jueves, 4 de mayo de 2017

Vueltas triunfales de Padilla y El Fandi en Sevilla

La presidenta les niega orejas pedidas clamorosamente por el público en una encastada corrida de Jandilla; Fandila sufre un puntazo 


El Fandi, en un derechazo de mano baja
El Fandi, en un derechazo de mano baja - Efe
 
ANDRÉS AMORÓS Sevilla

Padilla y El Fandi torean francamente bien, dentro de su estilo, en sus segundos enemigos pero la presidenta les niega la oreja, pedida clamorosamente por el público, y se gana una buena bronca. Es la anécdota de una tarde en la que los toros de Jandilla, encastados, dan un juego variado y el resultado artístico es más aceptable de lo que se podía esperar.

“Uno, dos y tres, / uno, dos y tres, / tres banderilleros en el redondel!” Los versos de Benítez Carrasco repiquetean en la memoria, como, en la mesa, los nudillos de la rapsoda Gabriela Ortega, de la familia de los Gallos. Coinciden en el cartel, esta tarde, tres matadores que también ponen banderillas, igual que en los tiempos de Morenito de Maracay, Víctor Mendes y El Soro. Es una garantía de espectaculares carreras y saltos, que regocijan al gran público; también, de repetidas ceremonias de cederse los palos y muchas ocasiones de escuchar a la magnífica Banda de Tejera.

Comienza a pesar la Feria de farolillos, inaugurada, este año, un día antes; pesa el calor, que, por fin, ha llegado, y pesan, sobre todo, los toros “que se dejan”, manejables, bondadosos y aburridos. Mi amigo Pepe Bolaños me dice lo que muchos piensan: “El riesgo, para la Fiesta, no está en los antitaurinos”…

Juan José Padilla, el héroe popular, tocó el cielo aquí, hace un año, al abrir la codiciada Puerta del Príncipe. El primer Jandilla mansea y huye, al comienzo. Banderillean Padilla y Escribano.El diestro realiza la lidia adecuada: se dobla con él, sujetándolo, rodilla en tierra. A partir de eso, ya puede darle muletazos reposados. Mata bien pero el toro tarda en caer y la petición se enfría. Acierta al dar la vuelta al ruedo (ahora, muchos toreros no se atreven, no sé por qué). Recibe a portagayola y tres largas al cuarto, más noble. Banderillea, esta vez, con El Fandi. Comienza con cinco muletazos de rodillas; metiéndose en el terreno del toro, liga buenos muletazos, le saca todo lo que tiene y vuelve a matar con decisión. La petición de oreja es muy mayoritaria pero la Presidenta no la concede, se gana una fuerte bronca. Hemos visto al Padilla serio, lidiador, sin asomo de tremendismo, con gran oficio (la escuela del maestro Rafael Ortega).
El Fandi, en el momento de resultar herido por el quinto toro
El Fandi, en el momento de resultar herido por el quinto toro- Efe
El Fandi recibe al segundo con largas, quita por navarras. Banderillean los tres espadas. Como el toro es rebrincado, recurre pronto a los circulares; la porfía es larga y voluntariosa, no brillante. El quinto es el mejor, embista con nobleza y El Fandi lo aprovecha: lances suaves, un gran par de la moviola. Lo recibe de rodillas, en el centro del ruedo, y sufre un puntazo en la rodilla. La bondad del toro le permite dar naturales largos, mandones. Mata un poco desprendido y la Presidenta, otra vez, no accede a la petición de la gran mayoría, se gana otra buena bronca. Hace tiempo que no veía al Fandi torear tan a gusto, a pesar de la herida.

Manuel Escribano ha vivido el ostracismo, el triunfo con los Miura, la gloria, al indultar, en este coso, al gran “Cobradiezmos”, la cornada de Alicante: ¿cómo no verlo, aquí, con simpatía? En sus dos toros se muestra recuperado, en los dos va a porta gayola y banderillea con lucimiento: en el tercero, en tablas, saliendo del estribo. El toro es complicado, aguanta los arreones y se justifica, con valor. En el último, logra lances templados, un quiebro al violín y muletazos mandones, tirando bien del toro, hasta que se para.

Resume mi vecino: descansan los peones, trabajan los músicos, triunfa el pundonor de los espadas, no se entiende la negativa de los trofeos.

POSTDATA. Por la mañana, en el nuevo edificio de Caixa Fórum, en la Cartuja (¡lástima que fracasara el plan de recuperar, para este fin, las maravillosas Atarazanas!), veo una exposición del postimpresionista Hermen Anglada Camarasa, admirado, entre otros, por el pintor Kandinsky, el escritor Gorky, y el coreógrafo Diaghilev: uno de los artistas catalanes del siglo XX más reconocido, en el mundo entero. En esta muestra, admiro una de sus obras maestras, el retrato de un torero, vestido de luces, con brillantes colores y expresión equívoca. Lo titula certeramente: “El héroe”. ¿Qué saben de esto los parlamentarios catalanes que han prohibido la Tauromaquia?

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