sábado, 21 de enero de 2017

Felipe Negret: «La libertad vuelve a Bogotá, pero los fanáticos antitaurinos no se estarán quietos»


El empresario de la plaza espera un «No hay billetes» este domingo en el regreso de los toros, con El Juli, Bolívar y Roca Rey en el cartel 

Felipe Negret, en los medios de la Santamaría
Felipe Negret, en los medios de la Santamaría  
 
ROSARIO PÉREZ - CharoABCToros Madrid

Lo soñó y lo creó. El imaginado regreso de los toros a Bogotá se hará carne y hueso este domingo. Felipe Negret se ha batido el cobre por recuperar la Santamaría y por devolver a la afición y a todos los ciudadanos la libertad de ir o no a las corridas (la última se celebró en 2012).

-¿Qué ambiente se respira en Bogotá?

-El ambiente es de libertad, porque la Santamaría vuelve a abrir su puerta, una puerta que nunca debió cerrarse por cuestiones de arbitrariedad y gustos políticos.

-¿Siempre tuvo fe en que esta conquista llegaría?

-Mire, lo único que el hombre no puede perder es la libertad, es un tema que trasciende lo taurino. Había que insistir para dar toros, aunque el camino sea largo y tortuoso. Es un tema de libertad, derechos y respeto, tres valores fundamentales.

-Libertad es el nombre de la Feria. ¿Se imaginaba, cuando estudiaba Derecho, que en pleno siglo XXI tendría que pelear por la de ir o no a los toros?

-Es triste. Después del derecho a la vida, la libertad es el principal. Jamás he litigado en defensa propia ni ajena, pero esta vez sí me tocó como abogado defender mi profesión y mi libertad de ir o no a los toros, por decisión mía y no por la decisión de un alcalde que jamás respetó las leyes y que la única ley que conoció fue la «ley del monte».

-¿Sigue recibiendo presiones?

-Muchas, sobre todo de los antitaurinos, que están muy bien organizados. Acá, después de su derrota, Anselmi ha regresado al país y veo movimientos que son preocupantes. La amenaza es para todos, el enemigo sigue. Hay que estar muy pendiente por unas iniciativas que hay en el Congreso de la República, hay que dar el debate para derrocarlas, además de unas demandas que se han presentado nuevamente en la Corte Constitucional.

-Los novilleros, en huega de hambre y hambrientos de toros, sirvieron de ejemplo.

-A ellos les afectaba, tanto por la libertad, como por su derecho a desarrollar el trabajo elegido. Esa coincidencia de la lucha en los tribunales con la lucha de ellos en las afueras de la plaza demostró que es mejor llevar un capote al alimón. Ahora están emocionados, porque los novilleros entendieron que ellos eran los directacmente afectados, pues escogieron esta profesión y oficio.

-Su deseo de torear en la Santamaría está cada vez más cerca...

-Andrés Manrique estará en la novillada del 4 de febrero, en compañía de Guillermo Valencia y Toñete Catalán. Y los otros estarán en el mes de agosto en las novilladas del festival de Veracruz.

-Parece que su empresa piensa ya en el futuro.

-Estamos trabajando muy fuerte para que se abra la licitación y que tengamos un camino despejado como empresa por cinco años para trabajar en la formación de nuevos valores, impulsar una escuela taurina y hacer pedagogía de los valores de la tauromaquia. De momento, solo tenemos esta temporada, pero nuestro objetivo es tener la plaza al menos para cinco años.

-En el primer cartel se anuncian El Juli, Bolívar y Roca Rey. En conjunto, ¿es la feria que tenía en mente?

-Con la Corportación Taurina de Bogotá siempre fue un aliado Julián López «El Juli», razón por la que tenía que estar en la apertura de la plaza. Yo le planteé a César Rincón que estuviese ese día, le hablé de la importancia de que como máxima figura del toreo en Colombia y figura mundial reabriese la plaza de toros, pero en una decisión que lamenté, pero lógicamente respeté, tomó la decisión de no volver a vestirse de luces. De momento… Pero El Juli ha sido un aliado de la afición y de la empresa, además de gran amigo personal, de tal modo que él tenía que estar. Los que no quisieron estar, más que ellos sus apoderados, tienen un problema de miopía, de miopía taurina, no ven los riesgos que tiene la Fiesta. Lo único que hicieron fue ponerle trabas y tirarle piedras al tejado de la Fiesta.

-¿Se hubiesen necesitado varias corridas de Ernesto Gutiérrez (la divisa predilecta de las figuras), un cartel monstruo inaugural o más plata?

-Querían arrancar la corrida a las tres de la tarde y acabar a las doce de la noche: anotarse nueve toreros en una sola tarde. José Tomás fue el que menos enredó la pita, a él no le interesó por decisión suya. Para la afición de Bogotá fue tan duro el cierre de la plaza como la no presencia de José Tomás el día de su reapertura.

-Aun así, ¿se colgará el «No hay billetes»?

-Lo vamos a tener, porque la afición se ha volcado.

-¿Y número de abonados?

-No hemos llegado al número de antes, porque vendíamos con un año de antelación, pero hemos logrado un número importante, 1.800 abonados sobre un aforo de 10.226 (antes de la reforma había dos mil localidades más).

-¿El aficionado colombiano tiene que hacer un esfuerzo económico grande o son precios asequibles? 

-Son precios acordes a un dólar, que subió de la última temporada de 1.900 pesos a 3.100, al valor de los costos de la feria, como son toreros y ganaderías. Pasamos de pagar un 23 por ciento de ingreso bruto a pagar un 37 por ciento. Obviamente, eso recarga el valor, pero estamos muy por debajo de lo que es Lima, por ejemplo.

-¿El enemigo de la tauromaquia es la política, los animalistas o el sector del toro?

-Los enemigos están dentro y fuera. Lo que pasa es que los de fuera están más organizados, pero los de dentro hacen más daño por todo «lo que enredan». No es el cierre de Bogotá, es el cierre de Colombia. Y así como los antitaurinos empezaron por Barcelona, acabarán por todos lados.

-Aunque los escenarios son distintos, ¿Colombia da esperanza a Cataluña?

-Tiene que haber una voluntad del dueño de la plaza y del empresario. Pienso que mantienen en ascuas a la afición: tienen que cruzarse a ese toro, dar ese paso hacia delante y abrir la plaza.

Todo tiene su hora y su tiempo. De momento, le toca el turno a Bogotá. Y Negret se siente como un debutante en el patio de cuadrillas. «Estoy ansioso y espero que el tiempo ayude, que la corrida embista, que los toreros triunfen y que el público se reencuentre, que recuperemos definitivamente esta plaza, aunque veo nubarrones en el cielo. Hay que mirar en perspectiva todo lo que está pasando y sucediendo. El acecho de estos fanáticos no para, no se quedan quietos y no parecen muy contentos con la apertura». ¿Follón a la vista? «El tema lo tiene que resolver la Policía Nacional, tiene que garantizar la vida y la libre locomoción del espectáculo». De momento, toreros y ganaderos velan ya armas para devolver el arte del toreo y la casta al coso bogotano. Un triunfo de una Fiesta Brava libre.

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