lunes, 14 de septiembre de 2015

Albacete: de un cortijillo de ensueño a la esperanza de Carretero

Y ahí estaba «Chalán», tan guapo, con sus hechuras para embestir... Menudo fue: él solo regaló más embestidas de clase que algunos encierros al completo. De ensueño este novillo del Cortijillo, que lidió un notable conjunto. Para Dámaso fue el brindis de Filiberto, que tuvo la suerte (¿o no?) de encontrarse con un «Chalán» que se toreaba solo: con un tranco a más, planeaba incansable con fijeza y nobleza por el derecho, por donde obtuvo series de ligazón y reunión.

La madre naturaleza no se conformó con otorgarle un pitón bravo, le premió con los dos, y por el zurdo el murciano se templó en una gran tanda, con la muleta de barrendera. Luego hubo altibajos, sobre todo cuando no halló la distancia y se dejó tocar las telas con un núñez de bandera. Pinchó y el ejemplar se marchó con las dos orejas puestas en medio de una sonora ovación. Sin las excelencias del anterior, el cuajado cuarto también fue bueno. El murciano, algo friote, enseñó su mano baja y su búsqueda del temple, pero a veces ahogó el viaje y otras se lo echó hacia fuera.

En lo artístico la tarde tuvo un nombre: Diego Carretero, ganador de la Espiga de Oro. El menudito torero, con un tupé a lo Elvis, posee cierto ángel, con un toque de fragilidad y un gusto ilusionante. Esperanzadora su faena, con detalles como el suave prólogo y un cambio de mano ante un novillo renqueante y de dos velocidades. Con galanura pintó los ayudados finales antes de la estocada. Suya fue la única oreja. Se llevó el lote más deslucido, pues el sexto -con el que pegaron un mitin en banderillas- no le permitió brillar aunque asomaron gotitas de su personalidad en algún natural suelto. Por ahí se le metió por dentro y le pegó un volteretón. Con una contusión en la pierna, pendiente de estudio, cojeaba ostensiblemente y le costó una eternidad darle matarile.

El suelto segundo acudía con motor y son. Pedro Jesús Merín no lo entendió, recibió una dura voltereta y a punto estuvo de oír los tres avisos. Sin chaquetilla y con una brecha en la frente, quiso pero no pudo resolver los problemas del señor y reservón quinto.

ALBACETE

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