domingo, 30 de abril de 2017

El novillo que no sopló las velas de toro por un día en un espectáculo infumable en Las Ventas


Mansa y deslucida novillada de Sánchez Herrero en Las Ventas en el primer festejo de la Feria de la Comunidad 

Tulio Salguero, en un pase de pecho a «Valenciano»
Tulio Salguero, en un pase de pecho a «Valenciano»  
 
Rosario Pérez - CharoABCToros Madrid

Apenas horas le faltaban al cuarto novillo para cumplir los cuatro años y pasar a ser un señor toro, que este lunes ya lo sería y por hechuras ya este domingo lo era.. Por un día no sopló las velas de cuatreño galán. Ningún matador se perdió nada bueno con este «Valenciano», que no apuntó nada bueno desde su salida, tónica general del manso y deslucido conjunto de Sánchez Herrero -de exagerada seriedad alguno-, una difícil papeleta para la joven terna y con varios derribos estrepitosos en el caballo.

Una prenda parecía «Valenciano» y lo zurraron en varas, tanto que llegó sin fuelle -«menos mal», respiró un aficionado- a la muleta de Tulio Salguero, que se justificó deseoso, después de una lidia en la que el novillo-toro complicó la existencia a la cuadrilla. Ay, las cuadrillas, salvo honrosas excepciones, vaya tardecita echaron...

Los pasajes más estimables los protagonizó Daniel Menés, valeroso y queriendo siempre. En el tercero, que iba y venía sin entrega, se mostró dispuesto. Actitud también en el sexto, al que entendió a su modo en la muleta, puesta y con el toque preciso, hasta lograr series de mérito. Se marcó por su cuenta una vuelta al ruedo con protestas tras un espadazo bajo.

El ejemplar más potable fue el «Estudioso» primero, al que Salguero planteó una faena de quietud pero sin terminar de hallar las distancias ni el ritmo. Silencio en filas fue su balance, al igual que el de un voluntarioso Álvaro García frente a un áspero lote y que embestía a oleadas, como otros de sus hermanos parientes de los tigres de Bengala.

Más de seis mil espectadores «aguantaron» -bajo la lluvia y con frío ambiente, ¡qué mérito- esta infumable primera novillada de la Feria de la Comunidad de Madrid, que arrancó con un minuto de silencio por Palomo Linares. Su pasodoble fue lo más torero de la tarde.

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