La figura madrileña dio una aclamada vuelta al ruedo y el presidente recibió una sonora bronca de los más de 30.000 espectadores
El Juli, en un torero y sentido muletazo - LUIS FELIPE HERNÁNDEZ
GUILLERMO LEALMéxico D.f.
La madurez con la que Julián López «El Juli» declaró que la entrega del público estaba por encima de las orejas que podía conceder el juez fue la misma con la que bordó un faenón de locura en la Plaza México.
Esa bella obra de arte tuvo un gran mérito porque se la hizo a un toro que, aunque tuvo buen fondo, sólo quiso mostrarlo en las tablas.
Aquella faena de hace 11 años al bravo y noble «Trojano» que indultó Julián en la Plaza México, se quedó atrás según el propio autor con la de ayer.
Y es que difícilmente se podrán pegar esos naturales deletreados que logró, o esos muletazos sin ayuda y cambiándose la franela de mano por la espalda, logrando que el toro fuera y viniera en torno a Julián, quien, como un eje, no se movía de su sitio.
¡Un faenón, sí señor!, que rubricó con una estocada ligeramente caída, pero no con un bajonazo como lo declaró el juez Ruiz Torres, que él vio desde su palco y por ello no concedió la oreja.
La bronca fue monumental, ensordecedora. Igual quizá como aquellas que han escuchado los presidentes en Las Ventas cuando dos veces le han negado la Puerta Grande a Joselito Adame.
Sonrisa
Esa entrega le devolvió la sonrisa a Julián, que después de pedir permiso a la autoridad para la faena a su primero aventó de mala manera la montera al callejón.Una sonrisa amplia de satisfacción y hasta de supremacía porque ver a más de 30 mil espectadores entregados vitoreándote sólo en la Plaza México, un escenario que a veces los propios toreros españoles con sus actitudes y exigencias han tratado de demeritar, pero que ayer con justicia se entregó a un torerazo como siempre lo ha sido el madrileño.
Terminaba una emocionante vuelta, y en una escena pocas veces vista, la mayoría del público le exigió otra a Juli, quien ya no quiso dar más.
El triunfador de la corrida fue Joselito Adame, quien estuvo firme y entregado con sus dos toros. El primero deslucido y ante el que hizo un gran esfuerzo y su segundo noble, al que le cortó la única oreja de la tarde, con entrega y toreo bueno, dejando su mejor versión para el domingo entrante en que sostendrá un mano a mano con José Tomás que ha despertado la máxima expectación.
No se puede soslayar la actuación de maestro que tuvo Zotoluco, un torero maduro, pleno que dictó cátedra con su primero que fue malo y con su segundo, el mejor del encierro al que toreó con gusto y calidad, pero que tardó en doblar.
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