Sebastián Castillo
"...QUE
ME TOMEN EN CUENTA. QUE NO ESTOY EN ESPAÑA DE PASO. ESTOY PARA ABRIRME
UN HUECO EN ESTA DURA PROFESIÓN. QUE ESTOY PARA TRIUNFAR..."
- La dureza y grandeza de una profesión forjada con historias como la de Sebastián Castillo. Que cada uno juzgue su toreo y decida si merece una oportunidad. Algunos lo tenemos claro.
HABLAMOS CON SEBASTIÁN CASTILLO. LA DUREZA DE UN SUEÑO
El
pasado lunes, en el Carnaval del Toro, llamó la atención a todos los
que vimos la capea la actuación de un novillero de origen sudamericano.
Su valor, su pureza y su determinación emocionaron al coso de Ciudad
Rodrigo ante toros de imponente presencia.
Javier, fundador del blog toro, torero y afición, http://torear.blogspot.com.es/ empezó la búsqueda del torero. Juntos buscamos al diestro y Javier dio con él. Así pudimos contactar con el diestro venezolano Sebastián Castillo, habíamos encontrado al torero que emocionó en el Carnaval del Toro.
Hablamos
con él por la tarde. Sebastián viaja en el metro habiendo sido avisado
por Javier esa misma mañana , de la intención que teníamos de conocer su
historia.
"Tengo
28 años. Hace aproximadamente 9 años vine a España pero estuve parado
cinco por falta de papeles, eso provocó que viviera años de
incertidumbre".
¿Hace 9 años que no va a Venezuela?.
Sí, en
abril se cumplirán exactamente. No me han querido poner en mi tierra
(San Cristóbal). He venido a España a hacerme torero. Aprendí a torear
en España y en mi país nadie ha apostado por mí.
¿No había toreado usted nunca?
Mi padre
es peruano, mi madre es venezolana. Con 17 años me había nacido lo del
toro y me marché a Perú donde vivía mi padre con otra mujer. En Perú
toreé y en Colombia también pero no como mandan los cánones del toreo.
La escuela allí es escasa con toros moruchos, cuneros y así empezó mi
mundo. Yo vi que eso no me gustaba, no lo aguantaba y me marché a
Venezuela buscando conseguir dinero para ir a España que es dónde se
hacen los toreros.
Y llegó a España...
Me vine a
la aventura con 50 euros sin conocer a nadie. Llegué desorientado,
solo. Tenía que buscarme la vida, las habichuelas. Me tiré 15 días
buscando trabajo de lo que me saliera ya que no tenía papeles, era
ilegal. En Colombia no me hacían falta papeles porque te homologan. En
Perú y Ecuador igual pero en España la película cambia. Eso me dejó loco
y ya no me iba a ir de aquí.
¿Nadie le asesoró?
No, yo
vivía en Caracas trabajando día y noche buscando el dinero para venir a
España. Ganaba unos 150 euros allí al cambio y tenía que reunir 2000
para un billete, imagínate, se me hacía un mundo. Me vine a lo loco. Mi
sueño era llegar aquí, me daba igual pasar hambre, dormir en la calle.
Duras las palabras de Sebastián. Torero, los cincuenta euros, volaron pronto imagino.
Me quedé
una noche en un hotel y no tenía donde dormir. Yo ya no estaba
pendiente de torear, quería vivir pero me pasó una cosa curiosa. Un
hombre me preguntó la dirección de una calle donde había una discoteca,
ya me había movido por la zona, sabía donde estaba y le acompañé.
Caminando me preguntó que qué hacía, le respondí que buscando trabajo y
le conté mi historia. Me dijo que me invitaba a una cerveza pero no
tenía ganas por no tener donde dormir y comer, yo solo buscaba trabajar.
Accedí y hablando me dijo que era militar en Asturias (El Berrón) a
unos 45 minutos de Gijón capital. El militar era colombiano con doble
nacionalidad. Eso me sorprendió ya que en Venezuela no puedes ser
militar si no has nacido allí. Me ofreció su piso sabedor de que yo
estaba pasando hambre y hablamos de como él también tuvo que echar
"pelotas" a la vida.
