TRIUNFAL REENCUENTRO
FOTO: PABLO JAVIER GÓMEZ DEBARBIERI MULTITUD. Con la plaza de Uchumayo, Arequipa, llena hasta la bandera, retornó la tauromaquia a la Ciudad Blanca; Emilio Serna logró extraer algunos derechazos al complicado quinto de la tarde. |
PABLO J. GÓMEZ DEBARBIERI
Arequipa. Perú
Arequipa es uno de los departamentos más taurinos del Perú. Se celebran allí casi 70 corridas al año. Numerosas localidades arequipeñas, en varias de sus provincias, se han declarado ciudades taurinas, por acuerdo de sus concejos municipales. Sin embargo, en la capital, la ciudad de Arequipa, sistemáticamente se ponían trabas injustificadas a los festejos taurinos formales. Hasta la semana pasada. El domingo 6 de diciembre –contra viento y marea−, los miembros del Círculo Social La Unión que residen en la Ciudad Blanca, liderados por Saúl Huamaní, organizaron una corrida en su plaza de toros. El festejo resultó triunfal. El colombiano Cristóbal Pardo, el español Emilio Serna y el peruano Alfonso de Lima lidiaron cuatro serios astados colombianos de Juan Bernardo Caicedo y dos de San Simón. Varios fueron complicados; sin embargo, el sexto, de Caicedo, bravo y de buen juego, fue indultado. Los numerosos asistentes salieron encantados; llenaron la plaza hasta la bandera, a pesar de que aquel día, muy cerca de allí, disputaban la semifinal del campeonato nacional de fútbol el Melgar FC de Arequipa y el Real Garcilaso del Cusco.
Toros de J.B.Caicedo y San Simón para Cristóbal Pardo, Emilio Serna y Alfonso de Lima
El colombiano Cristóbal Pardo, el español Emilio Serna y el peruano Alfonso de Lima lidiaron cuatro toros colombianos de Juan Bernardo Caicedo que Saúl Huamaní, organizador del festejo, tenía desde hace tiempo en Arequipa. La corrida debía completarse con dos de los sobreros de Caicedo, de la Feria del Señor de los Milagros, que Huamaní adquirió a Citotusa. Sin embargo, oscuros manejos de gente interesada en que a Huamaní no le vaya bien, impidieron que Senasa autorizara la salida los astados de Acho. Algunos taurinos son a veces los peores enemigos de la tauromaquia. Se remendó la corrida con dos toros nacionales de San Simón; uno, imposible y otro, el primero del lote de Alfonso, con un juego aceptable mientras duró. Dos de los de Caicedo dieron buen juego; el segundo de Pardo, aceptable y el segundo de Alfonso, muy bueno, siendo indultado. Los otros dos, mansos, acusaron la prolongada estancia en los corrales.
Pardo no entendió a su segundo, un jabonero de Caicedo con un buen lado derecho, que requería llevarlo tapado, muy templado y ligando los muletazos. A Serna le tocó un lote infame; a su segundo, jugándose una cornada, logró robarle algunos buenos derechazos; lo mató bien y cortó una merecida oreja. Alfonso de Lima sorteó un buen lote; aprovechó al tercero, de San Simón y le tocó luego en suerte un magnífico Caicedo, al que indultó.
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