martes, 27 de marzo de 2018

El Fundi: “Vergüenza torera he tenido, y también pundonor y amor propio”

Retirado de los ruedos desde 2012, hablamos con él de su trayectoria, la tauromaquia actual, la polémica del Batán... “El Fundi” ha encarnado, a lo largo de su carrera como matador de toros, los valores del torero antiguo o, más bien, los que nunca se debieron perder.

El Fundi: “Vergüenza torera he tenido, y también pundonor y amor propio”

David Zamora - Pureza y Emoción

José Pedro Prados “El Fundi” ha encarnado, a lo largo de su carrera como matador de toros, los valores del torero antiguo o, más bien, los que nunca se debieron perder. En su caso, no le busquen por el camino de la estética. Era de esos que llaman “machos”. Un lidiador y dominador de cualquier embestida, en labores que solía rubricar con una excepcional ejecución de la suerte suprema.

Retirado de los ruedos desde 2012, hablamos con él de su trayectoria, la tauromaquia actual, la polémica del Batán... “El Fundi” se sincera con nosotros.

- Veinticinco años de matador, lidiando todo tipo de ganaderías. Corridas de Palha, Miura, Victorino, Moreno de Silva, Cuadri, Dolores Aguirre, etc. Una trayectoria quizás no valorada por el público, pero tremendamente admirada por los aficionados.
 
En mi caso, al final de mi carrera sí me he sentido realizado y valorado por todos. Por el público, aficionados, prensa... Quizás en algunos momentos de mi carrera sí que sentía que no me valoraban, porque lo que yo hacía no se traducía ni en la prensa ni en las empresas ni en muchos aficionados.

Veía que todo el esfuerzo no se veía recompensado. Pero al final, por todo lo que he peleado y sufrido, sí he sentido el cariño y el beneplácito general.


- Demostrando poder con todo tipo de ganaderías. Es una de las cosas por las que antes se caracterizaba una figura del toreo.
 
Sí. Lo que ocurre es que la historia del toreo también ha ido cambiando, y las maneras de entender el toreo también. Antiguamente, en la época del Guerra o de Joselito y Belmonte, se requería un toreo más poderoso, batallador y lidiador en la extensión de la palabra. Se trataba de preparar al toro para la muerte. Después, el toreo ha ido evolucionando hacia cosas más artísticas. A lo mejor se ha dejado un poco la base del toreo, que es la lucha del torero contra la fiera. Son gustos distintos.
- Pero el problema es que estamos aburriéndonos. Porque el toreo artístico está siendo demasiado previsible.
 
Sí, en ese aspecto el toreo ha perdido emoción. Todo ha evolucionado. Los ganaderos ahora tienen un toro mucho más bravo y más previsible. Antes era todo más imprevisible. Incluso, porque te salía un toro mansísimo que te saltaba dos veces al callejón, que había que ponerle banderillas negras... Ahora eso ocurre menos. Ha habido un momento en el que todo ha sido demasiado light. Yo creo que los públicos, ganaderos y toreros ya se están cansando de lo light, y dentro de esa selección cada vez más depurada, buscan la bravura exigente. Las faenas ahora son mucho más duras que nunca. Hemos perdido en emoción por lo previsible, pero a la vez creo que los toros tienen más fondo, tienen más fuerza tanto las embestidas como el toreo cuando llega ese toro que a todo el mundo pone de acuerdo. Ese toro bravo, encastado, que necesite también de esa lidia para someter esa fiereza pero que a la vez tiene nobleza de embestir siete veces por abajo, y que haya un torero capaz de meterle la muleta siete veces por debajo de los pitones. Cuando eso llega, todo el mundo se pone de acuerdo.