Me dijo
"hay tienes techo, comida y el trabajo te le buscas tú. En Asturias el
trabajo es más fácil porque hay menos inmigrantes".
En esa situación, ¿qué piensa usted?
Imagínate,
una persona que no conoces de nada y te ofrece todo. Pensé cosas...
(risas) Se te pasan mil cosas por la cabeza pero luego me di cuenta que
había pasado cosas tan duras como yo. Acepté y me la jugué yendo con
él.
Al
llegar a Asturias me dijo "mira tío, yo me voy a Marbella, tú te quedas
con las llaves del piso" y me dejó allí. Me fui a Gijón desde el Berrón
60 kilómetros andando. Me paró la guardia civil por andar en la
autopista, algo que no pasa en Venezuela.
Volví
colándome en el tren, no había comido y estaba reventado. Así empezó la
historia y a los 3 días me llamaron para trabajar en una sidrería. Allí
tuve que aprender a echar sidra que es más complicado que comerse un
paraguas abierto. (risas)
Mientras
la cobertura en el metro juega malas pasadas uno se da cuenta de la
odisea vivida por el venezolano. El toreo nace de historias tan duras
como la de Sebastián.
Estuve 5
años para obtener mis papeles. Los conseguí en octubre de 2011. Antes
me dieron trabajo pero como no tenía papeles me daban 500 euros al mes y
no podía protestar mientras que mis compañeros cobraban 1500 euros
haciendo lo mismo que yo. Tragué por mi profesión. En Venezuela tenía
para vivir tranquilo trabajando pero era infeliz.
100
euros de los que ganaba eran para mi madre. Mi madre ha luchado
muchísimo por nosotros y estoy agradecido con ella por haberme dado la
vida. Tenía que pagar mi habitación que costaba 200 euros en Gijón. Me
quedaban 200 euros y yo no tenía trastos de torear, era volver a
empezar. Empecé a ahorrar para comprarme un vestido de torear que me
costó 1800 EUROS y se le compré a un novillero que se retiraba. Poco a
poco fui comprando las cosas de torear. Los papeles me costaron pasta
también.
Sebastián nos cuenta como marchó a Madrid.
Ese
invierno de 2011 tenía que haber ido a Sevilla a prepararme ya que no
había toreado antes lo necesario. Pero si me iba a Sevilla iba a
necesitar dinero y por eso decidí trabajar para tenerlo. Así me fui a
Madrid a trabajar y con lo ahorrado poder vivir. Fui en julio a capeas
pero quería torear de luces en un mundo de sombras y más si no tienes
dinero. Me vio un banderillero en una capea. Con los papeles me fui de
Asturias a Madrid y allí empecé a entrenar en la Casa de Campo. Conocí a
Julián Simón y Luis Miguel Amado. Me presenté y somos amigos desde
entonces.
Era una
corrida de toros la que me ofreció de novillero y tiré para adelante.
Recuerdo que era de Santa Coloma. Le corté cuatro orejas y mentí sobre
mi preparación ya que cuando me lo ofreció le dije que tenía mucha. Ese
éxito lo mandé a Venezuela.
¿Empezó así su carrera?.
Debuté
sin caballos en La Iglesuela en 2012 y ese año maté 3 sin caballos, 2013
4 sin caballos, 2014 nada, 2015 maté 3. 10 reglamentarias sin caballos
para poder debutar con picadores.
Sebastián
es firme, no se ve como un loco. Asume como normal sacrificarse por un
sueño y en sus palabras no hay asomo de rencor, pena ni tristeza. Lo
tiene claro.
En enero
de 2013 me fui a Sevilla para hacer tapias, aprender a torear y
pulirme. Allí empieza mi nueva lucha. No sabía donde estaban las
ganaderías Juan Pedro, Cuvillo... y estaba sin coche. Lo que había
ahorrado se me había ido. Para ir a los tentaderos debes poner dinero
aunque sea solo para la gasolina. Se me metió por la cabeza hacer
autostop. Aurora Algarra me conoce, sabe que yo hacía dedo para ir
allí... Iba andando desde la 1 de la mañana a las 7. Dormía en la
cuneta, en el suelo. Te avisaban para otro tentadero y te quedaba a 100
kilómetros, todo muy duro.
He
aprendido mucho en esa dureza. En abril del 2013 es cuando conozco por
casualidad de la vida a una canadiense artista. Mujer con mucha clase
Cinthya Cosborne, ella me descubre. Su marido es Chinito de Francia,
matador de toros. Es una apasionada por el toro, sabe la lucha por
llegar de un torero. Cuando me ve le apasiona mi historia, le llega a su
sentimiento y me dice que tiene que ayudarme. Me han abierto la puerta
de su casa. Vivo en Sevilla con unos amigos de ellos y luego tengo una
pequeña peña por intermediación de amigos suyos ingleses. Maté un toro y
me lo pagaron en Fermin Bohórquez, un toro con cinco años. He tenido
que pagar para completar mis novilladas sin caballos. Dan prioridad a
los de aquí y si a un español le cuesta...
A estas
alturas es difícil no conmoverse. Años de cuneta, suelas rasgadas,
sueños que no llegan, hambre y muchos sacrificios. El metro nos da una
tregua y el venezolano nos sigue llevando a una época en la que el toreo
era más duro que nunca.
Mi peña
me ayuda a vivir dentro de lo que pueden. En las capeas sacas muy poco. A
Ciudad Rodrigo he ido con 50 euros durmiendo en un coche pasando todo
el frio del mundo, mal comiendo.
Hablamos
de esa tarde inolvidable del lunes. Un vecino de Ciudad Rodrigo,
sentado en las peculiares gradas del coso, me confirmó que el torero de
la gorrilla sabe lo que hace porque lo había visto varios días antes.
Sebastián,
el lunes pudimos verte cuajar a un toro en una tanda cargando la suerte
y con gran exposición pero también doblándote con una auténtica
alimaña.
El
toro cárdeno era Santa Coloma y sabia que me iba a comer, tenía que
doblarme con él ganándole la acción. A mí me gusta hacer el toreo de
verdad, me gusta ponerme de verdad, pata para adelante. Paso miedo a que
un toro me reviente la madre. Yo prefiero que me parta la vida en una
plaza importante pero.. No me quiero poner a veces porque si me pongo es
de verdad. Me quedo tranquilo y a veces me mido.
Pero en Ciudad Rodrigo no se midió.
Cuando
te calientas quieres torear. Me dicen loco por torear. Quiero que me
conozcan, que vean las ganas. Roca Rey ha salido con la ayuda de
Campuzano, ojalá alguien me ayudara así.
Si usted hubiera venido a una escuela, ¿todo sería igual?.
Si hubiera
salido de la escuela no creo. Si hubiera tenido a mis padres con todo
hecho, con mi plato de comida, con todo tan fácil quizás no hubiera sido
igual. Me gusta el toreo antiguo, de antes, el de verdad. Me gusta
cargar y acompañar la suerte con compás. Doblarse cuando el toro te
pide.
Lo dice y
lo ha hecho, los vídeos y lo vivido en Miróbriga dan fe de ello. Para
acabar, aunque cueste, nos despedimos pidiendo al torero que deje un
mensaje.
QUE
ME TOMEN EN CUENTA. QUE NO ESTOY EN ESPAÑA DE PASO. ESTOY PARA ABRIRME
UN HUECO EN ESTA DURA PROFESIÓN. QUE ESTOY PARA TRIUNFAR.
En el
futuro una capea en Colmenar de Oreja en abril y nada más. El teléfono
sigue esperando una oportunidad que merece. La dureza y grandeza de una
profesión forjada con historias como la de Sebastián Castillo. Que cada
uno juzgue su toreo y decida si merece una oportunidad. Algunos lo
tenemos claro.
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