Pasea dos orejas y rabo simbólicos tras la faena a un excelente zalduendo y sale a hombros con Talavante
López Simón torea de rodillas al toro al que perdonó la vida - Efe
LORENA MUÑOZJerez (Cádiz)
La Feria del Caballo va a triunfo por tarde. En la corrida de rejones, Leonardo Hernández cortó un rabo y en la primera a pie hubo un indulto que sirvió para calentar la fría tarde. Ocurrió en el primero del buen lote de López Simón, que se presentaba en Jerez. «Tonteras», herrado con el número 169 y de 490 kilos. Fue un zalduendo extraordinario para el que el público pidió el perdón después de embestir con mucha calidad, clase y sin cansarse. Cuando el madrileño citó de largo, el astado acudió con prontitud, sobre todo por el pitón izquierdo. En la penúltima serie de rodillas, el toro seguía embistiendo largo y humillado. El diestro se acopló mejor de mitad de faena en adelante y metió al público en la faena con un circular. Una tarde más, tras el indulto, no se pidieron los trofeos y el torero paseó las dos orejas y el rabo simbólicos.
Al sexto, tras el triunfo, lo brindó en el centro del anillo, donde se desarrolló su labor, de menos a más y de nuevo sin las zapatillas. Estuvo decidido López Simón en su toreo de quietud y en cercanías, ligando bien los muletazos. Citó de frente, templó con la diestra e improvisó pases por la espalda intercalados con el de pecho que conectaron con fuerza y fueron los más aplaudidos. Tardó en doblar el zalduendo tras la estocada y cortó otra oreja.
Alejandro Talavante le cortó las dos al segundo, un mansito con clase en la embestida que fue boyante en las primeras series. Un Talavante en estado de gracia se gustó en el recibo, a la verónica a pies juntos, en el remate con dos cordobinas, una chicuelina y a una mano. La primera serie tras el brindis fue vibrante con estatuarios y el pase cambiado por la espalda, que hicieron sonar la música. Cuando el astado buscó las tablas, allí siguió el extremeño, citó de frente y tiró del toro con naturalidad, sin molestarlo. Con ajustadas manoletinas abrochó su actuación y amarró la puerta grande tras una estocada efectiva. Con el quinto poco pudo hacer, ya que fue un inválido protestado que se quedó en el ruedo, a pesar de los pitos al palco por no sacar el pañuelo verde.
Morante de la Puebla sorteó una tarde más el lote más deslucido, aunque la afrontó con decisión y actitud, tanto con el capote como con la muleta. Sin probaturas, recibió a la verónica al primero, templando y ganando terreno, pero donde de verdad se gustó fue en el quite por chicuelinas, que remató con una media de esas que llevan firma y rúbrica. Bien colocado siempre, planteó faena a un astado de poca raza. Destacó una serie al natural y los doblones para colocarlo en suerte. El cuarto, muy deslucido, no le dio opciones, aunque el sevillano lo intentó.
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