- No sale mucho así. Ahora se habla de “cuidar” al toro para que llegue a la muleta.
Han pasado años en los que se optó por la nobleza y bondad por encima de todo. Eso se está acabando. Incluso, los ganaderos (entre comillas) comerciales buscan esa fiereza, casta, duración y movilidad para que haya espectáculo. Las figuras, dentro de esas ganaderías, buscan para plazas importantes aquellas que tengan raza. Distinguimos entre ganaderías duras y comerciales y creo que esa cuadrícula es mucho más amplia, tanto de un lado como de otro.


- Francia siempre te respetó.
A mí me sirvió mucho y yo he tenido un buen feeling con esta afición. He tenido dos o tres altibajos en mi carrera y siempre he salido a flote a través de Francia. De todos modos, creo que se está comercializando también, porque casi todas las empresas son españolas, y aunque todavía tiene su fuerza y los aficionados tienen su manera de hacer las cosas, pero en mi época los triunfos tenían más repercusión. Más recompensa. Mi primera corrida de Miura la toreé en Arles, corté tres orejas y no tenía nada hecho. Pues desde esa corrida acabé en todas las ferias francesas, sin excepción, incluso en pueblos con corridas muy duras. Ahora eso cuesta trabajo. Tiene su fuerza porque hay unas comisiones que exigen toreros y ganaderías a las empresas. Pero creo que Francia era más buena en mi época, cuando tenía mucha repercusión lo que se hacía en la plaza, que para los toreros es vital.


- Es muy duro el camino que hiciste en el toreo. Si volvieras a ser torero, ¿cambiarías algo o elegirías el mismo camino?
 
Los caminos no los escoge uno. Son los que te van marcando la vida. Con el corazón en la mano, te digo que no elegí el camino de las duras. Si tengo que escoger un camino no elijo uno tan duro como el mío, pero las circunstancias me llevaron. Tuve un aprendizaje muy bueno en la escuela de tauromaquia, muy basado en el poco a poco. Tuve una buena etapa de novillero sin picadores y el primer año con picadores oreé cuarenta novilladas. Las cosas iban bien. Pero llegué a las plazas de responsabilidad y me vine abajo, incluso me retiré. Y cuando arranqué lo hice de cero. Me dieron cuatro o cinco corridas en pueblos, y muy difíciles. Hasta que me pusieron en esa de Miura en Arles.

Gracias a que había triunfado con una de Yonnet, una limpieza de corrales en octubre. A partir de ahí empieza mi carrera en las alturas. Era lo que me daban y me agarré a eso como a un clavo. Si no me daban esas no me daban otras y lo necesitaba para estar en las ferias, ganar dinero y hacerme un nombre. Pero si me dicen que empiezo otra vez y me dan un camino más fácil, nadie es tonto.

- Siempre ha debido haber equilibrio. Matar unas ganaderías pero también otras. No con esa separación imperante.
 
Esa ha sido la lucha de toda mi carrera. En todos los sitios he matado las duras, y llegó un momento en el que lo veía económicamente bien recompensado. Pero observaba que las figuras ganaban más dinero que yo y que mataban mejores corridas. Y quería eso. No me negaba a matar las duras porque la gente me quería ver con esas y al empresario le venía bien, pero también quería las buenas para alternar con otros toreros. Y al final lo conseguí. Mataba las de Miura o Victorino, y la de Cuvillo, El Pilar, El Puerto o Domingo Hernández. Pero cuesta mucho salir de la cuadrícula de los empresarios y de la prensa.

- Incluso de la de los toreros, que quieren ir muy abrigados entre ellos.
 
Pero vuelvo a lo mismo. Siempre digo esto cuando voy a tertulias, y la gente me dice que parece mentira que salga de mi boca, pero hablo con sinceridad. Aquí cada uno, cuando tiene su fuerza, la usa. Los que tienen que poner un poco de criterio son los empresarios. Pero los toreros...

Yo lo he hecho cuando he podido. Si he podido matar una corrida más a modo y que me permita mejor el triunfo, pues la he pedido. Y cuando he podido tener un cartel con más tirón, pues lo he cogido. ¡Como hace todo el mundo! Eso es así, porque para eso se lucha en la vida, para ascender.

