lo aprovechó en la medida de sus posibilidades. Sobre el indulto aclaro que aunque no soy partidario de la “indultitis” venezolana, si algún toro merecía ese beneficio era precisamente este Nro. 198 de nombre Gestor de 448 Kg.

No puedo opinar sobre la tarde del miércoles, ya que no estuve presente, pero por los cometarios y videos, destacó Castaño y un bravo aunque terciado burraco de La consolación.

García Jiménez envió un encierro que se prestó al juego, pero un encierro que muy probablemente sería rechazado en cualquier plaza de primera categoría en su país de origen. Para ver los toros que le vimos, los podríamos haber buscado de este lado del charco. Esa tarde destacó, como ya es costumbre, la voluntad y condiciones físicas de El Fandi, lamentamos la suerte de Fandiño y aplaudimos la labor de Castañeda, del que esperamos pueda seguir toreando con regularidad y no le pase lo que a la mayoría de los nuestros.

Y llegamos al día importante de la feria: El debut en América de la legendaria ganadería de Don Victorino Martin. Curiosamente, la menos concurrida por ser el día domingo, pero a la larga esa fue una gran ventaja para quienes tuvimos el inmenso placer de presenciarla, el público fue mucho más selecto y entendido, esa corrida con más “tendidos” no habría resultado tan sabrosa.
Encierro serio, en edad, bien armado, con genio, trapío y bravura. Toros de verdad, de los que exigen credenciales a quien se le planta delante. Y se les plantó delante un maestro, un verdadero profesional en la lidia del toro bravo, el Señor Joselito Adame, que nos brindó un recital de buen toreo, una lidia magistral, entendiendo a cada uno de sus enemigos y realizado la faena correcta que exigen los Victorinos: corta, de temple y mando.

Como si eso no fuera suficiente para pagar con creces el costo del abono completo, disfrutamos esa tarde una maravillosa ejecución de la suerte de varas, un Luis Quintana enorme ante el compromiso y un público que supo apreciar su labor. Observamos con gusto el “dream team” del joven Aguilar; peón de brega, banderillero y picador muy destacados, aunque lamentamos su percance con el “bisonte” lidiado en sexto lugar, la nota gris de la jornada fue César Vanegas a quien le quedó inmensamente grande el compromiso y se vio totalmente descolocado y ajeno a la lidia de tan importantes toros. A mi entender desperdició el quinto de la tarde, que era el astado más destacado del encierro.

La corrida de Victorino Martin fue una de esas que siembran afición, que impresionan en el ruedo, que retumban en el recuerdo del aficionado, que necesitan de temple y valor. Su debut americano fue sobresaliente y un magistral broche de oro para tan importante ciclo taurino.

No puedo concluir estas líneas sin reconocer que este año la organización, tanto interna como externa, fue superior al año pasado, el acceso a la plaza y estacionamientos más ordenado, hubo puntualidad en el inicio de los festejos salvo en el último, la actuación de la Comisión Taurina, en líneas generales, fue correcta y como siempre, y eso parece ya un mal imposible de corregir, la cantidad de coleados y el exceso de pases de callejón hacen todo más incomodo para quienes se abonan y pagan sus localidades, los pasillos de los bajos de sombra y sol atestados de gente sin lugar en la plaza molestan en extremo la circulación dentro del coso. Ojalá y las autoridades taurinas tomaran medidas al respecto algún día.

Un aspecto bastante negativo que observamos este año fue el deterioro gradual y progresivo de las instalaciones de la bellísima Monumental de Pueblo Nuevo, sus accesos, instalaciones sanitarias y el ruedo, se encuentran en lamentables condiciones, no es posible que una plaza tan importante como ésta, tenga un ruedo con tan malos drenajes y sin cobertores para protegerlo de la lluvia, sin arena para reponer, en fin un caos total, que perjudica el desarrollo de la lidia.

Regresamos satisfechos con lo vivido y sentido durante el ciclo ferial tachirense y en lo particular con una honda preocupación por el éxito de la venidera Feria del Sol, luego de las pésimas actuaciones de Benitez y Vanegas y el pobre desempeño de los toros de Hugo Domingo Molina, quienes serán lidiados en tres tardes del Sol. Pero como en el mundo del toro, unas son de cal y otras son de arena, puede que en Mérida, otro sea el cantar.            ¡Que Dios reparta suerte!
 
@ajsandia  -  acaciosandia@gmail.com

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