viernes, 11 de mayo de 2018
A Fortes le niegan injustamente una oreja en San Isidro
En la última Feria de Abril, Manuel Escribano demostró haber recuperado plenamente la forma física, después de su grave percance. En Bilbao, además, toreó al natural con categoría. El primero, de bella estampa, mansea. Escribano se luce en el par al quiebro, al violín. Brinda a Adolfo Suárez. El trasteo es correcto pero el toro no transmite absolutamente nada. Una joven castiza enjuicia al toro:
«Un soseras». Un aficionado exigente corrige: «Un buey. O un borrego». (Lo malo es que estos diagnósticos servirán también para sus hermanos). Recibe a porta gayola al cuarto, que sale huyendo y acaba derribando pero sin celo. Arriesga mucho Manuel, como de costumbre, en el par por dentro. El toro parece bondadoso pero se apaga. Escribano se esfuerza, no está mal pero la emoción es imposible.
Daniel Luque perdió el sitio que tenía en las grandes Ferias y ahora intenta recuperarlo: no es fácil, aunque conocemos sus cualidades. El segundo es un gigantón que impone, con sus 660 kilos. Luque demuestra su capacidad con esta mole, que embiste con nobleza pero no repite; logra ligar sólo una serie el natural y lo pasa mal, al matar. Escucho a un aficionado al deporte: «El toro parecía un campeón de los pesos pesados con alma bondadosa». El quinto es un manso descastado que aburre a la gente y acaba desentendiéndose de la lidia: ¡triste espectáculo! Luque no tiene opciones.
Fortes ha logrado sobreponerse a dos gravísimas cornadas. En el tercero, que embiste dormido, sin fijeza, se muestra muy firme y seguro, aguantando las inciertas y cansinas embestidas pero mata caído. En el sexto, altote, brillan Francisco de Borja, a caballo, y Carretero, con los palos. Brinda a su padre y se queda muy quieto, reposado, pero sin la rigidez de antaño. El toro se desentiende de la muleta y se lo echa a los lomos. Prosigue, valiente y sereno: cuando ya parecía imposible, ha logrado entusiasmar al público. Mata bien y la petición de oreja es unánime. ¿Por qué no se le concede?
Todavía no lo entiendo: ni por méritos ni por reglamento. A pesar de la notoria injusticia, lo que más importa es comprobar que ha mejorado mucho.
Una vez más, la vieja polémica: ¿pueden embestir unos toros con tantos kilos? No es fácil pero sí pueden, si tienen motor. Hay que repetirlo siempre: en un toro, lo que importa no son los kilos sino la casta brava.
Postdata. El equipo veterinario de Las Ventas ha entregado su premio a la corrida más completa de la pasada temporada a la de Domingo Hernández, lidiada el 2 de junio. (La misma ganadería que ha triunfado en Sevilla con el indulto de «Orgullito»). Quiero subrayar que este premio se acaba de crear justamente como respuesta al lamentable final que ha tenido, cediendo a presiones antitaurinas, el que, desde hace dieciséis años, entregaba el Colegio de Veterinarios de Madrid: un ejemplo más de esa falta de coraje, para mantener las convicciones, que tanto abunda ahora en nuestro «ruedo ibérico».
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario