El torero sevillano dice que «los presidentes y veterinarios» ya le han «aburrido»
Festival taurino en la Puebla del Rio, organizado por Morante de la Puebla - J. M. SERRANO
ABC
La sorpresa saltó al filo de la medianoche de este domingo. Morante de la Puebla, siempre imprevisible, anunció su retirada de los ruedos: «Me voy del toreo, los presidentes y los veterinarios me han aburrido». En declaraciones a «Mundotoro», argumentó: «El toro tan grande que sale hoy va en contra del toreo de arte, ya no puedo más».
El artista sevillano no cierra la puerta a volver a vestirse de luces, pues al ser preguntado sobre la posibilidad de un regreso señaló: «Puede ser que algún día vuelva a los ruedos». También hizo hincapié en los novilleros: «Ellos son los que más están padeciendo esta sinrazón (en referencia al tamaño de los astados que se lidian)».
José Antonio Morante se pronunció así al término de la corrida celebrada ayer en el Puerto de Santa María, donde fue despedido con una bronca tras un mano a mano con El Juli, que cortó cinco orejas y un rabo.
La noticia de este adiós, que ya se verá si es definitivo o temporal, cayó como un jarro de agua fría entre profesionales y aficionados. Morante de la Puebla, un caso aparte en el toreo por su artístico y personal concepto, es una de las bases de las principales ferias, que ya se han visto este verano afectadas por la baja forzosa de José María Manzanares, operado de una grave lesión cervical. Ahora las empresas tendrán que recomponer sus carteles por partida doble, pues el diestro de La Puebla del Río está anunciado en ciclos señeros como Bilbao este 22 de agosto.
No es la primera vez que el genio sevillano se queja del tamaño de los toros, ni tampoco es la primera vez que se va. Pero nadie lo esperaba ahora, en el fin de semana taurino más intenso, con tantos puertos de montaña por delante. Fuentes allegadas al torero manifestaron a Efe: «Los presidentes, los veterinarios... Son muchas cosas las que lleva tiempo soportando y tragando. Pero ya no ha podido más y ha decidido marcharse sin saber si algún día volverá o no a los ruedos».
Esta es la tercera retirada que anuncia Morante de la Puebla en toda su carrera. La primera fue en 2004, cuando decidió marcharse a Miami a tratarse una depresión, y, una vez reaparecido, también cortó de golpe en 2007, esta vez porque había perdido la ilusión. Algo muy parecido a este tercer y último adiós, por «aburrimiento» de un sistema «que va en contra de los intereses del espectáculo».
Se da la circunstancia, además, de que Morante lleva un año de mala suerte, en general, en los sorteos. Ya el sábado en la Semana Grande de San Sebastián pasó sin fortuna por el ruedo de Illumbe y ayer, en el Puerto de Santa María, se marchó entre pitos tras una desangelada actuación con sus toros de Núñez del Cuvillo. ¿Las broncas se las lleva el viento?, le preguntó ABC en una entrevista este año. «Las sufro, porque no me gusta defraudar, y no conozco a ningún torero que las haya disfrutado. No es agradable, pero hay veces que no puedes…», respondió.
José Antonio Morante, uno de los máximos estandartes de la pureza, con un estilo de raíces clásicas y maestro que ahonda en la expresión del toreo como arte, fue el ganador del último Premio Taurino ABC, en su novena edición. La pasada temporada dejó grandes obras para el recuerdo, creaciones geniales como la plasmada en el Baratillo, otra en Valladolid, la de Zaragoza, su magna faena en México… Siempre en una búsqueda del arte, «que nunca pasa de moda». Como tampoco pasa de moda el clasicismo: «Ser capaz de emocionar de una manera clásica es lo máximo y en los tiempos que estamos lo más difícil, y yo tengo la suerte de poderlo conseguir. El clasicismo es muy largo», subrayó en una entrevista con ABC.
Ahora la Fiesta se queda huérfana (por el momento) del máximo representante del toreo de arte –arte combinado con un gran valor-. Los aficionados, que ayer inundaron las redes sociales de mensajes dedicados a un torero que nunca deja indiferente y con una legión de partidarios, confían en su pronta vuelta. La Fiesta y la afición necesitan de su manantial de naturalidad y sus gotas de torería, pero ayer Morante, según la crónica de Efe, «pasó como una sombra en El Puerto y tiró por la calle de en medio». Es tiempo ahora de reflexión
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