La localidad cigarrera, colapsada por miles de personas
APLAUSOS
Con algo de retraso debido a la congestión de tráfico, a las doce y cuarto del mediodía lanzaba el futbolista Joaquín el chupinazo que servía de inicio al encierro de San Sebastián en La Puebla del Río. Lo hacía acompañado en el balcón del antiguo Ayuntamiento por Morante, precursor de la fiesta taurina cigarrera. A pocos metros, el patrón San Sebastián presidía el acontecimiento que se repite por tercer año consecutivo.
Miles de personas abarrotaron las calles la localidad desde tempranas horas de la mañana, que aportaron un rico ambiente festivo. Lo completaban, charangas, cánticos espontáneos, la Banda de música municipal y la Banda infantil de tambores. Al igual que en los encierros pamploneses, en La Puebla del Río también se invoca al patrón para pedir su protección antes de la carrera, pero aquí, es San Sebastián quien en su paso de procesionar, divisa casi la totalidad del recorrido en un lugar privilegiado. A las 12:30 arrancaban los erales de Zalduendo desde un extremo de la calle Larga, calle que vertebra el centro de la población que protagonizaron un encierro limpio, de unos seis minutos de duración, donde se vivieron escenas emocionantes no exentas de peligro.
La carrera desembocaba en una plaza portátil, donde a su culminación, se toreaba una vaquilla para el disfrute de los aficionados. Será por la tarde, a las cuatro, cuando los seis novillos protagonistas del encierro serán estoqueados por Rodrigo Pipío, El Lauri, Jesús Cuesta y Álvaro Romero, destinada a la promoción de la fiesta y de sus futuras promesas.
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