viernes, 19 de octubre de 2018

TAURINO MEXICANO JOSE VELASQUEZ DISFRUTA DEL TOREO EN VENEZUELA

Con la flecha de Cupido

José Velasquez y Gilian Rojas en las corridas de la Feria de Tovar en torerismo puro.

Jesús Ramírez "El Tato"
El mundo taurino es mágico y envolvente, y atrae a personas que se adentran con pasión convirtiendose en paladines de la fiesta brava y además, dignos representantes que enarbolan banderas por su defensa y proyección.
 
Por nuestros predios venezolanos en aguda crisis, se encuentra un gran taurino nacido en el DF mexicano, José Velásquez es su nombre, buen conversador y conocedor del ambiente taurino, con varios años residenciado en Chicago, donde preside el Club Taurino de Chicago que esta afiliado a la National Asociation of Taurine Club of the United States of América.
 
Alli mantiene viva la llama taurina con aficionados de Chicago, Los Angeles y Nueva York con el propósito de promover y exhaltar los valores de la tauromaquia, para lo cual realizan una convención anual que ya ha tenido sedes importantes en Nueva York, México y España.
 
Nos dice José Velásquez que cada miembro de las entidades taurinas, es considerado un embajador que como tal se obliga a representar a los aficionados de Estados Unidos en el mundo y ofrecer hospitalidad y proyeccion de la fiesta brava. Añade que hacia el norte de California, cerca de Sacramento, se realizan con gran apoyo popular de aficionados, cerca de 30 corridas de toros.
 
José Velásquez, -con nombre y apellido de toreros famosos y artistas- no vino a nuestro país por mera casualidad, vino con la flecha de Cupido clavada en su corazón, para contraer nupcias con una maracayera de solera como Gilian Rojas, la hija del recordado matador de toros Adolfo Rojas, de inolvidables triunfos en cosos de primera en España y América.
 
Muy unidos los vimos en barrera en la reciente feria de Tovar, presenciando con entusiasmo las corridas de Virgen de Regla y además disfrutando del hermoso paisaje andino, sus bebidas y comidas, envueltos en el mejor halo de vida y disfrute.  La feria de la Sultana del Mocotíes, -nos decía Velásquez- constituyó una encrucijada de emociones  en un coso unico por su preciosa arquitectura y comportamiento de los aficionados.
 
No solo quedo flechado por Cupido su corazón enamorado, sino su pasión taurina que en Tovar se fortaleció con la promesa de volver el año próximo con representantes del Club Taurino de Chicago

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