Acacio Sandia Scheuren, acompañado por su padre Acacio Sandia Briceño y sus hermanos en la plaza de toros de San Cristóbal. Foto Germán D' Jesús Cerrada |
Acacio Sandia
Scheuren
Ávidos como estábamos de toros,
luego de las cancelaciones de Mérida y Valencia nos embarcamos con ilusión al
compromiso ferial tachirense, aunque este año, debo confesarlo, no generaba en
mí la misma emoción de años anteriores, ya que como taurino estoy feliz por la
oportunidad de ver en ruedos venezolanos importantes ganaderías españolas, pero
como venezolano, siento una emoción contraria, al ver que mientras el país se
cae a pedazos, tenemos toros de las mejores ganaderías españolas y grandes
figuras de la tauromaquia mundial. ¡Hay Circo pero sin pan!
En fin, abstrayendo el tema país
y centrándonos en lo taurino, la feria fue interesante, de contrastes, pasamos
de lo sublime del viernes, con un encierro noble en demasía a la tragedia del
sábado con la muerte de un caballo torero en el ruedo y un encierro peligroso y
falto de raza, que opacó la brillante actuación de Ventura y la extrema
disposición de Ferrera.
Diego Ventura, la figura central
de la Feria, el único con dos tardes, no llenó del todo mis expectativas. Quien
ha visto a Pablo Hermoso de Mendoza, le queda la impresión de que siempre se
puede hacer más, le faltó entrega en su primer toro en cada tarde y la única
actuación realmente destacada de Don Diego quedó opacada por el infarto de
Sabioto en pleno ruedo, un momento realmente triste y emotivo, en el que lo
vimos poco interesado por la suerte de su compañero; el público lo notó y se lo
reclamó. Muy destacable la actuación de los Rodríguez intentando revivir al
animal como si fuera de su propia cuadra.
Sebastián Castella nos brindó una
de sus más bellas y artísticas presentaciones en Venezuela, con arte, valor,
pasión y sinceridad, respetando al toro y a la afición verdadera, sin falsos
desplantes, metiéndose en terrenos imposibles para los simples mortales y muy
bien aprovechados ante toros diseñados genéticamente para tal fin; si algo
faltó esa tarde fue sensación de riesgo, tarde torerista, tarde noble, pero…
¿brava? A pesar de tanto arrime, no se sentía que podía ocurrir nada grave y
esa sensación siempre es necesaria para redondear una tarde de toros. En fin,
así son los Domecq y así les gustan los toros a las “figuras”.
Luque, en la misma tónica que
Castella, nos brindó un recital de buen toreo y grandes estocadas, como todos
los diestros esa tarde, ni un solo pinchazo, estocadas grandes, a ley, con
mucho respeto al toro. El alternativante, Cesar Valencia, aprendió bien la
técnica en la suerte suprema y tuvo mucha suerte al lidiar el toro de la feria,
el toro de los sueños para cualquier torero y lo aprovechó en la medida de sus
posibilidades. Sobre el indulto aclaro que aunque no soy partidario de la
“indultitis” venezolana, si algún toro merecía ese beneficio era precisamente
este Nro. 198 de nombre Gestor de 448 Kg.
No puedo opinar sobre la tarde
del miércoles, ya que no estuve presente, pero por los cometarios y videos,
destacó Castaño y un bravo aunque terciado burraco de La consolación.
García Jiménez envió un encierro
que se prestó al juego, pero un encierro que muy probablemente sería rechazado
en cualquier plaza de primera categoría en su país de origen. Para ver los
toros que le vimos, los podríamos haber buscado de este lado del charco. Esa
tarde destacó, como ya es costumbre, la voluntad y condiciones físicas de El
Fandi, lamentamos la suerte de Fandiño y aplaudimos la labor de Castañeda, del
que esperamos pueda seguir toreando con regularidad y no le pase lo que a la
mayoría de los nuestros.
Y llegamos al día importante de
la feria: El debut en América de la legendaria ganadería de Don Victorino
Martin. Curiosamente, la menos concurrida por ser el día domingo, pero a la
larga esa fue una gran ventaja para quienes tuvimos el inmenso placer de
presenciarla, el público fue mucho más selecto y entendido, esa corrida con más
“tendidos” no habría resultado tan sabrosa.
Encierro serio, en edad, bien
armado, con genio, trapío y bravura. Toros de verdad, de los que exigen
credenciales a quien se le planta delante. Y se les plantó delante un maestro,
un verdadero profesional en la lidia del toro bravo, el Señor Joselito Adame,
que nos brindó un recital de buen toreo, una lidia magistral, entendiendo a
cada uno de sus enemigos y realizado la faena correcta que exigen los
Victorinos: corta, de temple y mando.
Como si eso no fuera suficiente
para pagar con creces el costo del abono completo, disfrutamos esa tarde una
maravillosa ejecución de la suerte de varas, un Luis Quintana enorme ante el
compromiso y un público que supo apreciar su labor. Observamos con gusto el
“dream team” del joven Aguilar; peón de brega, banderillero y picador muy
destacados, aunque lamentamos su percance con el “bisonte” lidiado en sexto
lugar, la nota gris de la jornada fue César Vanegas a quien le quedó
inmensamente grande el compromiso y se vio totalmente descolocado y ajeno a la
lidia de tan importantes toros. A mi entender desperdició el quinto de la
tarde, que era el astado más destacado del encierro.
La corrida de Victorino Martin
fue una de esas que siembran afición, que impresionan en el ruedo, que retumban
en el recuerdo del aficionado, que necesitan de temple y valor. Su debut
americano fue sobresaliente y un magistral broche de oro para tan importante
ciclo taurino.
No puedo concluir estas líneas
sin reconocer que este año la organización, tanto interna como externa, fue
superior al año pasado, el acceso a la plaza y estacionamientos más ordenado,
hubo puntualidad en el inicio de los festejos salvo en el último, la actuación
de la Comisión Taurina, en líneas generales, fue correcta y como siempre, y eso
parece ya un mal imposible de corregir, la cantidad de coleados y el exceso de
pases de callejón hacen todo más incomodo para quienes se abonan y pagan sus
localidades, los pasillos de los bajos de sombra y sol atestados de gente sin
lugar en la plaza molestan en extremo la circulación dentro del coso. Ojalá y
las autoridades taurinas tomaran medidas al respecto algún día.
Un aspecto bastante negativo que
observamos este año fue el deterioro gradual y progresivo de las instalaciones
de la bellísima Monumental de Pueblo Nuevo, sus accesos, instalaciones
sanitarias y el ruedo, se encuentran en lamentables condiciones, no es posible
que una plaza tan importante como ésta, tenga un ruedo con tan malos drenajes y
sin cobertores para protegerlo de la lluvia, sin arena para reponer, en fin un
caos total, que perjudica el desarrollo de la lidia.
Regresamos satisfechos con lo
vivido y sentido durante el ciclo ferial tachirense y en lo particular con una
honda preocupación por el éxito de la venidera Feria del Sol, luego de las
pésimas actuaciones de Benitez y Vanegas y el pobre desempeño de los toros de
Hugo Domingo Molina, quienes serán lidiados en tres tardes del Sol. Pero como
en el mundo del toro, unas son de cal y otras son de arena, puede que en
Mérida, otro sea el cantar.
¡Que Dios reparta suerte!
@ajsandia -
acaciosandia@gmail.com
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