Se lidian toros de San Marcos y De Haro para Víctor Puerto, José Luis Angelino y Pepe López
MARCO A. HIERRO
A los medios de rodillas se fue José Luis Angelino a recibir al segundo, con el hierro de San Marcos, que le brincó por encima en lugar de tomarle el capote y se desentendió luego de percal cuando se hincó de hinojos el torero en el tercio. Más espectacularidad que exposición tuvo el tercio de banderillas que protagonizó el mexicano, que se fue con decisión a la cara con la pañosa en la mano para intentar el sometimiento por bajo a un toro que tenía motor. Tuvo paciencia y tiró de oficio y de disposición para imponerse a un animal con brío, pero también con muchas complicaciones, que se venía por dentro y estaba siempre con el oro, más que con la tela. Supo pararlo, colocarse y darle diestra para salir con bien del duro examen. Acertó con el acero y paseó una oreja.
Con un farol de rodillas en el tercio saludó Pepe López al tercero de la tarde, escaso de perfil pero humillador en las verónicas airosas que le dejó el mexicano en un brillante recibo. Le dio suavidad y distancia López al toro de De Haro, que no tuvo ritmo, pero sí voluntad de tomar la tela. Escasa tenía también la fuerza, lo que deslució muchos pasajes de la faena. Supo entrar y salir del carril Pepe con la mano izquierda, pero se le notó la falta de rodaje en los finales, donde se dejó puntear en demasía, molestado también por el viento. Pero mostró firmeza en su labor con un animal que se fue distrayendo y viniéndose abajo, eliminando toda opción de triunfo. Mató con dignidad y escuchó silencio.
Tampoco el cuarto tuvo boyantía en su salida, pero sí cierta nobleza y desliz para que firmase Víctor Puerto un brillante saludo a la verónica. A menos se fue viniendo desde el encuentro con el picador, donde se rompió mucho el toro con un pitón enganchado en el peto. Por alto fue el inicio del manchego, componiendo el toreo a dos manos hasta remtar con una trincherilla garbosa. Sin embargo se fue negando a humillar el cárdeno, andarín e incómodo en su gazapeo, que impedía al torero la correcta colocación. Quiso Víctor, al menos, adornarse en los remates, dado que no hubo franqueza en el animal para hacer el toreo, pero no hubo para más. Abrevió Puerto al no ver opción alguna, ante la incomprensión del tendido, lo lidió por la cara y se lo quitó de en medio.
El quinto manifestó de inicio una tendencia clara a tomar el camino de tablas y no humilló nunca en la tela que le ofreció Angelino. Más exposición tuvo el tercio de banderillas, con un quiebro final pegado a tablas de buena fábrica. Y no tuvo el cárdeno excesiva entrega en las embestidas, pero sí las repitió con cierta continuidad para ponerse en ritmo y darle opción a Angelino de darle suavidad a las arrancadas. Supo encontrarle la distancia para que le humillara el inicio de los muletazos el animal, que terminaba siempre con la gaita a su aire, pero después de haber dejado un bello embroque para el torero. Tal vez faltase más armonía en la reunión y algo más de compromiso por parte del mexicano, pero existió por momentos la ligazón que llega al tendido, siempre con él. Terminó rajado el cárdeno, midiendo y punteando cuando le acortó la distancia, pero ya estaba la faena hecha. Las manoletinas finales y la estocada propiciaron una nueva oreja y la puerta grande.
Una papeleta le quedó con el sexto a Pepe López, porque fue un toro manso desde su salida, que volvió ancas en el caballo y fue condenado a banderillas negras. En la muleta le costó al michoacano que tomase la muleta, pero logró dejársela en el morro con mucha actitud y con inteligencia para exponer y quedarse ante la huida constante del animal. Supo aprovecharle esa huida para componerle las pasadas cuando se quedaba en la suerte para andar con dignidad con un toro que no ofreció posibilidades para decir el toreo. Lo mató con rectitud y contundencia
FICHA DEL FESTEJO
Plaza de toros Monumental de México. Décimo primera corrida de la Temporada Grande 2015/2016. Corrida de toros.
Un toro de San Marcos (segundo) y cinco de De Haro, en tipo y sin gran trapío. Manso de libro el complicadísimo y zorrón primero; descompuesto y a menos el complicado segundo; de fuerza escasa en su noble humillación el tercero a menos; deslucido y sin entrega ni franqueza el cuarto; con cierta humillación a menos el rajado quinto; manso de libro el sexto, condenado a banderillas negras.
Víctor Puerto (palo de rosa y oro): silencio y pitos.
José Luis Angelino (lila y oro): oreja y oreja.
Pepe López (turquesa y oro): silencio y ovación tras aviso.
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