martes, 11 de agosto de 2015

Escribano corta dos orejas y sale a hombros en la primera de feria

El sevillano desorejó al sexto de una corrida de La Quinta en la que hubo dos toros buenos. Eugenio de Mora y Robleño, que obtuvo un trofeo, completaron el cartel

Escribano cortó dos orejas y salió a hombros en la primera de feria
EFE

El primer toro de la feria de Gijón fue un ejemplar de La Quinta que ya en el capote dobló varias veces las manos, llegando al último tercio prácticamente con la reserva encendida.

Eugenio de Mora sacó más de lo que el animal tenía, logrando varios derechazos templados y de buena firma, muy meritorios. El conjunto tuvo suficiencia y buen gusto, pero el poco fondo del toro propició que no llegara a calentar lo suficiente.

En el buen cuarto De Mora diseñó una faena de menos a más, logrando lo mejor en las series de naturales finales, de mucho relajo, sentimiento y expresión. Buen toreo del toledano que, sin embargo, se quedó sin la oreja, posiblemente, por el mal hacer del puntillero. Como en su primero, fue ovacionado.

Fernando Robleño estuvo importante en su primero. Toreó excelentemente bien a la verónica el madrileño, y con la muleta cuajó una faena también de alto nivel, con muletazos profundos y muy toreros que despertaron los olés en los tendidos. El toro, un punto a su aire, se dejó, y Robleño se gustó con él.

Agarró una gran estocada y hubo petición de oreja, que, sin embargo, el presidente no consideró, dejando todo en una gran ovación.

Sí logró la oreja Robleño en el quinto por una faena más aseada, de menos calado, pero que contó con la rubrica de una gran estocada. El público le pidió la oreja, en parte, para compensar la que no paseó en el toro anterior, y esta vez el presidente no tuvo otra que darla.

Escribano saludó al tercero con una larga en el tercio. Tras un buen tercio de varas, el torero de Gerena protagonizó otro de gran nivel con los rehiletes, clavando hasta un cuarto par al violín de mucho riesgo.

De hinojos comenzó Escribano su labor de muleta ante un toro que pronto empezó a desarrollar complicaciones y malas intenciones, por lo que aquello fue una batalla, un toma y daca constante. La estocada final dio paso a los calurosos aplausos del respetable como recompensa al esfuerzo.

En el sexto vino lo bueno. Un buen toro de Adolfo se topó con una muleta poderosa de Escribano para conjuntarse y armar una gran faena. Toreo de empaque, templanza y elegante. Muy bien Escribano, que bajó mucho la mano al natural y ligó también de manera notable los redondos. Adornos finales y un estoconazo pusieron en sus manos las dos orejas.

No hay comentarios: