martes, 1 de mayo de 2018

Feliz debut de Pablo Mora y Francisco de Manuel en Las Ventas



Corta una oreja cada uno en la manejable novillada de López Gibaja que abrió la Feria de la Comunidad de Madrid


Francisco de Manuel firma un muletazo mirando al tendido
Francisco de Manuel firma un muletazo mirando al tendido - Paloma Aguilar
 
  Dos jóvenes madrileños tienen un feliz debut como novilleros con picadores en Las Ventas, en el primero de los dos festejos de la Feria de la Comunidad. A pesar del frío, el puente festivo y el fútbol, la plaza registra una buena entrada. Los novillos de López Gibaja, de Plasencia, encaste Domecq, de más lógica presentación que los del domingo pasado, dan juego aceptable.

Amor Rodríguez, de Torrejón, ha cumplido ya 25 años. En 2017, actuó sólo en dos festejos. En el primero, suelto, manejable, trastea con cierto oficio y mata con decisión. El cuarto saca genio. El diestro aguanta, sufre una voltereta y lo pasa mal, para matar: dos avisos.

Pablo Mora, de Moralzarzal, tiene 20 años. El segundo flojea, levanta protestas. Maneja los engaños con soltura, dibuja naturales suaves y mata con decisión: oreja. El quinto es el más serio, con 538 kilos, embiste desigual. Pablo vuelve a lucir sus buenas maneras, ahora por la derecha. Esta vez, pincha antes de la estocada pero mantiene la buena impresión.
Pablo Mora, en un pase de pecho
Pablo Mora, en un pase de pecho-Paloma Aguilar
Francisco de Manuel, de Arganda, ya abrió la Puerta Grande al ganar el certamen «Camino hacia Las Ventas», en 2016. Va a cumplir 18 años. Recibe al tercero, que se mueve mucho, con verónicas, cargando la suerte. Banderillea vistoso, con un buen par al quiebro. Comienza de largo, de rodillas, conecta fácil con el público. El trasteo es desigual, novilleril. No redondea faena pero deja ganas de verlo más. Y mata cruzando con limpieza: oreja. En el último, se ovaciona al picador Jesús Vicente.

 El diestro vuelve a mostrarse desigual, en banderillas, pero cierra bien el tercio, al quiebro. (Aunque es la hora del fútbol, nadie se va). Comienza con cuatro muletazos, en el centro, que hacen subir la temperatura. Da distancia, adelanta la muleta; a veces, liga bien. Lo mejor, intenta mandar. Esta vez, no mata tan bien, se pide la oreja pero ha de contentarse con la vuelta al ruedo. La salida en hombros hubiera sido excesiva pero queda clara su capacidad.

La gente sale contenta, dos novilleros prometedores: Pablo Mora destaca por su estilo; Francisco de Manuel, por su ambición. ¡Mucha falta hacía que surgieran novilleros como éstos, que ilusionen a los aficionados!

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