miércoles, 29 de agosto de 2018

El Tato, apoderado de Escribano: "Las enfermerías no pueden estar en manos taurinamente inexpertas"

"Parece mentira que en la época en la que estamos, con tragedias tan recientes, las autoridades no tomen las medidas correspondientes para evitar situaciones de este tipo", afirma el mentor del diestro de Gerena tras la experiencia vivida en la UVI móvil de la plaza de Belmonte

El equipo del Dr. Masegosa, en plena exploración de la herida de Escribano. APLAUSOS ha decidido no publicar el resto de imágenes de la intervención por su crudeza.
El equipo del Dr. Masegosa, en plena exploración de la herida de Escribano. APLAUSOS ha decidido no publicar el resto de imágenes de la intervención por su crudeza.
Ángel Berlanga

Raúl Gracia "El Tato", matador de toros y apoderado de Manuel Escribano, fue quien tomó la determinación de trasladar al torero de Gerena hasta la Clínica Santa Cristina de Albacete tras el percance sufrido este lunes en Belmonte. El Tato, a la vista del trato que estaba recibiendo su poderdante en la UVI móvil comandada por el Dr. Javier Albendea, no dudó en contactar con el Dr. Pascual González Masegosa -cirujano jefe de la enfermería de la plaza de toros de Albacete- y pedirle que se ocupara de examinar la herida sufrida por Escribano en la zona inguinal.

"En el momento de la cornada yo estaba relativamente cerca de Manuel, lo suficiente como para apreciar la seriedad del percance. Además, de camino a la UVI móvil me fijé en el reguero de sangre que fue dejando. Una vez tumbado en la camilla, empapó las sábanas y dejó un charco perfectamente visible. Mi primera sorpresa fue cuando vi cómo el médico se centraba en las heridas de la cara y no le daba ninguna importancia a la cornada de la ingle", relata indignado El Tato; "le pedí al médico que dejara esas heridas para más tarde y se centrara en la de la ingle. No entendía por qué no lo hacía si, además, al cortarle la taleguilla vimos que por el boquete que había dejado el pitón cabía prácticamente un puño. Lo lógico es dejar actuar a los médicos, pero cuando me dijeron que lo de la ingle era superficial me puse en alerta".

El relato de El Tato parece surrealista, pero es real: "En ese instante localicé al Dr. Masegosa. Le expliqué la situación y conforme colgué le dije al Dr. Albendea que quería llevarme al torero. Él decía que no hacía falta, que ya estaba acabando y que lo de la ingle únicamente afectaba a piel y grasa. Me dijo que los regueros de sangre se deberían a las heridas de la cara -el torero sufrió múltiples erosiones en el rostro fruto de la voltereta- y me di cuenta de que hablábamos idiomas completamente distintos. Me aseguró que no hacía falta que me llevara la UVI, que el festejo no podría continuar si lo hacía y que Manuel podía irse directamente a su casa. Afortunadamente, no lo consentí".


El Tato continúa explicando: "Como los médicos no querían cedernos el uso de la ambulancia, pedí una ex profeso para nosotros. Me dijeron que tardaría cuarenta minutos y fue cuando le dije al empresario que iba a llevarme la que había y que si debían parar el festejo, que lo hicieran. Entre tanto, yo veía de fondo cómo le cosían la cabeza a Manuel y, a la vez, cómo seguía sangrando la cornada de la ingle… Lo tenía claro. Tanto el empresario como la presidenta de la plaza y el delegado de la autoridad también estaban de acuerdo. Todos, menos el médico, que seguía en sus trece".

Masegosa y su equipo entraron en escena conforme Escribano ingresó en la Clínica Santa Cristina: "Cuando llegamos la atención de todos fue exquisita, incluyendo la del anestesista Jesús Cuesta. Destaparon la herida delante de mí y aquello seguía sangrando. Masegosa le subió a quirófano y después de dos horas de intervención el equipo al completo nos contó que habían tenido que reabrir la herida y que la cornada era seria. Entendían que habíamos procedido correctamente y que, lo otro, lo de habernos ido a casa, hubiese sido una temeridad".

El Tato no se esconde y denuncia públicamente la situación: "Parece mentira que en la época en la que estamos, con tragedias tan recientes, las autoridades no tomen las medidas correspondientes. Ayer por suerte el susto no pasó a mayores, fuimos rápidos y tuvimos también la suerte de tener a noventa kilómetros a un cirujano taurino de máxima categoria como el Dr. Masegosa. Luego nos quejamos cuando hay desgracias, pero estas cosas hay que denunciarlas. Las enfermerías de las plazas de toros no pueden estar en manos taurinamente inexpertas".
El parte médico firmado de madrugada por el Dr. González Masegosa confirmó la gravedad del percance. Al reabrir y explorar la herida, según el texto, "se observa una arteria muscular con hemorragia activa que se liga y una trayectoria de 15 centímetros con dirección a la región inguinal que produce una rotura de la musculatura adductora. Pronóstico grave".

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