Toros reglamentariamente despuntados para rejones de Fermín Bohórquez, de buenas hechuras y colaboradores en líneas generales.
Fermín Bohórquez, vuelta al ruedo y oreja.
Andy Cartagena, dos orejas y dos orejas.
Lea Vicens, oreja y oreja.
La plaza tuvo dos tercios largos de entrada en tarde calurosa.
Andy Cartagena
volvió a demostrar en su tierra, Alicante, porque sigue siendo uno de
los referentes del toreo ecuestre actual, a pesar de que algunas
empresas de plazas importantes hayan optado por excluirle de sus
carteles sin venir muy bien a cuento.
Ya puso el listón alto Cartagena en su primero, en el que
brilló montando a Sol y Sombra, con el que galopó de costado y puso
banderillas, y, sobre todo, con Pantera, por la torería y la manera de
ir de frente al toro, y por el espectáculo de los "bocaos" que tanto
gusta al público de rejones, y que tan de moda puso en su día Diego
Ventura con Morante.
El caso es que el jinete de Benidorm caló, y mucho, entre sus paisanos, que estallaron de contento cuando clavó el rejón de muerte a la primera, tirando al astado sin puntilla sobre el albero. Dos orejas sin discusión.
Y otros tantos apéndices cortó Cartagena del quinto, con el que formó un auténtico alboroto con los balanceos de Pericalvo,
caballo estrella de su cuadra con el que anduvo también certero y
reunido con los rehiletes. Con Zico llegó el acabóse. Las piruetas,
cabriolas y levantadas que protagonizó pusieron los tendidos en
ebullición.
También gustó, y mucho, la amazona francesa Lea Vicens en
la tarde de su debut en Alicante. Brilló Vicens con su primero, al que
enceló con torería con Bach para destacar banderilleando sobre Diluvio.
Muy bien la francesa, que logró una oreja de mucho peso.
Otro trofeo logró del sexto, esta vez con una actuación más
eléctrica y comunicativa, destacando las banderillas sobre Bético y
Bazoca, y en un final también de altura con Espontáneo.
El veterano Fermín Bohórquez, que se despedía de la afición alicantina al encontrarse en temporada de adiós, firmó el rejoneo más clásico y puro de la tarde.
A su primero le cuajó una notable faena con Brasil en
banderillas y Melero en las postrimerías, especialmente en un par a dos
manos sublime. La espectacularidad de la muerte del animal le privó de
tocar pelo.
Sí lo consiguió en el cuarto Bohórquez, que antes de volver a poner la plaza boca abajo con otro par a dos manos sobre Melero, había instrumentado una faena sobria, clásica y elegante, destacando también con las banderillas montando a Bohemio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario