domingo, 1 de julio de 2018

Enrique Ponce corta cuatro orejas en Soria



Sale a hombros con Román

Enrique Ponce, en imagen de archivo
Enrique Ponce
 
 Enrique Ponce y Román han abierto esta tarde la puerta grande de la plaza de toros de Soria, en el festejo que despedía la feria taurina de San Juan y en la que formaban cartel con Cayetano Rivera, que ha tenido que conformarse con una oreja.

Se han lidiado seis toros de la ganadería de Torrestrella, bien presentados, nobles pero faltos de fuerza.

Enrique Ponce, dos orejas y dos orejas.

Cayetano Rivera, aplausos y oreja.

Román, dos orejas y aplausos.

Casi lleno en tarde calurosa.

Enrique Ponce ha demostrado en su regreso a Soria, en el Domingo de Calderas, los motivos por los que está en lo más alto del escalafón taurino. El torero valenciano, tras evitar castigar en las dos primeras suertes, ha abierto el festejo con una faena repleta de recursos y de temple, en el que ha llevado a su enemigo adonde ha querido. Además le ha matado a la primera con una estocada hasta la empuñadura.

En su segundo, ya con el público rendido, ha vuelto a ligar muchos pases a su enemigo, sin dejar que el toro se le escapase. Ha vuelto a matar con una estocada impecable.

Cayetano Rivera no ha estado fino con su primer enemigo en Soria. El toro ha andado demasiado suelto durante la faena y al matador sevillano no se le ha visto cómodo y le ha costado ligar la faena. Además, ha tenido un par de sustos por derrotes del toro a los que, afortunadamente, ha sabido responder. El público sólo le ha correspondido con aplausos.

En el segundo, Cayetano ha entrado mejor, recibiendo a su enemigo. Tras brindar a la afición, ha cuajado una faena más que aceptable y ha matado bien, pero la presidencia sólo le ha concedido una oreja.

Román ha puesto toda la carne en el asador en el primero de su lote, al que ha recibido de rodillas. En la faena, el toro le ha cogido pero afortunadamente se ha quedado en un susto, del que se ha rehecho el torero para cuajar una buena faena y matar con una estocada profunda, que le ha servido para cortar dos orejas.

En el segundo de su lote, que cerraba el festejo, Román ha realizado una faena aceptable pero ha matado con una media estocada y, en el descabello, ha necesitado once intentos para terminar con la vida de su enemigo, lo que le ha privado de cortar más apéndices.

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