Eso es ley de vida. Que nadie se engañe. A las figuras les cuesta Dios y ayuda mantenerse ahí, con un triunfo y otro triunfo, y una cornada y otra cornada, y exigen porque pueden exigir. Lo veo lícito.

- Hay mucha verdad en su forma de concebir el toreo y ha sido un torero muy completo. Le hemos visto lidiar, poner banderillas, no dejarse vencer nunca, ponerse delante del toro a pesar de tener muchas dificultades, siempre cruzado, pata pa´lante, entrando a matar muy por derecho... Todo con mucha vergüenza torera.
 
Vergüenza torera he tenido, y también pundonor y amor propio. He tenido siempre sinceridad. Le he puesto ilusión. He tenido momentos malos en los que nada de esto salía en la plaza, y he sufrido mucho. Pero es verdad que para torear este tipo de corridas el poderío tenía que salir de alguna forma, para poder triunfar en ellas. Y en ese aspecto creo que siempre le he puesto el corazón.


- Y qué difícil, porque sólo vemos al héroe. En ocasiones nos olvidamos que detrás de torero está la persona.
 
Es difícil. A veces te crea una sensación de desasosiego e impotencia el ver que lo estás exponiendo todo y dedicándole tu vida y alma y las cosas no se ven recompensadas. Pero es la vida misma. Para unos el camino es más llano y para otros más rocoso. Luego está la capacidad de cada persona, que es muy importante para ser algo en cualquier cosa en la vida. La capacidad de sufrimiento y de resolver.


- Superación.
Hay que intentar superarse. Hasta en los momentos más aciagos, hay que estar peleando.


- ¿Es eso lo que enseña a los chavales de la Escuela José Cubero “Yiyo”, con sede en Las Ventas, de la que es director?
Por supuesto. Eso es lo que me gustaría transmitirles. Que se diesen cuenta de que esta es una profesión muy bonita pero muy difícil. Muy ingrata en algunos momentos, pero muy gratificante en otros. Muy injusta y a la vez muy agradecida. Tienen que darle todo para que el toro se lo devuelva.

 El toro no regala nada. Estamos viendo, y en estos años más que nunca, que aquí se muere de verdad. Se juega con la juventud y con la vida de las personas, y eso cuando uno lo siente en sus propias carnes es muy duro. Yo intento decirles de la dureza pero a la vez orientarles y facilitarles el camino para que puedan seguir si de verdad tienen vocación de torero.


- ¿Y qué me dice al respecto de la polémica del Batán?
 
Estoy en la Escuela José Cubero “Yiyo” y entrenamos en Las Ventas porque nos tuvimos que ir del Batán. El lugar pertenece al Ayuntamiento y éste nos cortó las alas. La Comunidad nos acogió y por eso estamos en Las Ventas. En el Batán, los que los están usando bien usado son los profesionales que entrenan en la Casa de Campo. Banderilleros, novilleros, matadores... Y luego hay otra gente, que parece ser que tenía un contrato y que se les ha pasado y ya está. Querrán clausurarlo y nada más. El Batán no puede usarse para otra cosa que no sea Tauromaquia. En las próximas elecciones, si Dios quiere, todo será más normal y la escuela volverá allí. Alternaremos el Batán con Las Ventas, sitios incomparables.


- Ayuda a su suegro, D. José Escolar, en la ganadería. Un torero de aficionados en una ganadería del gusto del aficionado. Buen binomio. ¿Me imagino que usted y D. José estarán muy de acuerdo en los tentaderos?
 
La gestión de la ganadería la lleva él, y está en el sitio que está gracias a él. Antes hemos hablado de ese tipo de toro que pone a todo el mundo de acuerdo, y ese es el que buscamos todos. Ese toro encastado, bravo, con movilidad, que le exija al torero pero que cuando el torero se comprometa de verdad pueda sacar todo de él. Con ese hay poca discusión. Luego hay otros matices que él los ve de una manera y yo de otra.


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